Capítulo V

365 17 2
                                    

Permanecía durmiendo enredada en el nórdico de mi cómoda y mullida cama cuando mi tono de llamada comenzó a sonar.

Cogí el teléfono móvil con los ojos todavía cerrados por el sueño.- Diga.- Pude apenas decir con voz soñolienta.

-Tienes cinco minutos.

-¿Perdón? Creo que se ha equivocado de número.

-No te lo repetiré Elia, tienes cinco minutos antes de que vuele tu edificio por los aires.

Ante aquelllo mis ojos se abrieron de par en par.-¿Se puede saber quién eres?

-El mismo que te dejó la nota.

Y después sin darme tiempo a más, colgó.

No sabía qué hacer. ¿Y si era una broma de mal gusto? No tenía demasiadas opciones, y dejarlo pasar no era una de ellas, de hecho era demasiado peligroso.

Por lo que finalmente hice lo primero que se me vino a la cabeza.

Marqué rápido en las teclas de mi móvil y esperé impaciente a que contestara mientras metía todas mis cosas en una bolsa.

-Elia ¿te parecen horas de llamar?- Se quejó.

-Beth.-Lloriqueé.-He recibido una llamada, dijo que era el mismo de la nota.

Se escuchó como que se levantaba de la cama.-¿Qué más te dijo?

-Que en menos de cinco minutos el hotel volaría en pedazos.

-¡¿Y qué haces allí dentro todavía?!

-No puedo dejar a toda esta gente aquí metida.

-Ahora vamos y nos ocupamos de todo ¡pero tienes que salir ya!

-Está bien, no te preocupes.

Se me cayó el teléfono al suelo por los nervios y ante la falta de tiempo, únicamente agarré la bolsa que había preparado y salí fuera.

Dejé todo y me quedé unos segundos mirando el montón de ventanas, algunas alumbradas, otras no, imaginando a toda la gente que estaba en peligro.

No podía hacerlo, Alex y Beth no iban a llegar a tiempo y yo no podía dejar a esta gente morir por mi culpa.

Me acerqué de nuevo a la entrada y empleé todas mis fuerzas en invocar un hechizo para obligar a todas las personas a que salieran del hotel rápidamente. Nunca lo había hecho antes pero debía intentarlo.

Me concentré lo máximo que pude y mandé mentalmente la señal lo más lejos posible.

Pensaba que no había funcionado cuando la gente comenzó a salir a gran velocidad desde el interior y esparciéndose por los alrededores como si de zombies se tratasen.
Una vez que todos estuvieron fuera, sentí un mareo palpitar en mi cabeza. Aquello me había debilitado demasiado.

Estuve a punto de caer cuando unos brazos me atraparon.

-Gracias.- Pude decir.

Quedé asombrada, o más bien sorprendida cuando descubrí que quien me sostenía no era otro que Ron.

-Elia, tus ojos...-Dijo confuso mientras me miraba, haciendo que la sonrisa apenas había conseguido apenas segundos antes, se desvaneciera.

Escuché a mis amigos a lo lejos.-¡Suéltala ahora mismo Aaron!
Y en ese mismo instante fui yo la que se encontraba confusa.

Paré a pensarlo, Aaron, Ron... Mierda, había sido tan estupida.

Rápidamente me aparté de él como pude.

VampireDonde viven las historias. Descúbrelo ahora