23. Una y otra vez

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Pronto, me arrebataron a mi chica de los brazos, y la envolvieron en una gran algarabía en la que ella, Lola, Gael, Laurent y hasta Hally brincaban y gritaban como locas, mientras una a una escudriñaban por unos cuantos minutos en el anillo. Los chicos se acercaron a mí, y me abrazaron por felicitación a lo que ellos consideraban toda una hazaña que para mí era la mejor decisión de mí vida, la única de la cual estaba seguro jamás me arrepentiría.

– ¿Por qué no me dijeron nada? – reclamó ella ofendida, pero con una gran sonrisa en el rostro.

– ¿Cómo crees? – Respondió Laurent – estoy segura que ni siquiera a la imprudente de Lola se le hubiera ocurrido contarte, es algo que debe nacer como sorpresa, y ¡morir como sorpresa!

– Bueno pero esto hay que celebrarlo – dijo Lola, comenzando a caminar hacia la carretera de nuevo – que tal un Karaoke en nuestra casa ¿no Itam?

– ¡Claro vamos! – contestó el animado, y yo me sentí un poco pesaroso por cómo lo sucedido con K', llevó su reciente matrimonio y lo consecuente a un segundo plano. Era la primera vez que yo iría a su nuevo lugar.

Ella se fue feliz abrazada de las chicas, y yo agradecía profundamente la compañía y la complicidad de todos, pero para ser sinceros, lo único que quería era estar a solas con mi prometida, y disfrutar de esta reciente nueva etapa de nuestra vida, viéndola a los ojos y disfrutando de nuevo de sus besos.

Manejé por las calles de Londres con ella pegada a mí, a gran velocidad, con el único interés de llegar antes que todos los demás para disfrutar aunque fuera de unos pocos momentos de intimidad.

– ¿Estás seguro de esto? – me preguntó justo cuando bajamos de la moto, mirando su anillo.

– Jamás había estado más seguro de algo – Respondí sentándome en el andén a su lado– ¿Por qué, tú no estás segura?

– Por supuesto que sí – dijo poniendo su cabeza en mi hombro – nada me hará más feliz, lo sé.

– Te amo – dije intentando hacer de nuevo contacto visual – al instante volví a sentir sus labios en los míos, disfrutando de su intensa y de nuevo brillante mirada que para mi sorpresa sostenía embelesada y sin ningún esfuerzo.

– Fui muy tonta – dijo delineando mis cejas con su índice – siento haber dejado de ver tus ojos por tanto tiempo, los extrañaba tanto.

–No digas eso belleza, te entiendo perfectamente, es innegable que ese señor y yo nos parecemos.

–Son solo del mismo color, y tal vez la misma forma, pero la expresión es completamente distinta, a través de tu mirada yo solo veo amor, en la de él o hay más que porquería.

– Bueno si tú lo dices – respondí besando la punta de su nariz.

– Mike quiero ir mañana mismo a Dublín – Dijo entrelazando sus manos con ansiedad – necesito acabar con esto lo más pronto posible.

– Pero mañana es domingo mi amor – dije poniéndome de pie – podríamos hacer algo para celebrar.

– Precisamente por eso quiero ir, de seguro habrán visitas en la prisión – apreté mi quijada, y en vista de que estaba seguro ella no iba abandonar el tema, simplemente asentí.

Pronto llegaron los demás y entramos al gran apartamento de Lola. Finalmente la velada terminó siendo mejor de lo que me imaginé, muchas risas calidez, y la mayor cantidad de tranquilidad imaginable, se respiró en el ambiente renovado y feliz por fin. Las miradas que me rodeaban dejaron de ser lastimeras, y pasaron a ser de alegría y felicitación, al vernos a K' y a mí, interactuar de nuevo con naturalidad y con muchísimas demostraciones físicas de cariño (incluso más que antes). Toda la noche no hizo más que besarme y verme a los ojos, y en algunas ocasiones, la notaba concentrada en su anillo, con la mirada cargada de esperanza y de amor.

Libremente tuya (Segunda parte de la serie libre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora