Sola

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Ruki y Verónica tenían algo en común: lo bien que podían manejar la indiferencia. 

Ya habían pasado semanas y ni una sola palabra. Verónica dormía con Lena, lo cual no le molestaba a Lena, pero no le gustaba lidiar con la tensión que los dos apáticos producían en la vivienda. Durante las noches, era un misterio el sin fin de cosas que hacía Verónica. Y no importaba ahora, por más que preguntaran, ella tendría una forma de evadirlos. 

 ―Eliza, ya, en serio. Han pasado semanas...―Lena le dijo mientras se vestían para una noche más. 

―Pasarán más ―contestó Verónica. 

―Quien diría que fueras tan... fría.

Verónica no dijo nada. Sujetó su cabello en una coleta alta, se puso sus zapatillas de aguja rojos y abotonó su camisa blanca. 

―Sé que es inútil preguntar pero, ¿qué harás hoy? 

―Lo que todas las noches, aunque hoy no iré al mundo de los demonios. 

―¿Y qué haces todas las noches?

―Lo que dices que es inútil preguntar ―abrió la puerta y salió. 

Iba bajando las escaleras, Ruki subiendo. Ambos se detuvieron en el mismo escalón, de lado a lado, mirando al frente que correspondía. Y no dijeron nada, de nuevo. Verónica odiaba que estuvieran así, pero no había mejor forma. Menos dolorosa. Más ideal. 

―Vero-san...―Azusa subió y la vio. 

Ruki desapareció. 

―Oh, pequeño, ¿todo bien? ―sonrió. 

―Uh...sí...―bajó la mirada.

Azusa tenía miles de preguntas en su cabeza. Pero siempre había una que quería hacerle a su preciada Vero-san, cada día, a cada segundo. Porque se preocupaba por ella. Porque, por más que la quisiera, no podía creerle. Su felicidad era una mentira.

―Hey ―Verónica puso su mano en el hombro de Azusa―, da lo mejor de ti hoy, ¿vale?

―Uh...está bien...

―Ese es mi pequeño ―sonrió―. Nos vemos ―se dirigió la puerta, y la cerró tras de ella.  

Ruki miraba por la ventana, viendo como Verónica partía una noche más. 

―Si no puedes dejarla ir, entonces no lo hagas. 

Se giró y vio a Lena detrás. 

―No entiendes la situación. 

―Lo hago, ustedes dos se aman con cada jodida molécula de su ser y la única forma de querer tratar con su desastre, con sus sentimientos, es tirándolos por la borda. Pero comenten un error...ambos siguen en el barco, y si uno piensa saltar el otro no lo va a dejar. Porque así somos ―se acercó a la ventana―, egoístas y sensibles.  

―Eso son los humanos. 

Lena rió y negó ligeramente.

―Deberían aprender de los mortales, al menos ellos suelen saber lo que quieren ―dijo ella―. Son seres extraordinarios ―sonrió con nostalgia. 

Ruki no dijo nada, si tan solo Lena supiera que ellos sabían muy bien lo que se trataba el ser un mortal. Si tan solo... 

~~~

April llegaba de natación, sus tíos la esperaban en la sala con las mismas preguntas de siempre. Deseaba no volver a ese lugar jamás. Verónica observaba desde lejos, desde todas las noches siguientes a su encuentro con Zweig.

Dark Hearted |Diabolik Lovers| Español Donde viven las historias. Descúbrelo ahora