20. Por siempre hasta el fin.

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- Buenos días - Saludó un oficial de policía, justo cuando abría la puerta para irme- ¿es esta la habitación de la señorita Kara Pusset?

- Sí, ¿en qué puedo ayudarle? - respondí.

- Necesitamos que la señorita nos de su declaración de los hechos, y que firme la denuncia oficial.

- No creo que ella esté en condiciones - respondí intentando evitarle ese paso - mi hermano la encontró, seguramente él puede declarar.

- De hecho ya tomamos su declaración, pero la que más necesitamos es la de la señorita.

- Lo haré - dijo ella sorprendiéndome.

- Pero debe estar a solas joven - dijo el oficial con firmeza y yo me salí de la habitación sin deseos de discutir con él, ya era suficientemente duro para Kara, como para ponerme a aumentar la tensión.

- ¿Cómo te fue? ¿Te dijo algo? - preguntó Lola, poniéndose de pie cuando me vio aparecer en la sala de espera. Yo negué con la cabeza sin atreverme a hablar más. - ¡Me va a oír! -Dijo Lola con enojo dirigiéndose al pasillo.

- No puedes entrar Lola, le están tomando su declaración - dije agachando la cabeza, mientras los demás suspiraban, podía sentirse la tensión.

El oficial salió minutos después afirmando que la entrevista había surgido con normalidad, que la chica había narrado lo sucedido, y había puesto su firma en el papel.

Los médicos le dieron de alta esa misma mañana, los análisis indicaron que no había habido penetración pero a mí ese detalle me daba lo mismo, la destrucción había comenzado con solo invadir su intimidad al verla en desnuda, al intentar forzarla a hacer algo que no quería. Ya empezaban a notarse en sus brazos los moretones, y también tenía una pequeña contusión en la cabeza. Eso ya era motivo suficiente para odiar más a ese tipo, para desear matarlo con mis propias manos, pero por mi propio bien, el de mis hermanos, y el de la misma Kara, debía conformarme con hundirlo en la cárcel todo el tiempo que fuera posible.

Fuimos directo del hospital al aeropuerto, saldríamos hacia Londres. Estuvimos de acuerdo en que era lo mejor para Kara. Todo era torturante, ella, con solo sentir que yo estaba demasiado cerca comenzaba a temblar y yo quería abrazarla, confortarla y que con mi calor, pudiera transmitirle todo el amor que sentía por ella, quería sacarla de la oscuridad en la que se encontraba presa tras esa venda que ella se había impuesto al no abrir los ojos nunca.

Los días pasaban, pero ella no evolucionaba. A mí la impotencia me invadía, nada funcionaba. A pesar de que Sweet no se le despegaba, y que todos sus amigos y familia habían ido a verla, ella no mejoraba, ni siquiera con Helen quiso abrir los ojos, y para ese punto ya estábamos todos al borde del colapso. No importaba la cantidad de métodos que usáramos, ella seguía sin hablar, y comía porque su mamá prácticamente la obligaba, pero lo peor de todo, es que nunca y para nada abría sus ojos.

Una semana sin ella en mi vida y estaba desesperado, sin ella no era nada, y todo estaba siendo absurdamente contradictorio, quería no despegármele nunca, quería estar a su lado, pero mi sola presencia en una misma habitación la alteraba, comenzaba a llorar, a quejarse, y cuando me le acercaba demasiado a temblar. Y dolía, dolía como un carajo que sufriera de esa manera, que no tolerara mi presencia. Así que decidí, definitivamente no volver a verla.

Lola insistía en que yo era lo único que ella necesitaba, pero era evidente que no, no podía ser tan egoísta, esta vez no podía salvarla. Por más que quisiera solo empeoraba las cosas. Aprovechaba solamente los ratos en los que estaba seguro que dormía, para poder verla, pero aún dormida, si la tocaba, su cuerpo se retorcía.

Libremente tuya (Segunda parte de la serie libre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora