Tres horas después.
-Contraalmirante, los estudios de su esposa no son buenos- confirmó el doctor Kennedy-, lamentablemente encontramos una aneurisma de un tamaño considerable, en este caso mide casi dos centímetros y además sufre de hidrocefalia, es decir acumulación de líquido.
-No puede ser...- dije pasando mis manos por mi rostro, tomé un gran bocado de aire y continué- ¿Cuáles son los procedimientos?
-Tendremos que llevarla a quirófano y realizarle una neurocirugía, o en otras palabras, una craneotomía y un drenaje para absorber el líquido disuelto- explicó con detenimiento.
-¿Cuál es el porcentaje de supervivencia?
-Es una operación de rutina, pero aún no sabemos cuánto líquido hay realmente y eso podría traer complicaciones inesperadas, como en toda cirugía... Así que me atrevería a decir que estamos en un sesenta porciento de supervivencia- eso parecía ser muy poco.
-¿Cuándo operaría?
-A penas usted lo autorice, no hay tiempo que perder.
-¿Qué hay del bebé?
-No debería sufrir complicaciones, pero aún así tendremos a nuestra mejor cirujana pediatra con nosotros en caso de ser necesario.
-Entonces prepare a su equipo, doctor Kennedy, firmaré de inmediato- señalé los papeles que tenía en sus manos y me los entregó.
-Sí, señor, la doctora Garcés recibirá los papeles y se encargará de llevar a su esposa a cirugía- ella asintió-, yo me encargaré de preparar el quirófano. Con permiso- se fue.
Leí lo más rápido que pude los papeles, los firmé y entregué a la doctora. Hora tendría que explicarle a Emma por qué deben operarla. Me acerqué al cuarto con la doctora Garcés y una enfermera, abrieron la puerta y ahí estaba ella, mirándome sorprendida, la misma mirada de cada quince minutos. Le expliqué qué era lo que le había ocurrido y que ahora la prepararían porque debía operarse, afortunadamente aceptó y dejó que le prepararan, mientras que yo les comunicaba la noticia a nuestras familias.
-Necesitará una cirugía- todos me miraban preocupados.
-¿Es riesgosa?- dudó Mar Margaret.
-Tiene ciertas complicaciones. La están preparando ahora mismo.
-¿Aceptaste la cirugía?- preguntó David un poco molesto.
-Claro que lo hice, ¿qué otra cosa se supone que debo hacer?- respondí de la misma manera.
-Consultarlo con nosotros- dijo con obviedad.
-El tiempo es primordial, David, no puedo darme el lujo de aguardar más tiempo.
-¡Es mi hija la que está allá!
-Sí, pero también es mi esposa- objeté.
-¡No me imp..!
-¡David!- lo reprendió Mary Margaret- Es suficiente, Jack ha pasado por mucho, ha debido enfrentar el acoso de la prensa, ver cómo el accidente de su familia se vuelve el centro de atención y que la mujer que ama lo olvide cada quince minutos. No tiene por qué soportar tus reclamos- concluyó enfadada.
-Disculpe, señor, pero su esposa está lista- se acercó la doctora.
Observé a todos los presentes, tomé un bocado de aire y asentí, comenzando a seguirla hasta el cuarto, de donde sacaron a Emma, quien ahora llevaba una bata diferente y una gorra para el cabello y me miraba asustada.
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Te necesito, ¿Y tú?
De TodoEntonces entendí que, sin importar lo que hiciera, si me rompieras lentamente, si me enterraras una daga en el corazón o incluso si lo tomaras en tus manos y lo estrujaras hasta convertirlo en cenizas, seguiría ahí para ti. Emma intenta olvidar sus...