Dark Hearted |Diabolik Lovers| Español

Miedo a las alturas

Elizabeth entró a su habitación lanzando su carpeta a la cama y se recargó en la puerta suspirando agotada. Empezó a sentir las lágrimas en sus ojos.

―No―se contuvo y fue a la ducha.

Por la ventana se veía el sol amaneciendo. Se despegó de sus ropas húmedas, se miró en el espejo y al reflejo de su cabello hecho un caos. Lo soltó y sintió como se liberaba la presión, se concentró en su figura y en las perforaciones en su cuello; las tocó y el dolor la hizo respingar, dolía el recuerdo de aquella vez en la que no pudo defenderse, en la que la tomaron por la fuerza.

Se desvistió por completo y entró en la tina, temperatura ambiente. Un suspiro escapó de sus labios y empezó a recordar: Alemania, Irlanda, Escocia, Groenlandia, Italia...Noruega. Nunca fue suficiente. El amor de su madre no fue tan grande como para lidiar con ella, sea cual fuera la situación por la que lo hizo.

Débil.

―Ya no quiero serlo.

Salió de la ducha y se puso el camisón azul cielo que estaba en un cajón. Por fin, morir por un ratito.

~~~

Cuando despertó el sol apenas estaba ocultándose, salió al balcón a contemplar la puesta de sol y después de eso la noche se manifestó golpeando su rostro sutilmente con una oleada de aire frío, cerró sus ojos y lo sintió, fue como un aliento de vida. Dirigió su mirada hacia el jardín de abajo, vio a Subaru caminando solo con su típica mirada irritada y ceño fruncido.

―Hm...

Se puso el uniforme y bajó buscando la puerta al jardín, al encontrarla caminó a paso lento mientras contemplaba los hermosos rosales e infinita variedad de flores y plantas. Se detuvo en seco al percatarse de que el albino ya no estaba y vio un rosal del cual sólo un par de rosas azules celeste estaban en pie, rodeadas por ramas, espinas y pétalos sin vida.

―¿Qué quieres?

―¡Ah!―Elizabeth dio un salto.

Subaru se puso agresivo y golpeó un arco haciendo un hoyo agrietado.

―¡Contesta!

―N-nada...quería conocer la mansión.

―Tsk...―masculló Subaru mientras desviaba la mirada irritado.

―Uhm...Es un lindo rosal, ¿qué sucedió? ―Elizabeth intentó indagar.

―¿¡Qué no es obvio!? ¡Está marchitando!

Elizabeth se quedó mirando al rosal, quería cubrir sus oídos pero se abstuvo de buscar problemas con el albino, tomó del suelo un bote hondo y de la fuente lo llenó de agua. Respiró antes de volver con Subaru.

―¿Te recuerda a alguien? ―preguntó Elizabeth mientras vertía el agua en las raíces del rosal.

Subaru frunció más su ceño confundido, claro que le recordaba a alguien, el impulso iba en aumento.

―Como la mirabas―continuó Elizabeth―, debe ser por algo importante.

―¡Tú no sabes nada! Es mejor estar solo―exclamó cabreado.

Elizabeth se sobresaltó soltando el bote, abrió los labios queriendo decir algo pero los cerró de nuevo. Eso lo hizo molestar aún más.

―¡Si tienes algo que decir dilo ya!

―T-te encontré cierto parecido con la rosa.

Se puso tenso, estúpida.

―¿EH?