Capítulo 15

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Oí el repiqueteo de gotas de agua al chocar contra el espeso cemento. Abrí los ojos pero una luz blanca me cegaba. Escuché el aleteo de un ventilador viejo en el techo. Me levanté un poco grogui y abrí los ojos. Veía todo borroso y me arrepentí de haber tirado las gafas y no alguna pulsera o un zapato.

Quise andar pero ví como mi pie estaba atado con unas cadenas a una tubería. Intenté quitarmelas pero era imposible. ¿Cómo había llegado hasta aquí? Una puerta se abrió y de allí salió Felix. Lo miré sin comprender nada.
《Ayúdame. No puedo soltarme.》le pedí tirando de la cadena con fuerza. Al ver que no se movía, paré a mirarlo.

《Lo siento, pequeña. Para eso mismo están.》me dijo él con una mirada serena pero maquiavélica.

《¿Qué quieres decir?》le pregunté cautelosa. Él sonrió y dio una vuelta por el cuarto hasta que quedó cerca mio.

《¿Crees que te he querido alguna vez?》dijo y mi yo interior me dio una bofetada mentalmente. Negué cabizbaja. ¡Qué ciega había estado todo este tiempo!
《Solo queríamos ganar tu confianza.》explicó Felix como si fuera algo obvio.

《¿Queríamos? ¿Quienes?》pregunté sin pasar por alto uno de sus descuidos.

《¡A ti te lo voy a decir!》exclamó a la defensiva. Se colocó bien su jersey y volvió a caminar por el cuarto pensativo. Parecía cansado y asustado.
《Tampoco importa ya. Estas serán tus últimas horas de vida.》anunció y vacilé por un momento.

《No puedes hacer esto.》le dije con asco en la mirada. No quería morirme y mucho menos por alguien tan estúpido y patético como él.

《¡¿Quien lo dice!?》exclamó con una voz psicópata. 《No podemos dejarte vivir.》dijo susurrándome a la oreja. Nunca me había hecho tanto asco como ahora.

《¿Por qué? Yo no he hecho nada. ¡Quitarle la vida a alguien sin motivo es muy injusto!》le grité frenética. No podía soportarlo más.

《¿Por qué? Porque eres una amenaza. Vas a romper los status de la empresa. Y todos te odiamos. Nadie se gradúa en un mes de estar aquí inscrito. ¡Nadie!》gritó él enfadado. 《Por eso sabemos que eres una amenaza. Y para acabar con un problema, se tiene que arrancar de raíz.》dijo levantando las manos.

《¡Pagarás por esto!》le grité pero lo único que conseguí fue una sonrisa de su parte.

《Nadie sospechará de nosotros. Yo moriré como un héroe y tu simplemente ahogada.》dijo él orgulloso de su plan. Me moría de miedo y esperaba que todo eso fuera un sueño.

《¡¿Héroe!? ¡Lo que tu eres es un cobarde!》grité. Felix me dio una bofetada en la mejilla.

《Solo muérete rápido.》dijo y se fue dejándome sola en aquel cuarto frio que seria mi tumba.

Me empecé a poner histérica cuando ví el agua salir en cascada por una tubería. Fui corriendo a las cadenas que me ataban el pie. Intenté romperlas pero no había forma humana de hacerlo. El agua ya me llegaba por los tobillos.

Solo había una puerta y seguro que estaba bien cerrada así que solo me quedaba esperar a que la fría muerte me visitara. Pero soy humana y mi instinto era luchar hasta el final. Forcejeaba con las cadenas pero eran de acero puro. Me quité los zapatos e intenté que pasaran por el hueco.

Nada. Era imposible. El agua había subido y me llegaba por las rodillas. No quería ni estaba preparada para morir. Desesperada me senté en el suelo. Quería llorar y gritar así que lo hice. No me importó nada. Cuando ya no me quedó voz, me acordé del sueño. El agua me llegaba por el cuello y casi estaba a punto de dejarme sin aire. Había soñado con Max cuando eramos pequeños. Pero, ¿era realmente un sueño?

El agua estaba a punto de ahogarme. No, no era un sueño. Era un recuerdo. Tenía que saber más. Me levanté y continué luchando por mi vida. Oí un ruido pero no paré. Intenté romper la tubería a través de patadas y golpes pero también era imposible. Sin darme cuenta, ya flotaba y el techo estaba a un metro de distancia.

Puse los pies en la pared e hice mas forcejeos para librar mi pie. Finalmente la tubería explotó por la presión y mis golpes. Tenia las manos llenas de sangre y moratones pero eso era el menor de mis problemas. Nadé hasta lo que era la puerta y me cabucé para alcanzar el pomo.

Nada de suerte. Fui nadando hasta la superficie. Quedaba un medio metro para que el cuarto pareciera una pecera. Ya no había mas ruido de la cascada y eso me dio unos segundos de paz. Oí mas ruidos al exterior pero era inútil. Ya solo faltaba mi cabeza para undirse y morirme. Se me soltaron unas lágrimas pero no remedié en secarlas. Quizás me quedaban unos diez segundos para que no hubiese más aire. Hice la cuenta atrás. Cuando faltó un segundo, cogí todo el aire que pude.

Siempre había sido buena en natación pero esto era diferente. Mis pulmones querían aire y no podía dárselo. Solté un poco de aire y ví como las burbujas subían. Mi cerebro estaba bajo presión. Se me escapó el aire. Cerré los ojos y me tranquilicé. Noté fuertes golpes pero no pude abrir los ojos. Si iba a morirme quería que fuera rápido. Más golpes noté y entonces abrí los ojos.

Luz. Eso fue lo que vi, antes de ser arrastrada por la corriente. Necesitaba aire y nadé hacia ninguna dirección alguna. Me estampé contra una pared de espaldas y ví como olas gigantescas venían hacia mi. Inspiré todo el aire que pude y tosí como si fuera a morirme pero valió la pena. El agua me arrastró por todo el pasillo y parecían los rápidos de un parque acuático. Alguien me agarró de la muñeca fuerte. Me giré para verlo y era Eira. Por culpa de haberme girado tragué mucha agua. Poco a poco, fuimos bajando hasta tocar el suelo. Yo me tumbé y empecé a toser y respirar el maravilloso oxígeno.

《¿Estás bien?》me preguntó Eira poniendome su mano en mi hombro.

Yo asentí volviendo a toser. Estaba viva. O quizás muerta y eso era el cielo. Me pellizqué la mano y me dolió. Genial, estaba viva de verdad.

《¡Eira! ¡EIRA! ¡¿Está contigo!?》gritó alguien desesperado. Me levanté para ver a un Max histérico, asustado y mojado. Él me miró y corrió hacia mi. Me abrazó tan fuerte y sin apenas parar en su carrerilla que nos encontramos a unos metros de donde estábamos.

Yo le devolví el abrazo encantada. Después de todo, él me había salvado la vida. Ví como Kay y Hugo se asomaban y nos miraban aliviados. Eira les daba palabras reconfortantes.

《Gracias.》le susurré a Max. Él seguía sin soltarme.

《Max. Max, tenemos que llevarnosla. Quien sabe cuanto tiempo se ha quedado sin oxígeno.》dijo Eira con tranquilidad. Parecía la voz de una madre.

Yo me levanté y sin poder evitarlo la abracé. Ella estaba en shock pero me devolvió el abrazo. Les di las gracias a todos y me fui con ellos apoyada a Max. Parecía que la única manera para que él estuviera seguro de que yo seguía con vida, era con el contacto físico.

Lo último que recuerdo fue como me fui a dormir en una cama grande y cómoda bajo la mirada de los Pros.

J. R. Third

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El código olvidado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora