Pídelo y lo haré.

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Finalmente, Clarke había pasado por casa y había pasado la noche con Abby en el hotel. Se quedaron dormidas viendo uno de los dramas románticos que le gustaba a la médico, Clarke con una sonrisa en su rostro, la compañía de su madre conseguía embargarla de paz. El despertador sonó para madre e hija y tras despedirse hasta el mediodía, Clarke tomó rumbo hacia la facultad. Le esperaba un apasionante día de Historia de la Medicina, Anatomía del aparato locomotor y otras 2 clases con nombres tan apasionantes como las anteriores.

Llegaba pronto, así que se pidió un café para llevar en el local del campus y se sentó en uno de los numerosos bancos de maderas que se arremolinaban alrededor del lugar. Saludó a varios compañeros mientras seguía enfrascada en sus apuntes de Inmunología, dentro de poco tendrían los cuatrimestrales y no podía dejar que nada le distrajera. Y pensando en distracciones, fue su móvil el que vibró en el bolsillo de su gabardina azul. Ese día pintaba también de lluvia y no quería resfriarse con los examenes en puerta. Tras revisar por encima dos correos electrónicos se dispusó a despachar rápidamente los mensajes de whataspp que la habían sacado de su estado de concentración.

Dos mensajes de Octavia alertándole de la más que predisposición de Raven a inmiscuirse, no sin cierto descaro ni disimulo, en su vida sentimental, otros tanto de Octavia y Raven por el grupo de la casa echándose en cara algo de unas tostadas quemadas, varios chats de compañeros de clase hablando de la fiesta de ese viernes, otros de apuntes de etimología, y el último chat que le había entrado en la bandeja. Un número desconocido que ya no lo era tanto.

07:43 Solo pídelo y lo haré.

Se metió en la conversación dispuesta a mandarla lo más lejos que pudiera cuando decidió que lo mejor era ignorarla. " Directamente al ego". Cerró la aplicación de mensajería instántanea y puso el móvil en modo Avión. Ahora si: se acabaron las distracciones.

Lexa se removía entre las sábanas inquieta, cogía su móvil y lo volvía a dejar. Este movimiento se alternaba con el de meterse en la conversación de Clarke para verificar con escepticismo e indignación que aquel doble click azul seguía ahí, "Joder Griffin, esto va a resultar más difícil de lo que esperaba". Decidió salir de la cama y se estiró cuan larga era, sacudiendo sus músculos. Se miró al espejo para recitarse lo lamentable que era. "Mírate eres Lexa Woods y has dormido y te has despertado pegada a un móvil"., le surraba el reflejo frente a ella. La noche anterior la actriz se quedó dormida entre el deseo de escribirle a la joven o dejarlo para la mañana. El sueño había podido con ella, pero nada más que abrió los ojos decidió que era el momento de enfrentarse a Clarke Griffin. Solo que Clarke Griffin tenía al parecer otros planes aquella mañana, planes entre los que no incluía contestar a Lexa Woods ni por equivocación.

Tras desayunar y entrenar con Rachel, recibió la llamada de Octavia comunicándole que esa misma tarde se reanudaba el rodaje que, sumado a los días que no habían podido continuar debido a su baja médica, se extendería a todo el fin de semana y la semana próxima. Lexa suspiró, colgando y miró de nuevo su teléfono personal en busca de alguna señal. Nada. Tan solo una advertencia de Anya instándole a que tuviera cuidado en el set y una foto de los pectorales de Lincoln en el grupo de los tres.

Así pasó la mañana, mientras decidía en qué entretener su tiempo hasta aquella tarde. No estaba acostumbrada a esa sensación. Abrió un libro mientras se recostaba en uno de los sofás de su jardín. No había pasado dos páginas cuando lo desechó. Sopesó la idea de hacer unos cuantos largos, cuando una punzada en su hombro le recordó que no era el momento. Bufó, miró a su alrededor intentando descubrir en qué ocupar su cabeza. Una hora y 13 minutos más tarde, se dió por vencida.

"Está bien Clarke. Lo haremos a tu modo". Volvió a coger el teléfono para hacer esa llamada que no le hubiera gustado hacer, pero aquella rubia no le dejaba otra opción. Tras cruzar unas cuantas frases y obtener su propósito colgó con una sonrisa en la cara mientras se mordía el labio. No sabía si iba a funcionar, no tenía ni idea, pero por nada del mundo se hubiera perdido esa sensación tan tonta pero tan increíble que la hacia sonreír como una loca, ni el estado de nervios que la atenazaba ahora mismo. Fue a cambiarse y tras probar suerte con varios conjuntos de su vestidor miró el resultado en el espejo de su habitación.

La mujer de verde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora