Tenía en mis manos el periódico, estaba encerrado en mi oficina y tuve que aflojar el primer botón de mi camisa. No podía creer que fuera real, releía una y otra vez aquella noticia pero no podía dar crédito a lo que mis ojos leían.
¨La prometedora, joven y bellísima cantate Mariane Carrets, conocida popularmente con su nombre artístico Marinné, fue encontrada muerta la mañana de ayer en su residencia en París. Según datos que han sido revelados a la prensa por la policía, todo se trató de una sobredosis.
Fuentes cercanas a la joven soprano, promesa del pop de la nueva era; afirman que constante conflicto con su manager (y reciente esposo) Harlod Yates, la llevaron al consumo de alcohol y de drogas sin ningún tipo de mesura.
Hemos seguido la pista del productor y esposo de la víctima, quien a pesar de haber respondido nuestras llamadas no ha querido dar ningún tipo de declaración.
Marinné, ahora es una más de las artistas prometedoras que acaban radicalmente con sus carreras y sus vidas por culpa de los narcóticos¨.
– ¿Qué sucede? – Dijo Mitchell entrando a mi oficina – tienes mal aspecto.
– ¿Ya viste las noticias? – pregunté mientras ella sacudía la cabeza negativamente.
– Ahhh – Exclamó periódico en mano, llevándose la mano a la boca – Dios mío pero que cosa más terrible.
– Mi amor, tienes que ver esto – Dijo Kara irrumpiendo en la escena con su acostumbrada vivacidad – Oh lo siento, buenos días Mitchell – le dio un abrazos a mi secretaría y se sentó frente a mí – sé que te encantarán cielo, yo aún no puedo escoger mi favorita – comenzó a buscar algo en su bolso y se detuvo de repente. –¿ Estoy siendo imprudente verdad? – preguntó alternando la mirada entre Mitchell y yo.
– No hermosura claro que no – respondí apoyando mi cabeza en el respaldo de la silla.
– Están actuando extraño – dijo cruzándose de brazos y mirándonos interrogante – ¿podría saber qué pasa?
Mitchell le tendió el diario a modo de respuesta, y vi cómo iban cambiando sus expresiones a medida que leía, pero no decía nada. Cuando terminó, nuestras miradas se conectaron, y creo que ambos nos preguntábamos la manera adecuada para reaccionar ante tal situación.
– Wao – dijo al fin – no es que esta chica me cayera precisamente bien, pero tampoco se merecía algo así.
– Sí, yo pienso igual – dijo Mitchell, pensativa agachando la mirada.
– Bueno, igual cada quien se busca su destino – dije buscando cambiar el tema – que en paz descanse, pero nosotros tenemos que seguir.
– ¡Qué cruel eres! – me regañó Kara al instante.
– Mejor muéstrame lo que querías que viera – miré en dirección a su bolso y su sonrisa picarona regresó.
– Primero me regalas una firma en este documento Mike – dijo Mitchell entregándome unas hojas, que tardé un poco en revisar, luego firmé para que inmediatamente después ella dejara la oficina.
–Ahora si todo tuyo – dije besando a mi prometida en la mejilla y sentándome a su lado.
– ¡Taran! – dijo riendo, y sacando del bolso cuatro tipos diferentes de tarjetas de invitación – ¿no te parecen hermosas? Mira ésta me encanta, la textura es muy particular, además la letra grande y ese color tan vivo no sé, me parece una excelente combinación, y mira, luego viene ésta que la adoré, ¡tiene un roble en marca de agua fantástico! Y eso no es lo mejor, la tercera...

ESTÁS LEYENDO
Libremente tuya (Segunda parte de la serie libre)
RomansaNo amas a alguien por su apariencia, o su ropa, o por su carro costoso. Si no, porque canta una canción que solo tú escuchas. ¨Oscar Wilde¨ La libertad es ese preciado tesoro que todos necesitamos y anhelamos, pero que solo extrañamos cuando lo sen...