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ROMPECABEZAS

CAPITULO 39:

Me levante de la camilla del hospital, había pasado un día desde el acontecimiento, ya habían vendado y desinfectado mi herida. Tenía algunas en las manos, por los pequeños fragmentos de vidrio que me había incrustado al entrar y otra un poco más profunda en el estómago, que fue causada por Lewis con el trozo de vidrio. Me dirigí a mi casa y empecé a recoger mis cosas, ya no tenía nada que hacer aquí, mi trabajo había terminado. Ayer estuve a un paso de la muerte, en el momento en el que Aischa me apuntaba. Recuerdo sus manos temblorosas y su pulso acelerado en el momento en el que disparó el arma, pensé que sería a mí, pero no, al final la bala le dio directo en el corazón a Lewis, el cual era culpable de todo y debía pagar, Aischa ya no estaba atada a nadie y me encantaría poder ver una sonrisa en su rostro cuando supiera que ya es libre, lástima que no siquiera poder conversar con ella ya que... ella también murió. Los minutos pasaban muy lentos y podía jurar que el tiempo se detuvo en el momento en el que apretó el gatillo, matando a su padre, pero en cuestión de segundos, ella cayó al piso, presa de un coma epiléptico. Yo intente ayudarla pero fue imposible, ya que todas sus pastillas se las habían dado a Elliot y por más que busque, no quedaba ni una sola, supongo de que ya el cielo la estaba llamando y no se podía hacer nada. Me sentí realmente muy triste al no poder ayudarla, pero sé que está mejor, ya que se debió de reencontrar con su madre y su novio. Me doy cuenta que hay veces en las que uno se queja demasiado, por cualquier mínima cosa, sin saber que hay personas que luchan día a día con problemas mayores y salen adelante. A veces me pongo a pensar ¿Qué haría yo en una situación así? O ¿Cómo pueden ser tan fuertes? La verdad hay personas que tiene mucha fortaleza y las admiro. Todavía recuerdo los cristalinos ojos de Aish cuando apuntaba con el arma, en ese momento pude haber sentido miedo, pánico, nervios, pero no... mi comportamiento fue neutro, yo solo quería que Elliot estuviera bien y lo está, gracias a Dios, lo está.

Después de recoger mis cosas, deje mi nuevo auto en la agencia que había en Londres, ya que en Francia tenía mi verdadero auto, no necesitaría este. Tome mi equipaje y subí a un taxi, si, a un taxi, es cierto, les tenia temor, pero Elliot me había enseñado a vencer mis temores ¿Y qué mejor manera que enfrentándolos? Yo había tenido miedo de ser yo misma, de ser una adolescente, de enamorarme, al final me enfrente a la Danielle que era antes y entendí que a veces el peor enemigo de uno, es uno mismo.

-¿La llevo al aeropuerto, señorita? –pregunto el amigable taxista.

-Si...

-Reconozco esa mirada, ¿Asuntos del corazón?

-Solo una despedida a algo que nunca debió haber comenzado.

-¿Acaso se arrepiente de conocer al dueño de esa mirada?

-¿Arrepentirme? –pregunte para mí misma y sabía bien la respuesta-. No, si tan solo las circunstancias fueran diferente.

-Pequeña, sé que a tu edad parece difícil entenderlo, pero no todo se debe pensar, hay veces que simplemente tienes que actuar, no importa que tan ilógico o descabellado sea lo que tu corazón te diga, solo debes seguirlo y dejar que la vida siga su trayectoria, sin pensarlo o analizarlo.

-Pero... si uno no planea las cosas, nunca saldrán bien. Elliot y yo no podemos estar juntos, es algo imposible.

-Y... ¿Quién dice que lo imposible no es posible? Señorita, los humanos son piezas de rompecabezas.

-¿Piezas de rompecabezas?

-Sí, cuando armas un rompecabezas, intentas e intentas que las pieza encajen y finalmente, encuentras dos que se unen y encajan a la perfección. El mundo es un rompecabezas y nosotros, lo humanos somos las piezas, solo hace falta encontrar tu otra mitad con la que encajaras perfectamente, tal vez a través de una mirada.

AGENTE ESPECIAL -TERMINADA-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora