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SACRIFICIO Y SECRETOS

CAPITULO 11

Me acerque lentamente a él y me agache a su altura. Su espalda recostada en la pared, sus rodillas contra su pecho y su rostro acunado entre sus piernas, las lágrimas recorrían sus mejillas.

-Elliot... -levante su cara y la tome entre mis manos, me miró fijamente. Sus ojos verdes tenían un suave tono rojizo por el llanto, estaban hinchados y sin su brillo tan peculiar de él. Rápidamente aparto mis manos de su rostro, con un movimiento brusco se levantó y limpio sus lágrimas. Se encamino al ascensor-. ¡Elliot! –exclame de nuevo, pero él me ignoro-. ¿Qué te sucede?

-¿Qué te importa a ti lo que me pase a mí? ¿Por qué mejor no sales huyendo como acostumbras a hacerlo? –pregunto con rabia, impactándome. Llego el ascensor y vi lentamente como se subía, para luego desaparecer tras las puertas mecánicas. Suspire.

Es lógico que estuviera molesto, lo había dejado solo en la fiesta, justo cuando decía palabras tan lindas. Lance una última mirada al ascensor y pensé en perseguirlo, olvidarme de la maldita misión y preguntarle qué le sucedía. Estar ahí para él, darle mi hombro para que pueda llorar. Pero no, las cosas no eran así. Me encamine a la habitación de Aarón, cada paso que daba era como una punzada de tristeza.

Me topé con la puerta y acerque mi mano a tocarla. Ahí estaba Aarón y debía interrogarlo, ahora. Era uno de esos momentos en los que sacrificaba cosas por la misión, en este instante esas "cosas" tenían nombre. Sacrificaba a Elliot por mi trabajo. Pero no... Esta vez lo que sería sacrificado era la misión, no Elliot, no ahora, no cuando me necesitaba. Miro la puerta por última vez y corrí en dirección al ascensor, apreté incontables veces el botos y este por fin llego.

Las puertas mecánicas cerraron para abrirse a los segundos. ¿Dónde pudo haber ido Elliot? Corrí un poco más rápido y el dolor volvió a mi pie. Salí del inmenso hospital y me encontré con una pequeña plaza al frente. Me acerque a esta algo agitada y ahí lo vi, en un banco, sus manos tapaban su dulce y angelical rostro. Tome asiento junto a él y lo obligue a verme de nuevo, limpie sus lágrimas con mi pulgar y me acerque más a él. Lo envolví en un delicado abrazo.

-Sé que estas molesto, lo siento por lo de la otra noche, lo siento muchísimo. A su tiempo te explicare porque me fui –susurre en su oído, apoyando mi cabeza en su hombro. Era verdad, lo sentía y mucho, pero obviamente esa explicación nunca llegara-. También sé que quizás ahora no quieras hablar. Solo quiero que sepas que aquí estoy Elliot, si necesitas que te escuchen, soy toda oídos, si necesitas que te apoyen, estoy para apoyarte. Hay momentos en los que uno no puede seguir aguantando las lágrimas y el sufrimiento y necesita a alguien para desahogarse, solo quiero que sepas que yo puedo ser tu alguien.

Me estrecho fuerte en sus brazos y sentí que mi hombro empezaba a humedecer. Me aferre a él, quería que supiera que aquí estaba, que podía confiar en mí.

-Danielle, yo... no puedo con esto, ya no puedo. Necesito soltarlo –susurro, su tono débil y ronco retumbo en mis oídos, haciendo llegar un sentimiento de tristeza a mi corazón, pero él lo hacía con solo murmurar unas palabras. Me separe un poco de él y tome sus manos, él se aferró a ellas y lo anime a seguir-. Cuando era pequeño, mi padre murió, tuvo un accidente automovilístico, fue muy difícil para mi madre y para mí. Con mucho dolor, mi mama tuvo que salir adelante. Se hizo cargo de mí, de la empresa de mi padre y de la casa. Ella se esforzó mucho, para que yo viviera con todas las comodidades del mundo, para que todo fuera como si papa nunca se hubiera ido. Sin embargo, ella sufría y demasiado, tenía que buscar una salida a ese sufrimiento y su salida fue el cigarro, era una fumadora compulsiva. Hace un año le diagnosticaron cáncer de pulmón, igual siguió fuerte y hacia como si nada pasara, pero yo sabía que algo pasaba. Se sobre exigió a ella misma y fue empeorando poco a poco. Tuvo una decaída muy fuerte y tuvieron que ingresarla al hospital hoy. Los médicos me dijeron que estaba empeorando, que el cáncer había avanzado y podía hacer metástasis. Puede morir. Estoy... estoy destrozado. Más de una tarde tuve que salir del colegio corriendo, porque ella tenía decaídas, nunca le confié esto a nadie, odiaría que alguien me tuviera lastima, no quería la compasión de nadie. Solo necesitaba soltar este dolor. Era muy difícil tragarme las lágrimas y sonreír todos los días, siendo el chico perfecto en el colegio. Pero contigo siento que... no tengo que ser el chico perfecto, simplemente ser yo y nunca pensé confiarle esto a alguien, pero llegaste tú y...

-Oh Elliot, yo no tenía idea de esto. Lo siento tanto cariño, pero te aseguro que ella estará mejor, se mejorara y saldrás de esto, mejor dicho, saldremos de esto juntos, puedes confiar en mí, siempre, ¿Oyes? Siempre.

-Me hizo muy bien desahogarme Danielle. Gra... cias –murmuro débilmente y yo me acerque aún más a él, tome su rostro en mis manos y apoye mi frente en la de él. Nuestras narices rozaban y pude sentir su aliento chocar contra el mío. Lentamente presione mis labios con los suyos, el atrapo mi labio inferior. Este beso estaba lleno de dulzura, era delicado, lento, podía saborear sus labios y el los míos. Su lengua pidió permiso para entrar a mi cavidad bucal, le abrí paso y ladee mi cara para poder facilitar el beso. Nuestras lenguas empezaron a jugar lentamente, mis manos se posicionaron en su cabello y sus manos descendieron hacia mi cintura, acercándome más a él. Todo era perfecto, hasta que, por falte de aire nos separamos.

Sentía un millos de emociones al azar, nunca en mi vida había besado yo a un chico, ellos siempre me besaban a mí, a menos que la misión ameritara ser seductora y coqueta, pero aún bajo esas condiciones, nunca había anhelado tanto un beso con anhelaba besar a Elliot. Mis labios pedían a gritos los suyos. El despertaba sensaciones en mí que yo misma desconocía.

Al separarnos el pego su frente a la mía.

-¿Sueles besar en la tercera cita? –pregunto y me dedico una sonrisa.

-Solo si eres especial y si esto se puede considerar una cita –reí levemente-. Elliot, yo... yo también sentí eso cuando te conocí.

-¿De qué hablas?

-Esa conexión instantánea, si la sentí –el sonrió y yo lo hice junto con él.

-¿Por qué viniste a la clínica? –pregunto el levantándose y tomando mi mano, entrelazándola junto con la mía, yo también me levante y empezamos a caminar. Su mirada se notaba un poco perdida, pero el beso había borrado cualquier señal de llanto.

-Es que... me dolía mucho el pie, sí, eso –mentí.

-Wow, a una amiga mía también le dolía el pie, ¿Cuál es el que te duele? Ella casi ni podía caminar, le dolía mucho el derecho.

-¡Es el izquierdo! –me apresure a exclamar, el no noto mi nerviosismo y yo suspire.

-Bueno Danielle, si quieres vamos a la clínica y te revisamos el pie, supongo que no pudiste ir por mí.

-No, tranquilo, ve tú, tu mama e necesita –sonreí y me tomo de la cintura, acercándome más a su cuerpo.

-¿Segura? –asentí-. Está bien hermosa, te llamo en noche. Por favor no más huidas ¿sí? Y se te agradece contestarme. Adiós –dijo dándome un beso en la mejilla. Y corriendo a la dirección contraria a la que nosotros caminábamos.

Suspire y camine a un árbol cercano, deslizándome por él y tocando el suelo. De ahora en adelante le tenía aprecio a esta plaza. Toque mis labios acordándome del beso con Elliot, parecía una niña tonta, acabando de experimentar su primer beso. Ya había besado a Elliot una vez, bueno, él me había besado, pero este beso fue diferente, sentí algo nuevo, algo raro.

Mi expresión cambio al recordar lo de su madre. Con razón tenía esa mirada cada vez que hablábamos de algo relacionado con la salud.

"soy muy delicado en los temas de salud, es todo –murmuro con una mira que... no pude descifrar. Se levantó de la mesa, mientras yo comía un trozo de mi pastel"

"¿Y si leemos este? Trata sobre el cáncer y... -No, esos son temas que no me gusta tocar –desvió la mirada y yo lo seguí viendo fijamente-"

Oh pobre. Sin embargo siempre estaba sonriendo. No me sorprenden los días que me trato mal, tenía un justificante enorme para ello. Cuando salía de clases, no era por una chica, cuando no iba, no era por una chica. No... era por su mama ¡Tonta! ¿Cómo escuchaste todos esos comentarios del? Él no era como todos creían.

Y bueno, ahora sabía un nuevo secreto de Elliot. Capaz la misión se atrasó un poco, pero valió la pena. El me necesitaba mucho más en ese momento que cualquier otra cosa. Sonreí, mi sacrificio había servido de mucho.

Tome mi celular tenía una llamada que hacer muy importante.

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En multimedia Haley Miller... Adelaide Kane

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