Al terminar de despedirme de Dana en el frontis de nuestro edificio, proseguí a ir rumbo a mi vehículo para ir a buscar a mis padres y luego marcharnos a Nueva York. Cuando llegué a buscarles, ellos estaban esperándome en la salida del lugar; mi padre decidió conducir el resto del viaje y con gusto acepté, puesto que aún tenía un poco de sueño. Todo el camino fui durmiendo, al igual que Neal.
-Llegamos- escuché a mamá decir para despertarnos.
-¿Qué?- preguntó Neal abriendo los ojos soñoliento, igual que yo.
-Miren por la ventana- sugirió.
Fue entonces que pasamos por el gran letrero que anuncia "Bienvenidos a Nueva York".
-¡Al fin!- exclamó Neal, recobrando energía.
-¿Primera parada?- preguntó mi padre.
-¡Central Park!- escogimos Neal y yo.
-Entonces, allá vamos.
Mi padre se dejó guiar con ayuda del GPS hasta el corazón de la ciudad y después de unos minutos pudimos llegar al lugar señalado. Mis padres fueron a recorrer el parque, mientras tanto mi hermano y yo corrimos hasta un puesto de Hot Dogs, ya que ambos moríamos de hambre y queríamos saber si realmente eran de los mejores de la costa este. Así fue.
-¡Esto sabe muy bien!- dijo Neal con comida en la boca.
-Lo sé- concordé en el mismo estado.
Estábamos sentados al costado del Reservoir, la laguna más grande de Central Park. Al terminar de comen nuestros Hot Dogs, comenzamos a dar un tour por los 4000 metros de largo que conforman el enorme parque.
-Es realmente hermoso- comenté al ver el Castillo Belvedere.
El castillo está marcado por su arquitectura y estilo victoriano, además de su ubicación en la parte más alta del parque neoyorquino, funcionando como un observatorio y centro turístico.
-Sí- lo observaba con detenimiento.
Nos sentamos en una banca de madera que nos permitía apreciar toda la vista a la perfección desde un primer plano.
-Emma, ¿eres feliz con Jack?- cuestionó mi hermano rompiendo el silencio que nos tenía absortos.
-¿Por qué preguntas?- respondí con otra pregunta mirando fijamente el paisaje.
-Porque me interesa cómo estés- explicó.
-Bueno, sí, soy feliz con él.
-¿Qué hay de Killian?- inquirió al cabo de unos segundos.
-¿De qué hablas?- ¿cómo se enteró?
-De que sé que se querían, Emm- confesó con tono comprensivo- o se quieren.
-¿Cómo te enteraste?- habían muy pocas personas que saben qué ocurrió entre nosotros.
-Un buen hermano siempre se entera de todo, pero no me cambies el tema- reprochó.
-De acuerdo, ¿qué quieres que te diga?
-¿Aún lo quieres?- preguntó observándome, pero no quise mirarlo.
-Yo...-dudé-. Sí, Neal, aún lo quiero- confesé.
-¿Qué hay de Jack?
-También lo quiero- sentencié-, ¿es posible querer a dos personas a la vez?- ésta vez lo miré directamente a los ojos.
-Claro que es posible- me tranquilizó-, pero solo puedes enamorarte de una- aclaró.
Para portarse casi siempre como un idiota, era muy sabio cuando la situación lo ameritaba. Lo abracé como señal de agradecimiento por su ayuda.
ESTÁS LEYENDO
Te necesito, ¿Y tú?
De TodoEntonces entendí que, sin importar lo que hiciera, si me rompieras lentamente, si me enterraras una daga en el corazón o incluso si lo tomaras en tus manos y lo estrujaras hasta convertirlo en cenizas, seguiría ahí para ti. Emma intenta olvidar sus...