Capítulo 23

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Habían pasado unas semanas desde que supe lo de mi antigua misión. Evité a Max lo máximo posible y Hugo siempre intentaba hablar conmigo pero yo no le dejaba ninguna ocasión pata hacerlo. La gente se comportaba raro y dos naves llenas de soldados se iban cada mañana y regresaban por la tarde. La curiosidad es un don y yo lo había heredado. Necesitaba ir en una de esas naves hacia el exterior o escuchar los planes de Agnes.

Era la clase de Lucha y todos estábamos sentados en el frio suelo escuchado al profesor Paul. Era tan joven y guapo que la mayoría no prestaban atención, pero yo le había encontrado otras características. Era carismático, inteligente y bueno. Yo ya era bastante buena en combate por lo que ya no me asustaba que me escogiese para que fuera al ring.

《Te graduarás de esta asignatura si consigues vencer a tu oponente.》me dijo. Fácil, pensé. Siempre los ganaba, no estaba asustada. Siempre volcaba mi ira con ellos e, incluso, había dejado algunos inconscientes. 《Max Lund, adelante.》anunció apartándose del ring.

Max caminó a paso lento y Agnes estaba detrás suyo. Max parecía un poco cansado pero sus ojos me miraban intensamente. Me quedé sola y nunca me había sentido tan vulgar en este sitio. Max se puso delante mio y se sacó su camiseta. Rodé los ojos. No iba a caer en esa estúpida trampa.

《¡Qué empiece!》gritó Paul dando a la campana. Todo el mundo nos miraba ya que Max era como un líder y el ejemplo a seguir para ellos.

Max me atacó primero pero logré esquivarlo. No le miré el estómago ni sus abdominales porque esa seria mi perdición. Hace un tiempo había dormido con él y ahora estábamos peleando. Le dí un golpe pero él me cogió el puño y me hizo una llave que me dejó en el suelo. Me levanté enseguida. Max estaba radiante con aquella sonrisa de ganador. Le pateé la zona débil de los hombres y él cayó al suelo. Ahora era yo la que sonreía triunfante.

《¿Quieres jugar sucio, verdad?》dijo sujetándose sus partes con dolor. Se puso en pie pero yo le volví a dar un golpe. Justo cuando celebraba mi segunda victoria, su puño se fundió en mi cara. Caí a casi un metro de distancia al suelo. La cabeza me daba vueltas y veía doble. Agradecí que Max me diera tiempo a recuperarme porque lo necesitaba. Cuando ya estaba estable, me levanté. Él me miraba duro pero sus ojos estaban llenos de preocupación. ¿Por qué debíamos hacer esto? Miré a Agnes. Ella estaba radiante.

Luchamos durante unos minutos y me quedé exhausta.《Vamos. Sé que puedes hacerlo mejor.》gruñó Max. Volvimos a pelear e incluso sangrar. Sabía que Agnes quería todo esto. Si él acababa conmigo, significaba lealtad, pero si yo lo hacía, significaba seguir adelante. Olvidarme del pasado, incluso si no me acuerdo.

Le golpeé en la garganta fuerte. Él me hizo caer al suelo después. Luego, giré mis pies entorno a los suyos para que él cayese también. Corrí a ponerme encima de él. Puse sus brazos bajo mis piernas y le miré esperando la respuesta.
《Hazlo, cielo.》me dijo sonriendo con sangre en su boca. Le asentí y preparé mi puño arriba. Esperé a que él cerrara sus ojos y, cuando lo hizo, le dí un puñetazo. Podía haberlo hecho más fuerte pero no quise. Max estaba medio inconsciente y aunque, me hubiera encantado abrazarle y ayudarle, sabia que Agnes controlaba mis movimientos.

Me puse en pie y caminé hacia delante. Paul me felicitó y me entregó una toalla para el sudor y la sangre. Agnes se marchó junto a sus dos guardaespaldas. Miré a todo el mundo que miraba a Max y les eché de la clase. Cuando estuvimos solos, corrí hacia Max. Le cogí la cabeza y él gruñó.
《Max estamos solos. Ponte en pie.》le dije acariciándole la mejilla. Él me cogió la mano e intentó ponerse en pie. Cuando lo hizo se secó con la toalla.

《Eres buena.》dijo dando un escupitajo al suelo. Ahora que no había nadie podía revisarle ese cuerpo de ensueño. Era musculado y delgado, también moreno y su pelo contrastaba muchísimo. Pero lo que me llamó más la atención, fueron esas cicatrices en todo su abdomen y pectoral. Eran rallas sin sentido negras al igual que mi mano. Por mi mala suerte, Max me pilló y se puso su camiseta rápido.

《¿Por qué habíamos de hacer eso?》le pregunté cambiando de tema.

《Porque Agnes quería que alguien luchara contra ti y me presté voluntario.》él se encogió de hombros.

《¿Por qué?》me quejé sin comprender.

《Sí Agnes hubiera escogido a tu contrincante, ahora estarías más que inconsciente. No quería que nadie te hiciera daño.》contestó cabreado por no entender su plan.

《¿Has fingido ser menos fuerte solo para que te ganara?》no me lo podía creer.

《Sí. ¿Crees que una niñita puede conmigo?》parecía discriminador lo que decía sobre mi.

《Eres idiota.》le insulté marchándome a paso rápido. Habían veces que no lo soportaba. Era insufrible. Pero luego, él era el único en despertar algo en el fondo de mis entrañas.

《¡Espera!》gritó corriendo hacia mi. Yo lo esperé rodando los ojos. 《No es sólo eso,》contó bajando el tono. 《Janne, quizás sea la última semana que estaremos aquí.》su voz se profundizó.

《¿A que te refieres?》no sabía lo que decía y odiaba el misterio.

《Agnes se está volviendo loca...》dijo poniendome una mano en mi hombro para ganar cercanía.
《Quiere una guerra con los enemigos y esta reuniendo tropas para luchar. Tropas que aún no están preparadas.》por alguna razón sabía lo que quería decir con eso.

《Me va a escoger a mi, ¿verdad?》pregunté temerosa pero sabía la respuesta.

《Sí. Y a todos los Pros. Y algunos de los otros.》me contó mordiéndose el labio.
《Janne... ahí afuera es muy duro. No quiero que vayas.》me imploró con su mirada.

《No te preocupes por mi.》le pedí sacudiendo mi cabeza. No quería que nadie se preocupara ni temiera mi muerte.

《Pues claro que lo hago. Sé que tu no te acuerdas de mi, pero yo no puedo olvidarme fácilmente de toda una vida.》me dijo cauteloso. Odiaba esa sensación de traición que Max me hacía sentir.
《Cuando Agnes te asigne un grupo, yo me prestaré voluntario a acompañarte.》me explicó.

《No hace falta, Max.》le rogué. No iba a permitir que él arriesgara su vida por mi.

《Janne, las probabilidades de sobrevivir una excursión como esa son dos de cien. Nunca habíamos hecho esto, siempre habían durado un día. Si te vas a morir, al menos quiero saber como.》me contestó. Parecía fuerte por verdad lo que decía. No me imaginaría estar esperando a alguien que ya estuviera muerto.

《Razonable.》dije mirando al suelo.

《Lo que te quiero decir es que confíes en mi. Créeme, nadie quiere tu seguridad más que yo.》me contó.

《Ya lo hago, créeme.》le susurré algo melancólica.

《Entonces todo te irá bien.》asintió. 《Prométeme que harás siempre todo lo que te diga. Si te pido que me dejes atrás, lo haces. Si te pido que me mates, lo haces. ¿De acuerdo?》no quise prometerle eso pero solo asentí.

《T-tengo que irme...》le dije. Estaba asustada y sabiendo como Agnes era y lo mal que le caía, no dudaba en que me quedaban unos pocos días para que me echase fuera.

《¡Janne!》gritó. 《No olvides que eres importante para mi.》me dijo. Me puse roja como un tomate. Le asentí con la cabeza y me fui corriendo.

Por el camino habían soldados y alumnos. Ví a Birgitte y a sus dos amigas zombis caminando a paso rápido hacia su habitación. Todo esto me recordaba al Titanic cuando faltaban unas horas para hundirse.

☆ J. R. Third ☆

El código olvidado ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora