Oscuridad

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     Los guardias invisibles guiaron a Steve y a Mía hacia el patio de visitas donde se encontraban el resto de personas que habitaban en el castillo, no supe nada de ellos durante esas cortas horas. Por otro lado los reyes acompañados de otros guardias nos guiaron hacia el sótano para estar aún más resguardados; no entendía nada.

—No sabía que había un sótano en el castillo —dije intentando romper la tensión que se había formado.
—Es más que eso... —respondió el rey—, es el centro de toda la nación.

     Ingresamos a una habitación muy oscura, los guardias se quedaron resguardando en distintos puntos estratégicos pero nos dejaron completamente solos dentro de una habitación. El rey fue graduando la luz poco a poco para no dejarnos una ceguera temporal, él había diseñado un interruptor muy avanzado para su época y lo tenía en aquel sótano.

       Era una habitación grande con paredes de fierro, habían varios muebles cómodos alrededor junto a estantes que tenían libros y objetos de fierro que no pude distinguir. En el centro de la habitación se encontraba algo muy parecido a un pozo pero en vez de agua tenía esa cortina transparente que atravesamos para poder llegar a ese país.

—Irina, creo que tenemos que decirles las verdad para que decidan qué hacer —habló el rey. Él junto a la reina se encontraban observando hacia el pozo de piedra azulada, Adalina estaba sentada al lado de Eduard quien le decía que todo estaba bien y junto a ellos estábamos Joel y yo.
—Pero ya pasaron algunos años desde que comenzó todo... —respondió ella disminuyendo el tono de su voz.
—No importa cuánto tiempo haya pasado, las cosas se tienen que solucionar cuanto antes. Y ellos tienen que decidir qué hacer, no podemos involucrarlos en problemas que no son suyos.

      Al oir esto, Adalina, fue corriendo hacia donde estaban sus padres y les dijo algo en el oído, ellos asintieron y luego regresó a nuestro lado con la mirada un poco perdida.

—¿Cuánto tiempo llevan viviendo con nosotros en el castillo? —preguntó la pequeña niña. Esa pregunta parecía simple pero me hizo pensar unos segundos.
—Dos meses aproximadamente —respondió Joel un poco dudoso, habíamos olvidado que antes vivíamos en la Tierra.
—En verdad ustedes están aquí tres años —dijo ella bajando la cabeza. Los tres nos lanzamos miradas extrañas.

      Irina se acercó a nosotros y empezó a explicar: “Cada bebé real nace con poderes normales como poder leer la mente o ver el pasado de las personas pero también tienen un poder único en el mundo. Adalina nació con el poder de hacer que las personas olviden algo muy importante; ustedes sabían sobre la existencia de Adalaisa y tenían muchas preguntas al respecto por eso le dije a Adalina que use sus poderes con ustedes... por eso es que no la recordaron todo este tiempo”.

      No podía creer que todo eso era verdad, me quedé en silencio sumergida en mis pensamientos oyendo las voces de los demás intercambiando preguntas y respuestas sin mi. ¿Cómo es posible que olvide mi motivo principal de estar aquí? Me preguntaba en la mente.

—¿Por qué nos dicen esto ahora? —habló Ed— Si hubieran querido tenerlo en secreto siempre lo hubieran conseguido al menos que esto tenga que ver con lo que sucedió allá afuera.
—En verdad sí —respondió el rey— ¡Acérquense para que vean esto!

     Nosotros nos acercamos hacia el pozo y dentro de esa cortina pudimos ver un lugar gris que tenía muchas piedras brillantes, también vimos una especie de cama y unos aretes pequeños.

—Ahora vean esto —continuó mostrando. Esa vez era una pared repleta de arbustos, la imagen se movía como si fuera una transmisión en vivo y el rey nos mostró todo el terrorífico lugar.
—Es la torre —dijimos Eduard y yo al unísono, nuestra piel estaba más pálida de lo normal, aquel lugar nos seguía produciendo miedo.
—Esa torre está vacía —comentó la reina— Adalaisa escapó.

Entre las piedras [Borrador]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora