Final Feliz.

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Lo que más había cambiado esa noche para Dalila era el miedo mezclado con amor de parte de Max. Así se sentía el abuso a una mujer. Miedo, amor, confusión y mucho llanto.

Desde su taza de café observó su reflejo para cerrar los ojos, mezclar el olor a cafeína y el sonido del violín.

Era un lugar del que le hubiera gustado pertenecer. Alfea. El mejor colegio para hadas de todo Magix.

Desde su forma de ser jamás hubiera escapado de allí para salir con chicos y mucho menos para atacar a hechiceras en su propia escuela. Pero imaginar que tenía dieciséis años y caminaba hacia su dormitorio era simplemente de ensueño.

El lugar donde algunas hadas usaban en tiempo libre para estudiar y disfrutar de una bebida frutal mientras Musa daba una muestra de cualquier instrumento.

En este caso una valiente se había animado a demostrar el amor de dos años que mantenía con su violín.

De reojo miraba a Musa a su lado. Maravillada por la melodía que esta escuchaba. Sus ojos brillaban y sonreía. Esto para la rubia no era nada, había visto en carne y hueso como su compañera lloraba al escuchar una sonata de cualquier tipo.

La envidiaba. Pero era de esa envidia sana, de la que deseas lo mejor para esa persona, incluso si son cosas mejores de las que le pasan a uno mismo.

Un grupo de amigas inseparables. Totalmente enamorada de lo que hace. Un control en sus poderes único.

Sabía que ya no se verían mucho de ahora en más. La recordaría. Musa la había marcado.

-¿Y que piensas hacer ahora?- le preguntó con una sonrisa mientras mezclaba su limonada con el sorbete.

Saliendo de su imaginación la miró.

-Me iré por un tiempo a la casa de mis padres. Allí aprenderé un poco más a controlar mis poderes. Últimamente están algo...-

-Descontrolados- terminó la frase.

  La vez que habían tratado saber que era ese descontrol en sus poderes el hada había terminado con dolor de espalda. El viento que trató de controlar la llevó a lanzarla contra un árbol. Aún así Musa no se rendía y seguía ayudándola en todo.

...

-Max ya está en su casa- comentó Timmy a su líder. -Oye Sky- este se encontraba en un balcón mirando hacia adelante. Continuaba dando la espalda aún así después de escuchar a su amigo.

-Gracias Timmy- dijo sin darse vuelta -Activa la alarma de su rastreador por las dudas- le ordenó pensativo.

Durante horas desde el día anterior había pensado en la oposición de su prometida frente a su veredicto.

El día de mañana serían rey y reina. Durante su educación le enseñaron que las decisiones las toma el rey con consejos de la reina, pero que la mujer sólo tendría derecho a opinar.

Las cosas habían cambiado. Su alma joven lo llegaba a pensar que sin importar que, ellos se respetaban. El día de mañana la decisión sería de ambos.

El caso más cercano a un enfrentamiento a la hora de tomar una decisión se había dado la noche anterior. En el que su futura esposa fue capaz de interponerse en sangre pura entre la decisión y el caso.

¿Realmente era capaz de recibir el castigo en lugar de Max solo por no estar de acuerdo?

Esa imagen de ella en frente de el filo de su espada lo perseguía. La idea de que estén en un  castillo en el bosque y ella con una corona al igual que el era intensa.

Algo de que hablar con Bloom.

Mientras tanto, se quedaría con la idea de que Bloom está tan segura de el amor que él le tenía, que sabía que jamás la lastimaría. De ahí la valentía de entrometerse entre la espada y Max.

...

"Los finales felices no existen". Y si que tenía razón su padre. Siempre habrán problemas que resolver y cosas con las cuales lidiar.

Pero al fin y al cabo nuevamente se encontraba  en su hogar.

Riéndose cada vez que lograba derribar a Sky y  contraatacando cada vez que este lograba tirarlo a él.

Musa nuevamente era su pareja con todas las letras. Nuevamente podía celarla y espantar a cualquier mosca que revoloteara por su alrededor. Y bien sabía que a pesar de sus malas caras cuando esto pasaba, a ella le encantaba sentirse protegida por él. Eso la hacía saber lo mucho que la amaba aunque no se lo dijera. Y es que no le mentía cuando le decía que lo mucho que la quería.

En cuanto a su trabajo, Fontana Roja era su lugar. Siempre lo había sido, justo ahí en ese escuadrón. Bien lo sabía Saladino, su equipo no se había movido de donde lo había dejado, este lo esperaba.

...

No hay "felices para siempre". Pero quien dijo que no existía el "final feliz". Este es uno de ellos.

La historia jamás parará, siempre seguirá.

Riven y Musa pelearán hasta más no poder pero se amarán cada vez que cada enfrentamiento llegue a su fin.

Formarán una familia de la mano de sus amigos. Pero aunque casa uno camine en distintas direcciones y estas se separen jamás dejaran de ser Los Especialistas y Las Winx.

Fin.

Amor vs AmistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora