Capitulo 8

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-Buenos días a todas ustedes. Me presento. Soy Mu...Delfina y vengo de Alfea para enseñarles la materia que doy allí.

Ya había entrado al lugar donde daría mis clases, era un salón con instrumentos, parecido al de Alfea, pero este se veía menos desordenado.

Me dio terror al empezar la clase, solo decía alguna que otra cosa. Así que para no tener miedo, porque eso sentía, decidí que todas me mostraran lo que podían hacer.

-¿Delfina?

Me llamó una de ellas, como aún no me acostumbro al nombre, no le contesté.

-¿Señorita?

Me vuelve a llamar.

-Si, lo siento, dime.

Me levanto del escritorio para verla.

-¿Los exámenes como serán?

-Pues...serán exposiciones para las que les guste, y para las que tienen algo de vergüenza me lo pueden mostrar en privado al terminar la clase.

Quiero sonar lo mas diferente posible a mi, no quiero que me reconozcan, si no me harían la vida imposible, o tal vez no tan así, quien sabe.

Esta clase se hace mas difícil, si alguna tan solo sospecha de mi, soy capaz de tirarme por la ventana. No sé lo que pasaría si me reconocieran, aunque no sé que probabilidades hay de que eso pase, ya que al salvar el mundo unas cuantas veces tu cara se hace conocida.

-Bueno chicas.

Trato de no sonar nerviosa.

-Quería decirles que todas se destacan en algo, como no solo les enseño música a ustedes, si no a más cursos, les digo que me costará aprender sus nombres.

Algunas sonríen entre ellas.

-Pero tranquilas, ya los aprenderé.

-¿Cuanto tiempo te quedarás?

  Me pregunta una de al frente.

-Aún no lo sé, pero disfrutaré estos días con ustedes.

Miento, me quedaré hasta que se den cuenta de quien soy.

Pasaron los minutos y de a poco me fui acomodando en la clase. Hubo risas, chistes y música, ganamos más confianza en tan solo dos horas. Y al final llegamos al acuerdo de que mañana, viernes, les tomaría la misma prueba que tomé en Alfea hace poco, pero esto fue a pedido de ellas, no se porque, pero la acepté, ya que ninguna estuvo en contra.

Quedamos en lo mismo que la prueba anterior, una canción con instrumento que me tocara el corazón.

Ya hacia cinco minutos había sonado el timbre del descanso de las alumnas en Calixto, y me encontraba caminando en los pasillos del instituto, algunas caras me miraban, otras me saludaban, y algunas murmuraban.

-¡Delfina!

Escucho un gran grito viniendo de la otra punta del largo pasillo, por lo que no soy la única en darme vuelta.

-Oh, Dal...

Le digo en cuanto viene corriendo a abrazarme con alegría.

-¿Cómo estás? ¿Como despertaste? ¡Cuéntame todo!

Íbamos caminando por los pasillos mientras le contaba y ella a mi todo lo que pasó ayer como estudiantes fanáticas del chisme.

-¿Así que solo eso?

Pregunto algo decepcionada cuando termine de contarle lo que paso con Riven en su casa, para ese momento ya nos habíamos sentado en unas de las bancas del patio delantero del instituto.

-Si, ¿que esperabas? apenas podíamos hacer que nada había pasado entre nosotros.

-Esperaba algo más no sé.

Se quedó pensando un segundo.

-¿Que se besaran o algo más?

¿Algo más? Esta chica tiene problemas.

-¡Estas loca! ¡Haste ver Dalila!

Le bromeo riendo para no llorar.

-Admite que te encantaría recordar eso.

-¿Recordar que?

Me hago la desentendida.

-Déjalo ahí, ya pasará lo sé...

Me codea mirándome picaramente.

El resto del día terminé con las demás clases que no me fueron tan dificiles como la primera, me fui acomodando, y en los descansos observaba como las estudiantes que mañana tendrían examen ya practicaban. Algunos me preguntaban si estaba mejor, y hasta me ofrecieron ayuda, lo que me hizo sentir cómoda, poco a poco me fui instalando en este colegio.

En cuanto a Riven, a él solo me lo crucé una que otra vez solo para mirarnos de reojo y seguir nuestros caminos. No sé si lo hago porque sospecharían de quien soy si hablo mucho con él, o lo hago para evitar una situación incómoda.

Luego de una tarde atareada de clases, abrí el portal hacia Alfea, me sentía cansada, pero tendría que esforzarme por mantenerme de pie, ya que al llegar me invadirían las preguntas sobre como estoy y todo lo que conlleva.

-¿Y recuerdas todo?.

Si, todas las preguntas cayeron sobre mi al llegar, les expliqué que me sentía mejor y lo que había pasado, todo evitando la parte de Riven, agregando que dormí en la casa de Dalila.

Ya nos encontrábamos alrededor de la gran cama de Stella en circulo, algunas acostadas, otras sentadas, y otras con las piernas cruzadas como yo.

-Recuerdo absolutamente todo Flora.

Le aseguré a mi amiga.

El rato que pasó cuando dejamos mi tema de lado fue genial, tocamos muchos temas de chismes. Tecna encontró a dos profesores besándose en la sala de reunión. Flora tiene un enamorado en Zenith. Layla se rió mucho al ver un choque múltiple en una prueba de resistencia. Bloom casi se muere por enseñarle a una chica de Solaria un hechizo de ataque. Stella peleó cinco minutos con Brandon.

Ya me encontraba en la cama tapada hasta la cintura, ya nos habíamos despedido. Al mirar mi teléfono sobre mi ropa en la punta de mi cama, lo tomo y reviso si no me llegó ningún mensaje.

Número desconocido: Hola Musa, ¿Te sientes mejor?

Al fijarme la foto de perfil de aquel número se me paró el corazón. Tecna estaba de la misma manera que yo con su celular recostada en su cama hablando con Timmy, pero con solo dar una mirada ella se daría cuenta con quien estoy hablando.

Por instinto oprimo el botón que esta en el aparato y apago su proyector para mostrar el contenido dentro de la pantalla.

Hola Riven, si, me siento mejor gracias.

Es todo lo que pude responderle.

Genial, nos vemos mañana. Buenas noches.

Me siento mal cuando responde tan cortante, me manda un mensaje para saber como estoy pero luego se vuelve distante y se despide de mi sin más.

Estoy confundida, pero por alguna razón tengo ese bello color dentro de mi cuerpo que me hace sentir fresca.

Apago el teléfono, lo dejo cargando en mi mesa de luz y me dispongo a dormir. Me acuesto acostándome de lado, y por alguna razón, dejo que mi brazo pegado a la cama rodee mi cintura, haciéndome recordarlo.

-Dime que nunca te irás.

-Sabes que nunca me fui.

Amor vs AmistadDonde viven las historias. Descúbrelo ahora