-Alex... no sé a dónde va a parar esto, pero creo que es mejor que te detengas.
Él frunció el ceño enfadado.-Podrías tener como mínimo la consideración de escucharme. No porque seas una nacida eres mejor que el resto.
-Yo nunca dije eso...
-¡ Pero lo piensas!
-¿Por qué iba a pensar eso Alex? Si me conocieras tan solo un poco sabrías que eso no es cierto.
Él se abalanzó contra mí estrellándome contra la pared.
-¡Suéltame!-No tenía ni idea de lo que le ocurría.-¡Alex para por favor!
De repente ya no estaba aprisionada y él había salido disparado contra otra pared. Aaron me había ayudado, y ahora él parecía realmente cabreado.
-¿Se puede saber qué haces?-Gruñó a Alexander.
Él permanecía en el suelo y me miraba confuso. Iba a ir a levantarlo pero Aaron me cogió del brazo y me llevó a mi dormitorio.
-Yo... No sé qué le pasaba.
-Sabía que no era de fiar. No tendría que haberos dejado a solas.
-Esto no tiene nada que ver contigo Aaron, no te culpes. Además, no ha sido nada. Pero... no parecía él mismo, me asusté.
-Hay personas que si no consiguen lo que quieren se enfadan. No son capaces de aceptarlo.-Se sentó a mi lado en la cama.-Ten cuidado, ahora estará arrepentido, pero aún así... no sé qué hacer con él.-Suspiró pasándose una mano por cara.
-Aaron no le hagas nada. En el fondo es buena persona pero está asustado.
-Eso no lo justifica Elia. Dije que te protegería, y dejándote estar con alguien como él es peligroso. Si yo no hubiera estado en ese momento ¿qué habría pasado?-Apretó los dientes.
-Muchas gracias, pero no tienes de qué preocuparte, en serio.
Me levanté y salí de allí. Entré en el cuarto de baño sentándome en el suelo.
Había algo que molestaba en mi bolsillo, al sacarlo vi en mi mano el bote de pastillas que aquel desconocido me había dado. Sentí unas repentinas e inevitables ganas tomar una de ellas, y antes de darme cuenta de lo que estaba haciendo, ya me la había tomado.
No sentí nada distinto a un aumento de la necesidad por meter más en mi boca.
Eso y que el cansancio se apoderó de mi cuerpo en apenas unos segundos cómo si aquello no hubiera sido más que un sedante, por lo que después de ponerme el pijama, me introducí entre las sábanas y entré en un profundo sueño.A la mañana siguiente, mis músculos todavía no parecían tener la energía con la que solía despertarme. Aún así, fui capaz de darme una ducha más larga de lo normal y me vestí con ropa cómoda.
Fui hasta la cocina donde Aaron se encontraba desayunando.
-Buenos días.-Parecía molesto.-Buenos días.-Me senté a su lado con un bol de cereales con leche.-¿Qué ocurre?
-Alguien traspasó ayer mis barreras protectoras. ¿Por la tarde no viste a nadie?
Sabía perfectamente de quién hablaba. Aquel desconocido.-Ni idea. ¿Hay peligro?
-Podría, pero no lo será. Ya no podrá volver a entrar.
Asentí.-¿Seguimos con el entrenamiento?
-Cuando termines de desayunar.
Me miró a los ojos y frunció el ceño.-Tienes ojeras.
-Mala noche.-Mentí.
-¿Es por el colchón? Puedo cambiarlo si quieres.
-No, no.-Negué rápidamente.-La cama es genial, te lo aseguro.-Sonreí.
Eso pareció tranquilizarlo.
Después de terminar el bol, salimos afuera y nos dirigimos exactamente al mismo lugar en el que habíamos estado el día anterior.
El entrenamiento se me hizo demasiado largo y complicado. Aaron finalizó la sesión antes de lo previsto ante mi estado. Me hizo sentar junto a él en el césped.
-Selena no pareces tú, ¿de verdad no te encuentras mal? Puedes contarme lo que sea.
-No es nada... solo no me encuentro bien del todo. Puede que sea el estrés.
Él no pareció convencido del todo. Aún así lo dejó pasar y volvimos adentro.
-¿Qué te apetece hacer ahora?-Podríamos sentarnos un rato en el sofá y ver algún programa o hablar de algo.
Se extrañó más ante mi respuesta. Puede que imaginara que fuera a decir de hacer alguna locura, pero hoy mi mente no estaba para ello.
Cuando me dejé caer en el sofá sentí un gran alivio.
-¿Qué tal te sientes con respecto a todo lo que está pasando?
-Cansada. Siento mucha presión en mi. No sé si voy a ser capaz de sobrellevarlo.
-Claro que vas a serlo. Elia es imposible que te rindas, yo no lo permitiría.-Sonrió demasiado cerca de mí.
Aquello confundió mis sentimientos. De repente quería besarle y no sabía por qué.Aarón pareció darse cuenta y tras negar sonriendo se fue. Simplemente se fue.
Me invadió un sentimiento de frustración , más bien de rechazo. Y después todo se transformó inexplicablemente en ira.
Todo estaba pasando demasiado rápido y no podía controlarme, no podía controlar lo que estaba pasando por mi mente. No parecía yo misma.Fui de nuevo a mi dormitorio y tras sacar el bote de pastillas que había escondido en el cajón de la mesilla. Injerí un par, que después se convirtieron en cuatro y después en seis.
Al principio no noté nada, después el sofoco y el calor inundó mi cuerpo, por lo que tuve que salir al jardín rápidamente a tomar aire.
Alexander me vio y extrañado siguió detrás de mí.-¿Elia? ¿Qué te pasa?
-¡No sé que me pasa!-Grité casi sin darme cuenta.-¡No quiero seguir con esto!
Caí en redondo hacia tras.
-Elia mírame.-Me dijo Alex cogiéndome entre sus brazos.
-No puedo respirar...
-¡Aaron! ¡Aaron, necesito ayuda!
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Vampire
VampireElia es vampiro de nacimiento, lo que fue considerado como un milagro para sus padres. Ellos siempre la ayudaron consiguiéndole el sustento que necesitaba sin levantar sospechas entre el resto de ciudadanos de Detroit, pero ahora que sus padres h...