Lo prohibido.

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"Joder, joder, joder"

Estaba perdiendo el control de si misma, Clarke estaba arrastrándola a un huracán de sensaciones que no había experimentado nunca. Había deseado a muchas mujeres, tantas que no sería capaz de hacer una cuenta precisa de forma rápida, pero la que tenía delante estaba absolutamente prohibida en esas circunstancias. Lo prohibido, eso era Clarke estando tan sumamente borracha.

Intentó encontrar un punto de calma inexistente entre las paredes de aquel baño, un baño que ahora incluso le parecía mucho más reducido que cinco minutos antes, donde intentaba rehuir de su inesperada cazadora. Lexa Woods, la comandante, había pasado a presa en tan solo cuatro chupitos. Traducido al lenguaje de aquella rubia en apenas un minuto y medio dado su ritmo de bebida. La actriz bufó viendo la situación: ahí estaba ella, de dominadora a dominada, acorralada contra la pared de un diminuto cubículo luchando por no volver a estamparse contra aquella mujer y terminar lo que desde hacía semanas deseaba incluso más que respirar. Una mujer que la miraba mezclando la furia y el deseo en aquellos ojos azules.

-¿En qué momento te has convertido en una fuente andante de feromonas? - dijo alzando su mano alejándola suavemente y consiguiendo así ganar un poco de espacio y tiempo.

-¿Feromonas? ¿Hemos intercambiado los papeles? - cogió su mano y la empujó contra la pared sin dejar de mirarla en ningún momento, recorriéndola desde la punta de los dedos fieramente hasta llegar a su espalda y apretarla fuertemente – Lo único que necesito es hacerlo contigo aquí y ahora.

"Joder..." su respiración y su cuerpo obviaban las señales de peligro que su cerebro en ebullición estaba emitiéndole. Su entrepierna decidió también hacer caso omiso. "No vas a salir de aquí, asúmelo, derrotada, dominada y a la merced de Clarke Griffin", en un intento de controlar sus impulsos más primarios, cerró los ojos inhalando y llenando sus pulmones de aire ya que aquella joven estaba decidida a robarle incluso el aliento.

Clarke enarcó una ceja ante la indecisión de la castaña. Lexa sentía su respiración contra sus labios y su propio corazón golpeándole en las costillas. Se estaba muriendo por desnudar a Clarke allí mismo y sin embargo no podía hacerlo: no iba a aprovecharse de la rubia en aquella situación, borracha y casi sin uso de su voluntad.

"No he necesitado nunca que el alcohol me echara una mano, no va a ser ahora la primera vez"

Abrió los ojos de nuevo pero su acompañante le estaba poniendo realmente difícil no ganar su apuesta.

-Vamos Lex... necesito sentirte muy fuerte – dijo apretándola más fuerte contra su pecho y ahora si, definitivamente, no encontraba el aliento ni ese maldito punto de calma necesario para salir de esa situación.

-Dios Clarke...no puedo...no debo hacer esto... - alzó la vista para mirarla fijamente a los ojos y de nuevo su cordura se enganchó en el azul de aquella mirada, ahora embargada por la lujuria, abandonándola definitamente.

-Joder Lexa, es que tienes una voz tan sexy...- dijo mordiéndose el labio a la vez que se acercaba a ella.

El hipnótico efecto de aquella mujer sobre ella era algo para lo que por mucho que lo intentara no encontraba explicación, deseaba no dejar de mirarla y la deseaba allí mismo. Fue entonces, en una milésima de segundo donde devolvió la mirada a aquel azul intenso cuando todo su raciocinio volvió de golpe a su cuerpo, incluso el alcohol desapareció de su flujo sanguíneo.

-Clarke ¿qué has hecho? - la tomó de la barbilla acercando más su mirada para poder verla más de cerca.

-Joder Lexa, ¿qué voy a hacer? - buscó su boca al mismo tiempo que la morena más alta que ella conseguía evitarla. La estudiante tenía sus pupilas sobredimensionadas, y no por la excitación del momento como hubiera preferido ella en aquel momento.

La mujer de verde.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora