Capitulo 6

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-Dime que no es cierto.

Reacciona sorprendido.

-Jamás lo tomaría en broma.

Me defiendo.

El parecía enojado, molesto. Pero no sé porque, se suponía que era una buena noticia que cambiaría nuestras vidas, pero parece que solo le importa él, de como quedará frente a sus amigos y todos los demás.

-Ven.

Se acerca a mi y me da un abrazo, difícilmente correspondido por mi.

-Lo siento, estoy algo cansado y confundido.

-¿Como lo quieres llamar?

Le pregunto apoyada en su pecho.

-No lo sé, mientras sea sano soy feliz.

-Musa.

Me llama alguien.

Estaba soñando felizmente, pero siempre alguien tiene que interrumpir mi dulce sueño de paz. Esa voz...No, no, no, no y no, no...

-Musa.

Ne vuelve a llamar.

Abro los ojos lentamente para encontrarme totalmente perdida. Estoy acostada en una cama, pero no es mía. Estoy en una habitación, que tampoco conozco. Y por último unos ojos violetas me miran directamente, lo único que si conocía y me hacía sentir cómoda e incómoda al mismo tiempo.

-Despertaste.

Me sonríe a medias, pero como siempre serio.

-¿D-donde estoy?

Apenas puedo hablar con él a mi lado.

-Estás en Magix.

Me recuesto en la cama lentamente, al apoyarme en el respaldo lo puedo mirar mejor. Miro lo que llevo puesto y es el muy colorido pijama que Stella me regaló, no quiero ni saber como ni quien me lo puso. Al tocar mi frente siento una curita pequeña en la parte derecha de la frente, un poco antes de la sien.

-¿Qué pasó?

Estoy perdida, confundida, de todo.

Al parecer había puesto una silla al lado de la cama para mirarme o acompañarme quiero creer. En la mesa de luz había una lampara, al lado medicamentos y una cajita de vendas como la que tenia puesta. Se acerca un poco a mi y apoya una mano en mi muslo con un poco de vergüenza.

-Bueno...

Comenzó a decir.

-Cuando hiciste la presentación con Dalila esta mañana ella perdió el control de su viento mágico, o algo así.

Siento como me acaricia con el pulgar de la mano apoyada.

-Luego de que se arreglaron para salir de esa te desmayaste cinco minutos después de aterrizar atrás del estadio. Te cargamos hasta la enfermería de la escuela y la doctora dijo que en ese viento que formó Dalila voló un metal pequeño hacia tu cabeza, en el momento no lo sentiste pero luego perdiste la consciencia.

  Me explica.

-Antes no notamos la herida porque cuando te transformas tu flequillo tapa toda tu frente.

Las caricias de su pulgar se detienen para mirarme.

-¿Y luego?

Le pregunto apoyando mi mano sobre la suya.

Amor vs AmistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora