AGENTE ESPECIAL -TERMINADA-

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LLANTO

CAPITULO 10:

El sábado había trascurrido normal, luego de que Elliot se fuera me dispuse a dormir, tenía sueño, demasiado. Estaba agotada. El domingo, llego mi auto nuevo, equipado con sistema de espionaje, pero estaban escondidos, de manera que solo oprimiendo ciertos lugares, se podrían ver. Me dedique a ocuparme de la misión. No había señales de Aaron, por lo que se añadieron algunos policías en la búsqueda. Me dirigí rápidamente a casa de las tres Aischa sospechosas, espié un poco y Aischa Piccolo estaba en su casa. Aischa Paulett no y Aischa Claret tampoco. Realmente, no importaba si estaban en la casa o no, ya que aunque fueran ellas, podrían fácilmente tener cautivos a las víctimas, mientras ella iba y venía. Pero la noche de la desaparición era fundamental, porque era cuando ella entraba. Así que tenía que investigar más eso.

Me apresure para ir a casa de Louise, la chica de la fiesta. Me presente como una detective y obviamente saque la información que quería. Ella me daría la lista luego, ya que debía buscarla. Le pedí silencio y ella, supongo, lo mantendrá. Ya había descartado totalmente a Piccolo, ya que Louise afirmo verla en su fiesta, es más, fue una de las ultimas en irse. Pero a las otras dos no se acordaba si las había visto. Para su mala suerte Piccolo y Paulett eran claritas, Claret no. Sin embargo, puede usar perfectamente peluca.

El día trascurrió en eso, me di un espacio para comer y luego ayude en la búsqueda. Nada de Elliot por hoy. No volvió a llamar.

***

Peine mi peluca, estaba en mi nuevo auto y era, realmente, muy satisfactorio no tener que caminar. Estaciones y vi que había gente anonadada. Corrí ligeramente cojeando un poco. Llegue y note que la mayoría de los alumnos estaban afuera de la escuela y que los oficiales cerraban el colegio.

-¿Qué sucede? –pregunte a uno de los alumnos.

-Es Aaron, es la cuarta víctima de un secuestro. Cierran el colegio porque están preocupados, han alejado a la prensa.

-Pero Aaron ¿Esta bien?

-Sí, solo que tiene sobre dosis de pastillas. Está un poco delicado. Por lo que escuche.

Asentí y agradecí, para luego correr. Necesitaba la escuela abierta, frenarían la mayoría de mis investigaciones. Era mi caso y los oficiales no podían oponerse. Me adentre entre la multitud y pase la cinta amarilla que dictaba precaución. Los policías tomaron mis brazos y empezaron a balbucear cosas a las que no preste atención. Aleje sus manos con un brusco movimiento y los obligue a seguirme.

-Niña no puedes estar aquí.

-Oficiales, con todo respeto ustedes son los que no deberían interferir –mostré mis distintas placas y permisos. Me vieron expectante y asegurándose de que nadie más viera, me retire la peluca, los anteojos y quiete el maquillaje con las manos-. Soy Danielle Abbadie y manejo este caso, no necesitare su ayuda a menos de que sea un caso muy urgente. Si cierran el colegio detendrán mi investigación, ya que suponemos que él o la secuestradora están en la escuela. Ahora retiren su equipo y denme la ubicación del hospital.

Los oficiales me escucharon detenidamente y asintieron apenados por interferir. Dejaron claro al director que no se preocupara, que tenía personal infiltrado.

Me apresure a los baños y me cambie, quedando totalmente como Danielle Abbadie. Quite los restos de maquillaje especial y me decidí a ir al hospital. De repente note como los alumnos entraban, mis órdenes de no cerrar la escuela habían sido acatadas. Busque con la mirada a Hamillton, pero no, no había venido. Así que me dispuse a apresurar el paso para que nadie me reconociera.

Baje y pasa al gran hospital.

-Perdone señorita, ¿La habitación de Aaron Jones? –pregunte a una enfermera.

-Lo siento, el paciente no acepta visitas –dijo desinteresada, hasta que le mostré mi placa y me dio el número de habitación.

Tenía un leve enojo, al pensar que Elliot pueda estar en los brazos de alguna perra. No me llamo en todo el domingo y ahora falta a clases. Tal vez sea porque llego tarde o simplemente está molesto conmigo para no llamarme, quizás la que erro fui yo al contestar sus llamadas. Pero sentí que le haría daño si lo llamaba. Estaba involucrándolo en un mentira y no quería eso. Tal vez, solo tal vez, me fui demasiado lejos con esto de Elliot y las dobles personalidades. Pero es que despertaba tanta adrenalina en mí.

Y ahí fue, cuando justamente, al parecer llamado por mi pensamiento, apareció Elliot. Estaba recostado en un pared, en el piso, llorando. ¿LLORANDO? ¡Oh por dios! ¿Qué le sucedía? Yo no era la única que tenía secretos, él también debía tener uno. Lloraba en silencio, pero cada lágrima era una pequeña daga que se clavaba en mi corazón. No soportaba verlo así, no podía verlo llorar con tanto sufrimiento. Me sentí como una basura, yo juzgándolo y el sufriendo aquí, pero ¿Por qué? Me acerque lentamente a él y...

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