Hoy nos habían avisado para almorzar una hora más tarde de lo habitual. Sólo los que habíamos sido solicitados para la misión. Max se fue a su habitación a ducharse y vestirse. Quedamos en la entrada del comedor para desayunar juntos. Cuando nos vimos, entramos en el comedor . Había un banquete lleno de comida buena. Y cuando me refiero a buena, eran cosas grasientas y azucaradas.
Los dos cogimos dos bandejas llenas de comida y nos sentamos en la mesa de los pros. Hugo también estaba pero no le dí importancia. Ví como él miraba mal a Max aunque sabía que no le haría nada ya que son amigos y hoy era el último día que estábamos todos juntos en la sede.
Cogí la pequeña porcion de pizza y empecé a comerla. El aceite del salami caía por los lados. El queso estaba bien dorado y caliente. El pan crujía cada vez que lo apretaba...
Quise parar de comer pero luego, una rosquilla me llamó a gritos. Era grande y llena de azúcar que se me pegaba a los dedos. La rosquilla me había dejado seca. Había cogido un batido de vainilla que ahora agradecía tenerlo en mi bandeja. Me lo bebí todo.
《Estás comiendo mucho. Luego lo vomitarás todo.》me advirtió Max.
Tenía razón. Aún no había tocado ni la mitad de la bandeja y ya me sentía llena. Después de meses de intensa dieta, comer ahora me sentaría muy mal. No comí nada más después de la advertencia de Max. Eira no había cogido nasa más que una manzana, un vaso de zumo natural y un sándwich vegetariano. Me sentí mal por ser tan glotona. Pasó una hora y otra megafonía nos avisó para que fuéramos a la sala de reuniones alumnal.
Eramos unas treinta personas. Todos fuertes y grandes, salvo algunos como yo. Ví a Edvin y luego, a Birgitte y sus dos amigas, Cecilie y Randi. Allí estaban el señor Ruud y Albin.
《Haremos grupos de ocho. Cada grupo tendrá un superior.》anunció la directora Olsen. 《Yo leeré los listados de cada grupo.》Max me cogió de la mano fuerte y firmemente. 《Berg, Cecilie. Dahl, Edvin. Eiden, Kay. García, Hugo. Jacobsen, Eira. Larsen, Janne. Lie, Randi y Nilsen, Birgitte.》 mi alma se cayó al suelo al ver saber quien eran mis compañeros.
《Me presento voluntario para presidir el grupo.》gritó Max por encima de la gente. Agnes puso mala cara pero Albin se apresuró a asentir. Él nos asignó una nave llamada, la nave 168J. Todos fuimos hasta el aeropuerto.
Nos separamos en tres grupos, cada uno con un profesional, menos el nuestro. Entonces entendí que nuestro soldado profesional era Max. Todos subimos a la nave y era más grande de lo que parecía. Tenia diez literas, una cocina extraña, sin horno ni fuego, solo armarios, una nevera pequeña y un lavabo. Había una zona de confort, que constaba de: un sofá haciendo una circunferencia en torno a una mesa redonda que había en el medio, blanca.
Luego estaba la zona de los controles. Habían dos asientos que miraban a dos parabrisas enormes. Toda la pared estaba llena de botones que parpadean y algunos paneles que parecían GPSs. Sólo mirarlo ya me dolía la cabeza. Ni en sueños podría pilotar yo esta nave.
Los otros dejaron su escaso equipaje en sus literas. Mi maleta se basaba solo de ropa militar y una fotografía que había tomado prestada de la caja secreta de Max. Era una donde Max y yo estábamos en el jardín de la sede. Oí que las amigas de Birgitte discutían por cual litera les pertenecían. Max y los Pros miraban y comprobaban los suministros. Edvin y yo nos sentamos en el sofá circular y no nos dijimos nada. Albin vino y preguntó si todo estaba en orden. Eira le dijo todo lo que teníamos y calculó que sólo teníamos provisiones para dos semanas.
Tampoco me preocupó mucho, ya que normalmente las expediciones duraban tres o cuatro días como mucho.
Albin me llamó y fui inmediatamente.《Aquí está la llave del armario donde se guardan todas las armas.》me dijo entregandómela.
Era una cadena donde colgaba una llave plateada pequeña. Me puse la cadena alrededor del cuello y escondí la llave debajo de mi sudadera. Albin asintió y luego me abrazó. 《No se lo digas a nadie. La gente aveces no debería tener una arma entre las manos.》me susurró al oído. 《Max es el único que lo sabe. Cuidate, Janne.》me dijo apretándome ligeramente. Yo lo abracé más fuerte aún.
Albin se fue y cerró la puerta detrás de él. Era una puerta grande que se abría hacia arriba y debajo se formaba una plataforma que llegaba hasta el suelo para poder subir y bajar.
Max se sentó en el puesto de piloto y Eira en el de copiloto. Todos los otros se sentaron en el sofá pero yo me puse entremedio de Max y Eira para ver como despegábamos. Las puertas del aeropuerto privado se abrieron. Max y Eira se ajuntaron los cinturones y empezaron a tocar millones de botones.
La nave rugió suave y empezó a moverse lentamente. Max y Eira llevaban unos cascos para escuchar para escuchar las órdenes del señor Ruud. En un solo segundo la nave avanzó rapidísimo hasta que saltó hacia el barranco. Max tiró de la palanca justo cuando nos íbamos para abajo. Luego la nave subió igual de rápido hasta que cogimos altura y planeamos por el aire.
Eira vitoreó felizmente y Max se relajó en su sitio. Yo no podía apartar mis ojos de la vista que tantos días había observado. La sede era mucho más grande de lo que me podía haber imaginado. De pronto, tuvimos turbulencias durante unos escasos segundos. Max y Eira parecían tranquilos en cambios. Miré el paisaje y había cambiado por completo. Ahora todo era desierto naranja. Seco y sin vida. No habían cosas, ni gente, ni casas, ni animales. Nada. Era como el planeta Marte. Sólo roca seca y naranja.
《Bienvenida al exterior, cielo.》dijo Max con una sonrisa sarcástica.
Yo miraba el paisaje, anonadada. No podía creerme que eso había pasado en Noruega. De repente, pensé en toda mi familia. Deberían estar sufriendo allí afuera. Necesitaba salvarlos como pueda.
《Eso. Bienvenida al nuevo mundo.》dijo Eira volviendo a pulsar unos botones.
Ví un grupo de gente abajo en la tierra corriendo y pisoteandose por encima. Max me dijo que eran salvajes. Ellos corrian siguiendo a nave aunque rápidamente se quedaron atrás. No podía creerlo. Ahora me daba cuenta porque el exterior era tan peligroso como Max me advirtió. Sabía que un sitio donde habían salvajes y gente desesperada no era algo muy bueno.
☆ J. R. Third ☆
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El código olvidado ©
Fiksi Ilmiah¿Qué pasaría si un dia una nave te llevara al consejo E.P.J.E (Entrenamiento. Para. Jóvenes. Especiales) y te separasen de tu familia? Janne es una adolescente la qual tendrá que aprender cuatro artes para graduarse de esa escuela y ser una pro. Al...