3. Ella.

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Tenía que ser una jodida mentira. Estaba paralizado, y Gael se encontraba igual a mi lado. El médico poco a poco se fue alejando, y el dolor nos fue consumiendo hasta tragarnos. Ella cayó primero, de rodillas en el suelo cubriéndose la cara con las manos y desbordada por el llanto. Yo me agaché unos segundos después y me agarré a ella con la vida, y ambos lloramos juntos hasta que el cuerpo no podía más.

La vida era demasiado efímera, horas antes mamá estaba sonriéndome, consintiéndome y ayer hasta defendiéndome de ese maldito demonio que tenía por padre. Y hoy, en cuestión de horas simplemente se fue, para no volver. ¿Qué sería de mí sin ella? ¿Qué sería de nosotros sin ella?

No podía encontrar esa respuesta, pero sabía que mi fortaleza tenía que ser mayor que mi dolor. Mis hermanos me necesitaban, me necesitaban más que nunca.

- Levántate Gael – empecé a cargarla haciendo que se pusiera de pie.

- No la cuidé Mike, no la cuidé y era mi deber – decía sin parar de llorar - tenía que saberlo, tuve que haberlo notado.

-Shhh, ya cálmate ratona – así le decía cuando era más pequeña y ella se enojaba – no es tu culpa bueno, no es culpa de nadie, solo de la enfermedad.

- Es culpa de papá Mike, ella sabía que tenía que ponerse la insulina, sabía que sin ella y sin cuidados ella se agravaría, pero ¿cómo iba a pensar en eso? con mi papá engañándola con Nathaly y quién sabe con cuántas más.

- No pienses así Gael – le decía aún sabiendo que por dentro tenia las mismas conclusiones- mamá no nos dejaría, ella nos amaba. Intenta calmarte, tenemos que ser fuertes, Hally y Conan nos necesitan.

- No sé qué haré si ella Mike – dijo agarrándose a mí, y empapándome con su nuevo torrente de lágrimas mientras yo silenciosamente la acompañaba.

- Yo tampoco lo sé, pero tenemos que lograrlo, tenemos que aprenderlo.

Volver a casa sin ella fue horrible, tal vez la peor sensación de vacío que había tenido. Todos amábamos a mamá, ella era nuestro consuelo y la única que lograba mantener a la familia unida a pesar de las constantes discusiones con papá. Siempre nos consentía, nos animaba y nos apoyaba sin dudar en cualquier proyecto que quisiéramos emprender. Y ni hablar de la deliciosa comida que nos preparaba. Llegar y no sentir su abrazo, su beso o su bendición era lo peor. Y sé que Gael también lo sintió inmediatamente entramos, pero nos tomamos de la mano, infundiéndonos fortaleza, teníamos que mantener la compostura.

- ¿Y mamá? – preguntó Conan cuando nos vio entrar.

- ¿Dónde está Hally? – evadí su pregunta, pero necesitaba comprobar que la niña no estuviera cerca.

- En su cuarto, pintando. ¿Qué sucedió con mamá? – insistió, Gael se sentó en el sofá, y yo la levanté de inmediato. No quería que se sentara en él.

- Conan mamá estaba enferma – empezó a hablar Gael despacio – tenía diabetes, es una enfermedad complicada, ella debía suministrarse insulina todos los días a ciertas horas, pero al parecer olvidó unas dosis – Conan simplemente la miraba, esperando que terminara de hablar, en su tranquilidad habitual – el desmayo de esta mañana, duró mucho más de lo que podíamos permitir – veía cómo se le dificultaba encontrar las palabras – como ninguno de nosotros conocía su condición no supimos lo que había que hacer y mamá se puso muy grave.

- ¿Pero podemos entrar a verla? – preguntó haciendo que los ojos de Gael se llenaran de lágrimas.

- Conan, mamá... murió.

Libremente tuya (Segunda parte de la serie libre)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora