Punzadas.

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Clarke se había quedado muda. Era una estatua de piedra en mitad de un caótico rodaje, que entre ensayos y escenarios, empezaba a cobrar vida ante la inmediatez del inicio de las escenas que tendrían lugar a lo largo del día. La intensidad de aquellos ojos verdes, la sensualidad de su voz y sus palabras, y su cercanía habían bastado para dejar a Clarke Griffin sin palabras. ¿Había estado de verdad tan cerca de sus labios? ¿Lo había hecho intencionadamente o solo era una manera de imponer su superioridad? Se llevó una mano a sus labios aún sintiendo el roce caliente de los de la actriz sobre ellos. Le había sorprendido el tacto suave de aquellos labios, la atracción y el magnetismo que aquella mujer desprendía era inevitable, hasta por una milésima de segundo deseo que la besara. " Recapitulemos, ¿qué haría yo besando a una mujer? Pasar tanto tiempo con Raven, me está pasando factura, sumemos además el hecho de que esa mujer es la archiconocida y archiodiada Lexa Woods...no, ni en sus mejores sueños húmedos".

Además hasta donde ella sabía la morena era heterosexual, de lo contrario su amiga se hubiera encargado de informarle considerándolo como una victoria propia. Seguramente todo sería una manera más de Lexa de demostrar que podía hacer lo que le viniese en gana, podría tenerlo todo en este mundo, incluso tratar a las personas que la rodeaban con ese desdén tan característico de ella, pero desde luego no tendría a Clarke Griffin ni de esa manera ni de ninguna. De eso estaba completamente segura. Vió como Octavia llegaba hasta ella corriendo y desechó sus deseos atribuyéndolos al deseo de querer doblegar constantemente a quien vivía acostumbrada a hacerlo con los demás. Lo que no podía ignorar era la incesante actividad que había provocado aquel encuentro en su cuerpo, podía notar como su entrepierna la llamaba a gritos. "Demasiado tiempo sin sexo, definitivamente debo echar más cuenta a Raven".

- Eh Clarke, parece que has conseguido aparcar tu revolucionario Audi donde le corresponde - Clarke desvió su mirada hacia su amiga entrecerrando los ojos.

- Si, todo hubiera sido mucho más fácil si nuestra querida lunática hubiera sugerido entrar por las puertas y no plantarme en mitad de una de las escenas, que por cierto, ¿dónde está?

- La última vez que la vi estaba reguinchada del brazo de Kane mientras se gastaban bromas el uno al otro, parece ser que se ha ganado al director en un abrir y cerrar de ojos - Octavia echó a reír justo cuando sonó el móvil - por cierto, ¿has visto a Lexa? Debe estar ya dentro, le quedan 20 minutos para empezar a rodar y si no está allí en esos 20 minutos, Lexa odia no estar a tiempo y...

- O, para, para - Clarke puso los brazos a ambos lados de los de su amiga devolviéndola a la realidad - tu querida jefa acaba de pasar hace unos minutos, creo que su ego iba delante guiándola pero no estoy segura.

- Vamos Clarke, tampoco es tan mala, ¿me acompañas?.

- Ni aunque ahí dentro estuviera esperándome mi codiciado título de Medicina. No, iré a buscar a Raven, te prometo que no volveré a meterme por delante de ninguna cámara que esté rodando en ese momento - levantó los brazos mientras se alejaba gritando - y O recuérdame que me debes una muy grande por no haber matado todavía a tu jefa.

Octavia frunció el ceño pensando a qué se referiría su amiga cuando su móvil volvió a vibrar. Lexa acababa de terminar en maquillaje. Estupendo, la había vuelto a perder. Entró al set de maquillaje por si se había entretenido por allí pero le dijeron que había salido por otra de las puertas. La morena caminó casi corriendo revisando vestuario, varios ensayos e incluso el set de realización. Lexa nunca llevaba el móvil encima, hecho que Anya solía echarle a menudo en cara, incitándola a que diese más vida a todas sus redes sociales, cosa que los fans le agradecerían, y convirtiéndose en una de las tareas que la representante le había encomendado a Octavia para que consiguiese que la actriz cambiase de opinión. También le había advertido de lo escurridiza que eran Lincoln y ella cuando querían hacer algo que no debían a ojos de Anya, por eso en esos momentos la asistenta se ponía en lo peor.

La mujer de verde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora