Fogata fallida

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—¿Por qué estabas en el cuarto de Steve? —preguntó con voz enojada y el ceño fruncido.
—Hola... Yo... —no sabía qué decir.
—¡Devorah, dime la verdad! —siguió insistiendo con la mirada confundida y triste.
—No es por nada malo —respondió Steve—, estábamos planeando algo muy importante...
—¡¿Planeando algo a esta hora?! —levantó un poco la voz y se llevó ambas manos a la cabeza.
—¡Sí! —dijimos él y yo al mismo tiempo.
—¡Le voy a decir a Joel! —amenazó Adalina mientras corría por el pasillo en dirección a la habitación de Joel.
—¡Te diré la verdad! —grité. Ella dio la vuelta y regresó despacio.

    Para escuchar la verdad ella nos invitó a su habitación, quería evitar que alguien más nos vea. Caminamos por un largo pasillo e ingresamos, nos indicó que tomemos asiento y le conté toda la verdad empezando por mi evaluación y terminando con la fogata para Mía.

—¿Entonces tú no estás engañando a Joel? —preguntó alegre y con los ojos brillosos.
—Jamás lo haría —respondí acariciando su cabello—, tú sabes que no estoy mintiendo.
—Aún no sé manejar mis poderes  —rió en voz baja después de tocar mi mano—, pero confío en ti y sé que no me mientes. ¡Yo los quiero ayudar con la fogata!

     Regresé a mi habitación, Steve y Adalina fueron al patio de visitas para planear cómo sería todo mientras yo estaba siendo evaluada. Cuando terminó mi evaluación salí corriendo hacia el patio de visitas para ver los avances y me di con la sorpresa de que los guardias invisibles –aquellos que solo podían ser vistos por los reyes, príncipes y princesas proclamados por la reina– estaban trasladando un columpio de madera hacia el jardín.

—¿Cómo va todo? —pregunté.
—¡Hoy mismo será! —gritó la pequeña— ¡Steve tendrá novia!

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     Llegada la noche...
Habíamos planeado que Steve se dirija a la habitación de Eduard para que lo ayude con la musica de fondo, Adalina se encargaría de que Mía se ponga un traje hermoso y la llevaría al jardín con engaños, por último yo iría a buscar a Joel para contarle el plan y que nos acompañe en la fogata.

     Minutos antes le dije a la reina que aquella noche Adalina dormiría conmigo en mi habitación, ella estuvo de acuerdo así que dejó que estemos con ella en la fogata y la idea era que no se preocupe por nada.

—¡Joel! ¡Joel! —lo llamé a la puerta. Su habitación quedaba a la espalda de la mía.
—¡Hermosa! —exclamó abrazándome— No te he visto en todo el día.
—Estaba planeando algo con Steve y Adalina —le comenté y le dije que me siga, tomé su mano y caminamos despacio por aquellos grandes pasadizos mientras le contaba toda la verdad... Incluyendo que entré a la habitación de Steve.

—Yo te hubiera ayudado —dijo deteniéndose en el medio del pasillo, se notaba un poco serio.
—Tú no eres extraño como Steve —respondí bromeando.
—Tienes razón —añadió entre risas—, yo soy mucho más lindo, ¿verdad?
—Eres el chico más lindo para mi —le dije acercándome a sus labios y dándole un beso muy tierno y largo.

     Él me llevó cargada hasta el jardín, ahí ya estaba Eduard con su guitarra y cuando nos vió, nos pidió ayuda para encender el fuego. Todo estaba quedando muy bonito, alguien había puesto pequeñas esferas con luces por todo alrededor y habían tres columpios de madera rodeando el fuego.

—¡Hola! —se escuchó una tierna voz a lo lejos— ¡Ya estamos llegando!

     Joel y yo estábamos sentados en un columpio, él me estaba abrazando pero cuando llego Adalina me dejó de lado porque ella corrió de frente hacia él, lo abrazó y le dijo: "¿Sabías que Dev nunca te hará daño?"

—¿En serio? —respondió riendo mientras presionaba la nariz de la pequeña— ¿Tú sabías que yo tampoco le haré daño?
—Déjame averiguar eso —dijo ella, tomó su mano y acercó su oído al pecho— ¡Es verdad! Tu corazón dice que ella es la única chica para ti.

     La pequeña Adalina recordó que debía estar con Mía en todo momento y regresó a su lado para hacer que se ubique en el columpio más cercano a la puerta, ella se veía muy bonita con una blusa blanca y una falda larga de color verde en degradado... Minutos después apareció Steve y se sentó a su lado, ella volteó instintivamente hacia mi lado abriendo ligeramente sus ojos y sonriendo, yo le devolví la sonrisa y asentí para que sepa que estoy de acuerdo con lo que venía.

     Eduard empezó a tocar una hermosa canción de fondo, la pequeña Adalina se sentó a su lado para oír la hermosa melodía desde cerca y cuando parecía que todo iba bien un fuerte viento apagó el fuego y junto a él las esferas brillantes se apagaron dejándonos completamente a oscuras. Joel me abrazó y susurró en mi oído: “Tranquila, no pasará algo malo”.

     Todos estábamos en silencio, fueron pocos segundos...

—¡Salgan de ahí! —ordenó la reina con voz autoritaria. Adalina corrió a los brazos de su madre mientras los guardias nos guiaron hacia adentro, todo fue tan rápido.
—¿Qué está sucediendo? —preguntó Eduard— ¿Por qué...?
—¡No pregunten ahora! —volvió a ordenar la reina Irina— Devorah, Joel y Eduard, ustedes vienen conmigo.

Entre las piedras [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora