Lo no buscado.

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La mano de Clarke se había posado dulcemente sobre la cadera de Lexa que torció el gesto viéndose sorprendida por el espontáneo gesto de su compañera de colchón. El nerviosismo se apoderó de ella al ver que la rubia se había volteado delicadamente sobre si misma quedando de lado, a escasos centímetros del rostro de la actriz. Miró la expresión cansada de su joven doctora, debería llevar días enteros sin descansar como lo hacia ahora mismo y se enfadó consigo misma por no ser capaz de moverse de aquel agarre que ejercía sobre ella. Lexa nunca dormía con nadie, Lexa nunca se dejaba abrazar por nadie que no fuera el insistente oso amoroso de su amigo Lincoln, incluso Anya de carácter muy parecido al suyo sabía lo mucho que irritaba a la actriz cualquier gesto íntimo que implicara cualquier tipo de cariño. Y allí estaba tumbada bocarriba sobre un endeble colchón improvisado en su set de grabación, mientras Clarke reposaba tranquila a su lado, en un sueño que la había despojado de toda la preocupación de aquel día y quizás de la etapa de su vida en la que se hallaba ahora mismo.

La actriz empezó a sentirse incómoda, no por la postura, que para su sorpresa era increíblemente reconfortante, sino por la proximidad de la rubia que respiraba pausadamente contra su cuello, no le gustaban las cercanías de ese tipo pero tras su conversación de antes no se atrevió ni siquiera a removerse por miedo a que desapareciera la calma que inundaba la cara de Clarke.

"Curiosa manera tiene la pequeña doctora de cuidar de sus pacientes, seguro que le encantará la manera en que voy a reírme de ella por esto nada más que abra esos preciosos ojos azules que tiene" volvió a torcer el gesto con disgusto "¿Preciosos Lexa? ¿Qué es lo que te pasa? Te estás obsesionando con llevártela a la cama, piensa en Anya, piensa con la entrepierna y no con la cabeza, no, no, era al revés, eso es, pensemos con la cabeza y dejemos la entrepierna a un lado". Entonces se acordó de la apuesta y se sintió irremediablemente culpable de querer acostarse con una mujer como aquella solo por un estúpido juego en el que seguramente Clarke saldría herida, y lo que menos deseaba Lexa era hacerle daño, más daño aún del que ya soportaba en sus hombros. No era una de esas mujeres de usar y tirar, de las que se encontraban una cama con preciosas sabanas blancas de hotel vacía a la mañana siguiente, preguntándose dónde habría ido su amante de la noche anterior. 

"Pero es que ese escote que tiene es demasiado tentador, hasta para mí joder, es que si sigue suspirando de esa forma contra mi cuello voy a tener que mandar el autocontrol a la mierda, Lexa piensa, piensa con la cabeza, eres Lexa Woods y cuando me de el alta mi seductora doctora saldré de caza y cualquier rubia de medidas perfectas me hará olvidar esta obsesión con Clarke Griffin". 

La actriz sonrió satisfecha entendiendo su plan, olvidaría la idea de acostarse con Clarke con cualquier otra mujer que aliviara su apetito sexual, no tendría que volver a verla más porque eran sus amigas y no ella la que formaban parte del cast, así que evitaría el hacerle daño y hablaría con Lincoln sobre aquella estúpida apuesta. Sintiéndose orgullosa pensó que no había nada mejor que pensar con la cabeza "Qué sabia eres Anya, debería poner más en práctica tus consejos". 

Dentro de la organización absoluta, los planes, el autocontrol exhaustivo,  Lexa Woods no contaba con Clarke Griffin dispuesta a derribar cada ápice de cordura de la actriz, efectivamente la sonrisa de la morena se borró en apenas dos segundos cuando la doctora la apretó más contra su cuerpo, como si anhelara a alguien, como si no quisiera que la dejaran sola en aquella cama nunca. Lexa cuidodasamente se giró también sobre si misma sin deshacerse del agarre de la rubia para quedar ambas frente a frente. En un gesto que inevitablemente se automatizó acarició con sus dedos el pelo rubio de la joven, sintiendo su sedosidad al tacto con su mano. Su olor volvía a llegarle como el impacto de un tren contra un bloque de hormigón, haciendo que cerrara los ojos y se diera cuenta justo en ese momento de que la idea de acostarse con Clarke iba a ser mucho más difícil de olvidar de lo que ella pensaba.

La mujer de verde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora