Capítulo 14

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Tragué saliva y me ajusté las gafas. Los Pros venían al igual que Axel. No entendía que había hecho mal pero de alguna manera me lo imaginaba. Tampoco era mi culpa decir eso, quiero decir, ¿qué se suponía que debía decir? Eira me sonrió como solo ella sabe hacerlo. Siempre transmitía tranquilidad y seguridad.

《Parece que alguien quiere subirse a nuestro bote.》dijo Kay con una sonrisa. Eira lo miró rodando los ojos.

《Kay, tu y tus bromas...》se quejó Eira pero luego le guiñó un ojo.

《¡Hey! Si yo me alegro. Ya va siendo hora de tener otra chica. Ella es menos gruñona.》dijo Kay y le sacó la lengua. Luego Eira le hizo una llave para cogerle de la cabeza. Los dos empezaron a pelearse y reirse por toda la sala.

《Siempre igual...》dijo Hugo, el hermano de Antonia. Mirando a los dos amigos ví como Felix, Birgitte y sus dos guardaespaldas, Cecilie y Randi venían hacia mi.

Max me miraba confuso hasta que supo el porqué de mi mirada. No hablaba mucho con Felix y aún menos con las tres chicas. Pero eran amigas de Felix y eso incluía aguantarlos como sea.

《Enhorabuena, pequeña.》dijo Felix y me besó en los labios. Mi cara se tiñó de rojo. Todo el mundo nos miraba. Incluso Eira y Kay habían dejado de hacer el tonto.

《Eso, felicidades》 dijo Birgitte como si estuviera orgullosa de que Felix me hubiera avergonzado.

《Gracias.》contesté rápida y tímida. Vi a Antonia sonreír. Seguro que a ella no le hubiese importado nada que la besaran en público. Miré a Eira y a los Pros. Parecían acobardados y callados. Eira sujetaba la mano de Max. Miré a Max y ví como su mandíbula estaba apretada al igual que sus puños.

《¿Por qué no vamos a celebrarlo ya?》animó Birgitte. Sus dos amigas cogieron de las manos a todos menos a Max, Felix y a mi. Birgitte aprovechó y enebró a Max y se lo llevó.

《¿Qué clase de fiesta?》le pregunté confundida a Felix. Él me miró travieso y divertido.

《De algo sirve ser la novia de alguien importante.》dijo y me llevó con él.

Nos fuimos todos al Corazón. Allí había una fiesta preparada y todo el mundo se lo estaba pasando bien. Ví a los Pros hablar en círculo cerrado. Me giré para ver a Max pero solo ví como Birgitte se lo llevaba a un sitio apartado. No me gustaba nada esa chica y ahora menos.
La música estaba muy alta y había la típica niebla artificial que hacía mis pulmones llorar. Era horrible estar allí pero todo el mundo se lo pasaba increíble.

《Toma, pequeña.》me dijo Felix entregándome un vaso lleno de un líquido rojo. Me lo tomé para aclarar mi garganta pero sabía horrible. Mi cabeza me dolía y veía doble. Felix me miraba sonriendo. Me apoyé en él porque notaba que me caía.

Ví la figura de una rubia con bucles y a su lado una pelirroja. Eran Randi y Cecilie sin duda alguna. Felix me dio otro vaso y, aunque me negué a tomarlo, me ví el segundo después bebiendolo. 《Listo. Tranquila, pequeña. Va acabar rápido.》dijo Felix. Quise levantarme pero mis piernas no respondían al igual que mi voz. Noté como me levantaban y me llevaban lejos del Corazón.

Mis ojos se dormían y necesitaba mucho coraje para mantenerlos abiertos. Sabía que algo malo pasaba. La manera sigilosa y apresurada que tenian los tres en sacarme de allí, las pocas palabras que se intercomunicaban entre ellos, lo fuerte que me cogía Felix...

Me era imposible mover mi cuerpo pero el miedo me despertó. Max me dijo que no confiara en nadie y por alguna extraña razón le creía. Levanté mi mano y casi lloré de lo que costaba. Cogí mis gafas y antes de desmayarme las tiré al suelo. Si alguien las encontraban se podrían imaginar que no fue un acto mio el de desaparecer.

Caí en un profundo sueño cuando vi mis gafas romperse al caer al suelo.
Sabía que estaba soñando porque lo que veía no tenia ningún sentido...

Tenia unos ocho años. Lo sabía porque veía mis pequeñas piernas colgando de la silla en la que estaba sentada. Estaba en una sala fría, azul claro con algunos toques de color blanco y gris. Una señora con el pelo negro y ojos grises vino hacia mi. Ella se arrodilló y me miró con una sonrisa.

《No tengas miedo, Janne. Soy la directora Agnes.》dijo y ahora entendía el parecido que se debía a la actual directora de E. P. J. E. 《Acompáñame, por favor.》yo la seguí mientras me cogía mi camiseta y la enredada por los nervios. Fuimos a una sala donde habían unos cuantos niños. Todos tenían entre siete y diez años. Me senté en uno de los asientos libres. Esperé ahí sentada sin hablar con nadie. Las puertas se abrieron y pasaron dos hombres muy grandes llevando a un niño que no paraba de forcejear y gruñir. Lo sentaron a mi lado. Tenia mi edad más o menos. Era bajito y delgaducho. Tenia el cabello por encima de los hombros escalado y era moreno. Él me miró enfadado y luego sonrió.

《Hola.》me dijo aún un poco enfuruñado. Le dí una sonrisa de lado y seguí mirando al suelo.《No he hecho nada malo. Ellos no me dejaron coger mi coche de juguete.》me explicaba pero yo solo asentía.

Pasaron unos minutos y más niños venían. Yo no entendía nada pero estaba quieta y callada. 《Me gustan tus gafas.》me dijo el niño. Él me miraba curioso. Me quité las gafas y se las dí para que se las probase. 《Mola. ¿Me puedes ver sin ellas?》me preguntó. Yo me reí. Todo el mundo me preguntaba lo mismo.

《Sí, pero no muy bien.》le dije achinando los ojos. Él puso una mala cara y se las quitó. Me las volvió a poner con cuidado y ahora podía volver a verle con más claridad. Tenia los ojos azules como el mar del caribe.

《Ahora me puedes ver mejor.》dijo el niño más contento. Ya no estaba enfadado o triste ahora estaba feliz. La nave hizo un crujido y se empezó a mover. Era la sensación de un avión cuando despega. El niño me dio su mano rápidamente y se acercó más a mi. 《¿Tienes miedo?》me preguntó inclinando la cabeza.

《Sí. Mucho.》le confesé. Él me abrazó y me acariciaba el brazo mientras me decía que no pasaba nada. Me sentí mucho más segura.

《Tranquila, siempre te protegeré.》me dijo y yo sonreí. 《¿Cómo te llamas?》me preguntó mordiéndose el labio curioso.

《Janne. ¿Y tu?》dije con mi aún blanca voz.

《Me gusta tu nombre. Yo soy Max.》dijo él con una sonrisa. Le faltaba un diente pero aun así era adorable. Yo sonreí también.

Poco a poco, el sueño que estaba soñando se fue dispersando dejándome en una oscuridad total. Oía voces de algunas personas y notaba el frio calando en mis huesos. También sentía mi respiración y eso quería decir que no estaba muerta, lo cual era buena señal.

☆J. R. Third☆

El código olvidado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora