Capítulo 7

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Pasaron tres días y mis puntuaciones mejoraron. En disparo, ya casi que podía llegar a la diana. Aunque nunca lo conseguí, me sentí muy bien conmigo misma. En inteligencia, solo teníamos que utilizar la lógica y algo de química. La profesora Dorothea nos enseñaba como mezclar ingredientes químicos para causar una explosión. Por suerte, me encantaba química.

Llegó la hora del almuerzo y como mi última clase fue inteligencia me tuve que ir con Felix. Axel y Antonia me dijeron que no pasaba nada pero que tuviera cuidado. Se ve que el grupo con el que voy son bastante exclusivos. Desde el último incidente no había vuelto a estar a solas con Felix pero lo que me preocupó más, fue que ni habían señales de Max. Sabía que lo que hicimos estaba mal pero yo lo encontraba exagerado.

Comí mi ensalada variada con carne sosa en silencio. Aún no me había adaptado a mis nuevos compañeros. Felix me dedicaba miradas que solo me hacían estar incómoda. Esto no era lo que esperaba. En las películas, decían que cuando él te miraba te quedabas sin habla y con Felix, bueno, simplemente me callaba porque no sabía que decirle.

Entonces fue cuando lo vi pasar. Max estaba caminando por el comedor lenta pero fríamente. Lo miré intentando averiguar que era lo que estaba pensando. Él me miró e intentó disimular. Quise llamarle pero no pude. Algo en sus ojos me decían que me odiaba. Y suponiendo que me había visto con Felix al lado, seguro que intentó controlarse.

Volvía a mis clases de disparo. Solo tenia dos clases en todo el día. Por la tarde, la de disparo y por la mañana la de inteligencia. Eran unas cuatro horas en cada una. Las clases empezaban a las nueve y acababan a la una del medio día. Tenías tiempo para comer y relajarte y luego, a las tres del medio día hasta las siete de la tarde.

Estaba sentada junto a Axel y Antonia en clase mientras el profesor Ruud nos introducía el arco. Siempre quise utilizar el arco pero sabía que sería muy difícil de controlar. Antonia bufó cuando nos hizo tomar uno y practicar.

Lancé mi primera flecha. Acabó en el suelo por falta de fuerza. Cogí la segunda y pasó lo mismo. La tercera vez hice toda la fuerza que pude. Pero por eso mismo, rompí la cuerda y me caí al suelo. Después de unas cuantas risas intenté levantarme. Me hice un corte en los dedos y ya estaba empezando a sangrar. Unas manos se posaron en mi y me levantaron. Era Max.

Él recogió el arco roto y lo tiró. Me miró de arriba a abajo y se fijó en mi mano. Él me cogió de la izquierda y me llevó a otro sitio más apartado. Ahí había un botiquín. Él cogió unos cuantos trastos y se giró a mi. Tenía el cabello despeinado y hubiera matado para peinarle. Él vertió desinfectante en un algodón y me limpió la herida.
Él parecía bastante inmerso en sus pensamientos así que yo me quedé callada.
Max me paso una venda y me tapó la herida. Entonces se quedó mirando mi mano y empezó a acariciarla. Me quedé rígida y dejé de respirar.
Me fije en que acariciaba mis cicatrices y las miraba mordiéndose el labio.

《Siento lo del otro día.》solté con miedo.

Él me miró frunciendo ligeramente el ceño. Aún me estaba cogiendo de la mano y con su pulgar me la acariciaba. No podía concentrarme con él tan cerca de mi. Me aparté de él y alejé mi mano de la suya.

《Entiendo que ese sitio sea especial para ti. Lo sentimos.》

《¿Él también?》preguntó irónico.

《Bueno... hablo por mi misma entonces.》dije encogiéndome de hombros.

Los dos nos volvimos a quedar en silencio. Él me miraba intensamente. Sus ojos parecían de otro mundo. Ese azul intenso conectaba con los míos y por un momento parecía que lo conocía. Pareció que podía leerle la mente. Él lo notó y se apartó rápidamente dejándome sola. Me giré a mirarlo. Ahora él iba con el profesor a hablar. Volví a la clase y el profesor Ruud vino con Max a su lado.

《¡Larsen!》llamó mientras se acercaban.
Tímida y un poco asustada, caminé hacia ellos. Vi como Antonia me miraba confundida. Max seguía mirándome igual de neutro como siempre. Antes me había acariciado y mirado de una forma tierna y ahora ya no. ¿Cómo podía cambiar de personalidad tan rápido?

《Estás siendo bastante buena en puntería. Tienes una semana para practicar antes de hacer el examen.》dijo concluyendo y marchándose.

《¿Examen?》pregunté retoricamente.
Max se me quedó mirando y lo miré a él esperando una respuesta. Tenía una semana para conseguir darle a ese maldito punto rojo. Bufé dramáticamente y me fui junto a Antonia y Axel. Max me dio un nuevo arco y empezó a mirarme como lo hacía. Su mirada me hacía estar más nerviosa. Tomé la flecha y la preparé. Miré a Antonia, ella lo había conseguido en cuatro ocasiones y Axel en dos.

Me preparé y lancé. Ahora la flecha volaba a metros de la diana. Me puse roja del enfado. Quería hacerle ver a Max que era buena y ni sabía el porqué. Cogí otra e hice lo mismo. Lancé cinco más y ninguna rozó la diana. Max tomó mi arco y una flecha y lanzó. Todo el mundo se quedó en silencio.

Miré a donde había dado y me sorprendí de que él había lanzado la flecha y dio en el puntito rojo. Él me miró duro y me devolvió el arco. Todo el mundo intentó disimular y volver a sus dianas mientras que él me daba otra flecha.
Max me cogió de los brazos y me los colocó de una manera diferente a la que había empleado todo este tiempo. Me cogió de la cintura despacio y suave y me movió para tener otra postura.

《Mira el objetivo.》dijo señalando con los dos dedos el centro de la diana.
《Y carga este brazo.》dijo cogiendo la flecha con fuerza preparándome para lanzar.
《Y luego suéltalo.》dijo soltándome la mano.

Lancé la flecha y quedó al lado de la suya. Abrí un montón los ojos y le miré boquiabierta. Él puso las manos en su cintura y sonrió de lado. Le sonreí al ver que estaba de mejor humor. Cogí otra flecha e hice lo mismo que había hecho. La flecha acabo un poco más lejos pero aún así cerca y dentro de la diana.

Acabamos la clase y todas las flechas que había lanzado desde que él me enseñó, habían quedado dentro. Antonia me felicitó al igual que Axel. No me lo podía creer que con sólo la poca ayuda de Max, hubiera mejorado tanto. Ya eran las siete y tuvimos que irnos. Recogí mis cosas y me fui.

Fuera de clase estaba Max charlando con el profesor de una manera amistosa. Los dos me vieron y yo les saludé con un gesto de cabeza. Max me miró mientras que el profesor me devolvía el saludo. Max pereció tener prisa y se despidió del señor Ruud. Él vino corriendo hacia mi.

《¡Espera!》dijo Max acercándose.

《Dime.》le dije tímida.

Él se pasó una mano por el cabello miró cauteloso a alrededor. Max volvió a mirarme y esperó unos segundos en hablar.

《¿Sabes en que consiste tu examen?》me preguntó arqueando una ceja.

《De disparo... ¿no?》

《Me refiero a las pruebas que te harán. Tienes que graduarte. Te pondrán en un simulador con movimiento y tendrás que dar diana en todas.》me contó él.

《Aun no hemos estudiado eso. ¿Por qué pensó él profesor que yo estaba preparada?》le pregunté confundida.

《Yo se lo pedí.》me dijo y ahí fue cuando abrí la boca como nunca lo había hecho.

☆ J. R. Third ☆

El código olvidado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora