Capitulo 9

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Trevize quedó solo en su habitación mirando los datos que llegaban constantemente de la superficie del planeta, pero nada de lo que llegaba presentaba algo amenazante. No sabía si estar tranquilo, o si preocuparse por esa situación, por lo que decidió revisar con detalle cada dato. El trabajo resultó ser muy absorbente tanto que al revisar nuevamente el tiempo transcurrido se dio cuenta que había permanecido allí por doce horas. Se acordó de sus compañeros de viajes y decidió ver lo que estaban haciendo. La nave le permitía ver todas las habitaciones sin moverse de la suya, y pudo observar a Bliss y Pelorat sentados a cada extremo de la habitación, con los ojos cerrados e inmóviles. Pudo percibir una sonrisa en el rostro de Pelorat que le indicaba que había logrado su meta de comunicarse con Bliss. Por un momento sintió envidia por aquello, no solo porque ahora Pelorat, al igual que los antiguamente temidos agentes de la segunda fundación, tenía el poder de la telepatía, sino porque veía que aun a pesar de su edad tenía una meta en su vida. Sin embargo Trevize con todo el poder de un consejero de la alcaldía de la fundación, no había tenido en toda su vida algo que lo guíe y lo empuje a seguir hacia una menta, aunque sea inalcanzable. Había vivido siempre luchando con los eventos que se le presentaban a diario, sin saber a dónde lo guiarían.

Se recordó que no había comido nada en todo el día, y se dirigió a buscar algo para comer. Se preparó algo con las provisiones que habían obtenido de viajes anteriores, y se dio cuenta de que ya no quedaba mucho y que en breve deberían reabastecerse para poder continuar con sus viajes. Mientras comía sintió deseos de ver llegar a sus amigos, a quienes empezó a extrañar. No quiso ir a interrumpir sus experiencias para evitar que mal interpreten sus intenciones. Estuvo con esos pensamientos rondando es su cabeza, hasta que sintió los pasos de Pelorat que se acercaban hacia él.

-¿Cómo te ha ido con la nave? -preguntó Pelorat iniciando la conversación una vez estuvo en la habitación.

-Todo muy bien -respondió más tranquilo Trevize -Pero apenas llevamos la mitad del trabajo de revisión de la superficie. Una vez concluya les voy a avisar para que veamos dónde es más conveniente aterrizar. ¿Y a ustedes cómo les ha ido en su experimento?

-Es increíble. No te puedo decir cómo es que funciona, pero se llega a comprender lo que el otro piensa. Funciona, y eso que yo soy un viejo duro de enseñar. Tú lo harías muy fácil, te lo aseguro.

-No me gustaría que me lean la mente, de eso no tengas duda. Por eso prefiero mantenerme totalmente aislado, como los llama Bliss.

-Y respetamos tu decisión -dijo Bliss que acababa de entrar.

-Tienes un muy buen alumno -le respondió -Aprende rápido.

-Tiene mucho interés en aprender. Eso ayuda mucho. Con un par de clases más y bastante práctica, podrás comunicarte con cualquier persona de Gaia. Con personas del resto de la galaxia no creo que sea posible. ¿Cuándo descenderemos?

-Después de descansar descenderemos en una zona que veamos conveniente en base a los datos que está tomando la nave en este momento. Deberemos tener mucho cuidado, para evitar contratiempos.

-Te preocupas mucho. -respondió Pelorat -ya verás que la pasaremos muy bien.

La conversación que continuó fue muy amena en esa oportunidad, olvidándose por completo la incomodidad de la situación anterior. Varias horas después se despidieron para ir a descansar, con la esperanza de que la espera haya terminado. Al despertar horas después se volvieron a encontrar para tomar el desayuno, el cual tomaron a la rápida con la impaciencia de poder ver la grabación tomada durante todo el periodo anterior.

-Es un planeta bastante habitado -dijo Pelorat mientras veían las imágenes tomadas de la parte obscura del planeta. -Me pongo a pensar cómo se verá Términus de noche.

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