¡Contrólate Mike, no eres un adolescente! – me repetía en la cabeza, buscando que las cosas volvieran a su lugar.
- ¿Qué te sucede? – Me preguntó Kara acariciando mi espalda – estás extraño.
- Solo estoy intentando resistirme.
- ¿Resistir qué? – preguntó, y por su tono adiviné una sonrisa en su rostro.
- No juegues conmigo Kara, sabes a lo que me refiero.
- Quiero mi beso de buenas noches novio – exigió ignorando mi reclamo, y obligándome a girar hacia ese lado.
- Ya está – le di un pequeño beso en sus labios y apreté mis ojos, sin tocarle un pelo - buenas noches
- ¿Pero a que le temes por Dios? – Preguntó entrepernándome atrevida y abrazándome con fuerza mientras yo apretaba los ojos - No va a pasar nada que tú no quieras – decía entre risas imitando la voz masculina – llegaré hasta dónde me dejes llegar... – no pude más y de mi escapó una sonora carcajada – Nunca podría faltarte al respeto – seguía con su voz gruesa como de entrenamiento militar y ambos nos reíamos.
- Eres increíble Kara Pusset – dije fingiendo indignación - ¿Ésta es tu forma de ir despacio? Primero soy tu San Valentín, luego te autoproclamas mi novia delante de mi familia, y ahora ¿quieres violarme? – el turno de reír fue para ella.
- Es tu culpa eres un provocador, durmiendo solo en bóxers – soltó acariciando una de mis piernas, provocando que alejara de repente mi pelvis de ella, haciéndola carcajear de nuevo.
- Siempre duermo así, fuiste tú la que te metiste en mis sábanas.
- ¡Pero yo al menos traigo pijama!
- Que es muy delgada por cierto – dije acariciando la suave tela en su espalda.
- ¿Hace cuánto que no tienes sexo? – preguntó sorprendiéndome en ese tono divertido que era su nueva costumbre.
- Hace muuuuucho – respondí exagerado mientras ella reía.
- ¿Exactamente cuánto? Es que para los hombres mucho, puede ser una semana.
- ¡No te creo! ¿Con qué clase de hombres te relacionas? – ella se carcajeó.
- ¡Los hombres son como animales! Solo piensan en sexo, a estas alturas eso todo el mundo lo sabe, ya es cultura general.
- Hace más de un año – respondí riendo y sentí como se sentó en la cama con rapidez.
- ¡Demonios! No me digas que tu última fue Nathaly.
- Sí te digo.
- Uchhhhh ¡qué asco! – respondió dejándose caer pesadamente en la cama de nuevo.
- ¿Y tú hace cuánto? – pregunté.
- No hablemos de eso – respondió seria.
- ¡No te lo creo! ¿Tu último fue Simón? ¡Qué assssco! – dije sin dejarla responder, y ambos reímos.
- Estamos jodidos novio – dijo al cabo de un rato.
- Ya nos estamos reparando novia – respondí y se acercó a besarme.
Poco a poco el beso se fue poniendo más intenso, ella subió sobre mí sin perder el contacto de nuestros labios, y naturalmente mi cuerpo comenzaba a responder. Sus labios eran mi perdición, su cuerpo era mi perdición, moría por probar cada parte de ella, por acariciar cada rincón, pero mis manos se mantuvieron firmes en su espalda hasta que el beso poco a poco fue bajando el ritmo.
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Libremente tuya (Segunda parte de la serie libre)
RomansaNo amas a alguien por su apariencia, o su ropa, o por su carro costoso. Si no, porque canta una canción que solo tú escuchas. ¨Oscar Wilde¨ La libertad es ese preciado tesoro que todos necesitamos y anhelamos, pero que solo extrañamos cuando lo sen...