Capitulo 33

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Evan está sobre mí, tocando y besándome como nunca antes lo había hecho. No sé si son las ganas, el tiempo o que me yo también lo necesito con mucha intensidad.

Sus manos acarician y aprietan suavemente mis senos mientras su boca besa y lame mi cuello.

Puedo sentir su erección frotarse con ansias contra mi sexo al igual que el resto de su cuerpo.

-Me encanta este vestido pero me gustaría más verte sin el... -entonces desliza las mano por debajo del vestido y lo sube hasta quitármelo, desabrocha mi sujetador y se deshace de él en un abrir y cerrar de ojos.

Yo enseguida dirijo las manos a su camisa para desabrochar los botones, cuando termino toco los músculos tensos de sus hombros y beso todo su cuello y mandíbula hasta llegar a sus labios.

Por unos minutos baja su rostro entre mis senos, roza la nariz contra el pezón y luego lo lame.

-Aahh... -jadeo y mi pecho se levanta.

Noto como las comisuras de sus labios se elevan y me mira seductor.

-Ya sé que te gusta -y repite el gesto con el otro seno.

Luego baja más besando mi abdomen, vientre y la parte interna de mis muslos.

Mierda... Nunca me había sentido tan excitada en toda mi vida.

-Evan... -apenas logro decir.

-Espera -sujeta mi cadera mientras sigue besando.

Luego se detiene, baja de la cama y se quita el pantalón sacando de uno de los bolsillos un paquetico plateado que coloca entre los dientes. Vuelve a cernirse sobre mí dejando caer el condón a mi lado.

Toco su espalda, abdomen y por último cuelo las manos dentro de su bóxer, primero rozando con los dedos su miembro y luego sujetándolo.

-Dios... Iris... -se para en seco, jadeando.

Sonrió por su reacción, pero no me detengo. Lo toco un poco más hasta que él solo decide terminar de bajarse el bóxer y quitar mis bragas.

Toma el paquetico plateado, lo rasga, por un lado, y en unos pocos segundos se coloca el condón. Se acomoda entre mis piernas, separándolas con las suyas.

-Y después de todo, sigo eligiéndote a ti y solo a ti... -se acerca.

Puedo sentir como su miembro caliente roza mi piel y eso me eriza.

Paso los brazos alrededor de su cuello y lo beso. Nuestras lenguas se encuentran automáticamente y juegan entre sí.

-Te quiero más que nunca justo ahora -digo con una felicidad grandísima.

-Te amo, en serio que lo hago, como un loco enamorado y muy cursi a la vez pero te amo.

Justo voy a responder cuando Evan se mueve y entra en mí.

-Aahh... -gimo y cierro los ojos.

Siento sus labios rozar los míos y lo beso. Juego con su cabello y me aferro a su espalda. Sentirlo piel a piel es increíble, en serio lo es. Como se tensa en cada embestida o como gruñe y gime de vez en cuando me excita muchísimo más.

-Evan... -y decir su nombre también me encanta.

Poco a poco comienza moverse más rápido haciéndome gemir más seguido y me calla con besos.

-Mmm Iris...

Mis caderas se mueven por sí solas disfrutando de Evan.

Me gusta estar con Evan, no puedo decir lo contario, sobre todo en estas ocasiones.

Con un rápido movimiento Evan se levanta aún pegado a mi cuerpo y me deja a horcajadas en sus piernas. Río, pero no tardo en seguirle el juego así que me muevo.

-Mmm...

Evan posa su boca en mis hombros, dejando besos y uno que otro mordisco que solo logra excitarme más. Subo y bajo un poco rápido sobre su cuerpo hasta no poder más, Evan lo nota y volvemos a acostarnos.

Ya no aguanto más, las piernas me tiemblan y apenas soy capaz de mantener concentrada. Soy un remolino de sensaciones alborotadas. No controlo nada.

-Evan... Por favor... -le suplico con un gemido.

Él toma mis manos y con un par de embestidas más y los dos llegamos al orgasmo.

-Aahh... -siento como si mi cuerpo cayera desde muy alto a una gran velocidad y se estrellara contra un muro.

Lo único que se escucha en medio de toda la oscuridad son nuestras respiraciones agitadas. Abro los ojos y veo unos mechones húmedos por el sudor, los hago a un lado y acaricio su mejilla con el pulgar.

-Te amo...

Sonrió cuando él lo hace. Seguido a eso Evan se tumba a mi lado, me levanto y dirijo al baño para asearme un poco, de regreso saco unas bragas del armario y me las pongo, entro en la cama y poso la cabeza en su pecho.

Por varios y largos minutos nos quedamos despiertos, yo hablando y él acariciando mi espalda.

-Ya es tarde -digo al ver el reloj de la mesita.

-Y tenemos clase.

-Sí...

-Buenas noches, Iris.

-Buenas noches, Evan...

Beso su pecho y apenas cierro los ojos me quedo dormida.

El Diario De Iris - El Comienzo - ACTUALIZACIONES 2023Donde viven las historias. Descúbrelo ahora