Capitulo 4

54 1 0
                                    

El pasillo, después de la discusión quedó sumido en el mismo silencio que antes. Bliss, con el rostro mostrando un esfuerzo mental, permanecía quieta con los ojos cerrados sin hacer el mínimo movimiento. Sus compañeros, para evitar interrumpir en su labor, permanecían lo más quietos posibles. Por un momento Pelorat temió que sus propios pensamientos interrumpieran la labor de Bliss e intentó acallarlos, pero la labor fue imposible y Pelorat se recriminó su incapacidad de controlar su propia mente. Permanecieron por mucho tiempo esperando la respuesta de Bliss, y no se atrevían a preguntar si ya había detectado algo, por temor a interrumpir su labor. Fue Bliss la que rompió el silencio y dubitativamente señaló una de las puertas que habían dejado atrás.

-Gaia sospecha que es esa puerta. En realidad hay muchas sugerencias de cuál podría ser la puerta, pero esa es la que más votos a tenido. Yo también voté por esa.

-Entonces vamos a ver si lograron adivinar. ¿Quién quiere apostar? -dijo Pelorat acercándose a la puerta elegida.

-No hay tiempo para eso -dijo Trevize -aléjense para que la abra.

El rayo nuevamente impactó en la puerta y Trevize la empujó con el pié. Esperó que sus otros compañeros se asomaran e ingreso con ellos. Como todas las salas, el interior permanecía sumido en la obscuridad y sólo se iluminó cuando ellos ingresaron. Esta, a diferencia de las que habían visto, estaba muy bien ordenada. Tenía una mesa en medio y rodeada de instrumentos que no supieron adivinar su función. Su tamaño también difería notoriamente, ya que esta no excedía ni a la cuarta parte del tamaño de las otras que habían visitado. Apoyado a las paredes, se encontraban estantes que cubrían casi toda la extensión. En ellos se podía ver pequeños objetos, instrumentos, libros, catálogos, y fotografías; muchos de esos objetos eran totalmente desconocidos para ellos, y finalmente se resignaron a dejarlos en sus lugares. En el centro de la habitación, se encontraba la mesa y sobre la mesa, se encontraba un gran bulto. Estaba totalmente cubierto con una coraza plástica y traslúcida, por lo que no lograron determinar su contenido.

-Esto me parece la oficina de un doctor -dijo Pelorat en su ingenuidad -como los que yo solía ir cuando era niño. Yo fui un niño muy enfermo -confesó -y visitaba muchas veces al doctor. Pero después se descubrió que no era enfermo, sino que todo mi problema era psicológico. El tratamiento que me...

-Perdón que te corte. -dijo Trevize -Yo nunca he tenido necesidad de ir al médico, y por eso no conozco mucho de esto, pero quiero que me confirmes si me equivoco. Esta mesa, ¿Es un quirófano?

-No lo sé -respondió -pero me parece mucho al consultorio de un médico.

-No sé si me equivoco, pero apostaría mi nave a que dentro de esta coraza está el cuerpo de Fallom.

-Y cómo lograrás abrirlo -preguntó Bliss preocupada.

-Alguno de estos controles tiene que abrirlo, es cuestión de encontrar cuál es.

Tal como dijo Trevize, lo único que tenían que hacer era determinar cuál abría la coraza, pero para encontrarlo demoraron varias horas hasta tal punto que Trevize perdió el interés en encontrarlo.

-Déjame a mí -dijo Pelorat -Quizá yo tenga suerte.

-Tú nunca has manejado un control -le criticó Trevize -nunca lograrás hacerlo.

-La diferencia es que tú -le respondió desafiante -estás acostumbrado al control de la nave, que prácticamente lo hace todo. Estos equipos no se acercan en nada a lo que tú tienes en tu nave. Son de una tecnología muy atrasada, por lo que requiere de mayor cooperación por parte del humano. Es por eso que es más probable que lo haga yo. Acuérdate que soy historiador y estoy más adaptado a lo antiguo.

BaleistaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora