En la salida del edificio de salud un grupo de agentes y policías me rodearon para esquivar al montón de periodistas que habían llegado desde que salió al aire el comunicado de Corea. Todos trataban de acercarse a mí y a Thomas, haciendo un sin fin de preguntas sobre cómo reaccionaba frente a la situación, qué haría al respecto y entre otras.
-Detesto a los periodistas- masculló Carter cuando estuvimos en la camioneta blindada.
-Señora Foster, desde ahora estamos bajo su dirección.
Nos limitamos a mantenernos en silencio hasta que llegamos a casa. Rose nos recibió alarmada por todo lo ocurrido, también haciendo preguntas, pero no me consideraba en condiciones de responder nada, así que Lilly se encargó de hacerlo.
-Ésta es tu casa, Tommy- le susurré, recostándolo en su cuna que estaba al lado de mi cama matrimonial.
Fui al armario y me cambié de ropa por algo más cómodo, sin importar si alguien entraba a la habitación. Como ya estaba oscureciendo, amamanté a Thomas hasta que durmió y luego cené, para ir a hablar con Lilly y Greene en la oficina que en algún tiempo le perteneció al abuelo de Jack.
-¿Qué es lo que decidieron?- Le pregunté a Lilly y a Greene.
-Están divididos en el pentágono- habló el agente.
-¿Sí? ¿Y cuánto más planean esperar? ¿Hasta que envíen la cabeza de Jack y sus compañeros por correo?- me irrité- ¿o hasta que se transforme en una guerra nuclear?
-Emma, cálmate, por favor- pidió Lilly.
-Lo siento, Lilly, pero no aguanto más con ésta incertidumbre... Mi hijo tiene dos días de vida, ¡dos!- exclamé- y ya ha sido amenazado de muerte, y su padre está en las mismas o peores condiciones. Calmarme no va a solucionar esto desastre.
-Señora Foster- intervino Greene-, quizás para usted aún no dimensionamos lo que ocurre, pero no es así; son decisiones importantes las que deben tomar, como usted ha dicho: se puede desatar una guerra nuclear, y eso nos llevará a perder no sólo a los secuestrados, sino que también la vida de miles de personas en éste país y en los circunvecinos.
-Sí, lo sé, agente, y no se imagina cuánto me duele que sea la vida de mi esposo y sus compañeros a cambio del bienestar de un país entero, y no me refiero a los Estados Unidos- hice una pausa-. Quiero hablar con el Pentágono.
-No creo que sea posible- dijo Lilly.
-No me importa lo que es o no posible, comuníqueme con el Presidente ahora- le dije a Greene.
El agente le dedicó una mirada de preocupación a Lilly, probablemente temiendo por cómo iría a reaccionar el Pentágono frente a mi llamada. Sacó su teléfono movil, marcó rápidamente y al instante le respondieron.
-Habla el agente Greene- una pausa- mi código es 22093. Señor, la esposa de Jack Foster ha solicitado hablar con usted. Sí, Señor, lo sé... Okay, gracias- dijo y me entregó el teléfono-. Es el Presidente.
-Buenas noches, Señor Presidente- saludé.
-Buenas noches, Emma- aún recordaba mi nombre o se lo habían dicho-. Lamento todo lo que está pasando con Jack, pero prometo que estamos buscando una forma de salvarlos.
-Sí, ya me lo han dicho- aunque claramente él no me veía, puse los ojos en blanco-, pero le recuerdo que el tiempo se acaba y que sienten mucha presión.
-Exacto, como comprenderá aceptar las condiciones que nos han impuesto es una forma de ceder y perder todo, por primera vez.
-¿Me está diciendo que todo esto es una cuestión de honor y orgullo?- me enfadé.
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Te necesito, ¿Y tú?
De TodoEntonces entendí que, sin importar lo que hiciera, si me rompieras lentamente, si me enterraras una daga en el corazón o incluso si lo tomaras en tus manos y lo estrujaras hasta convertirlo en cenizas, seguiría ahí para ti. Emma intenta olvidar sus...