CAPÍTULO 34

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Samuel POV

Samuel: ¿Brujita? - pregunté asombrado por lo que estaba viendo -

Andrea: La misma, tú brujita - sonrió al mismo tiempo que dejaba caer su bata dejándome ver un diminuto conjunto de ropa interior rojo y negro muy provocativo causando que mi respiración se volviese irregular - No sabes cuanto te extrañé mugrosito mío.

Se fue acercando a mi sin quitar una radiante sonrisa de su rostro, tomó mi mano para ayudarme a entrar cerrando la puerta, me dió un pequeño beso y luego otro pero ahora uno que duró mucho más, si ella me había extrañado entonces ¿Qué era lo que había sentido yo sin ella a mi lado? Yo sentía que día a día moría un poco más. Sus manos comenzaron a soltar cada uno de los botones de mi camisa para después quitarla por completo acariciando mi pecho en el proceso, volver a sentirla así de esa forma era como renacer.

Samuel: Estaba muriendo sin ti, por favor no te vuelvas a separar de mi nunca más, por favor brujita - dije agitado besando su cuello mientras ella hacía lo mismo con mi hombro -

Andrea: Nunca más, nunca.

Dejé su cuello para bajar a sus senos que aún estaban atrapados en ese pequeño sujetador rojo con encaje negro que me tenía loco, sus pezones ya estaban duros sobre él por lo que aproveché y mordí cada uno ganando dos hermosos y excitantes gemidos de su parte, seguí bajando por su abdomen dejando pequeños besos húmedos mientras me arrodillaba quedando mi cara a la altura de su intimidad, la miré y tenía sus ojos cerrados con la cabeza hacía atrás.

Samuel: Creí que te había perdido, siento que esto es un sueño.

Andrea: No es ningún sueño, estamos en nuestro paraíso - su mirada era oscura, todo en ella me daba señales de cuanto lo deseaba - Te amo Samuel, te amo y eso nunca va a cambiar.

Samuel: Te amo tanto - besé su intimidad sonriendo, luego me levanté para besarla a ella - Esta será nuestra mejor noche, te lo prometo.

Tomé su cara en mis manos para besarla de manera intensa devorando sus suaves y adictivos labios mordiéndolos de ves en cuando sacándole suspiros en el proceso, sus uñas iban a lo largo de mi espalda erizando todo mi cuerpo y enviando descargas a un solo punto que estaba muy activo, dejé sus labios para darle la vuelta besando su cuello cuando su cabeza estuvo sobre mi hombro con mejor acceso mientras soltaba el sujetador, pegué su espalda a mi pecho tomando sus senos con mis manos, jugué con sus pezones desde ahí pero de un momento a otro se volteó quitándo el broche de mi pantalón pero sin llegar a quitarlo, gruñí bastante sorprendido cuando ví que metió su mano dentro de mi pantalón y bóxer para comenzar a acariciarme.

Samuel: Andrea - gemí bajito sobre su oído mordiendolo -

Andrea: Mmm - gimió ahora ella cuando atrape sus pezones en mis dedos - Que malo eres Samuel Gallardo.

Samuel: Aquí la única malita eres tú por abandonarme tanto tiempo.

Susurré besándola para ahogar los gemidos que querían salir cuando aumentó el ritmo de su mano sobre mi miembro.

Andrea POV

Estaba tan nublada por la excitación que me olvidé de la verguenza, metí mi mano dentro de su bóxer atrapando su intimidad y moviendo mi mano de arriba a bajo escuchándolo gemir sobre mis labios, sus labios no querían dejar los míos por ninguna razón y la verdad yo tampoco quería separarme, había extrañado sus labios gruesos sobre los míos de una forma inexplicable. Me obligó a sacar mi mano de su pantalón para quitárselo después de quitar sus zapatos y medias quedando con sólo el bóxer, mordí mi labio emocionada por volver a sentirlo dentro de mi, con su dedo hizo que soltara mi labio para acercarse a besarme, se lo impedí besando y mordiendo su cuello por un buen rato sin dejar de pasar mis manos por donde podía, me acerqué a su oído y con una voz algo ronca que no conocía de mi le susurré.

Andrea: Hazme tuya mi amor.

No esperó a que dijiera ni una palabra más, me acostó en la cama poniéndose sobre mi, abrí mis piernas para darle mejor acceso y las enrredé en su cadera cuando estuvo bien acomodado moviéndome ligeramente provocando que los dos gimieramos por la fricción de nuestras intimidades, me besó más pasional que las otras beses pasando su lengua por mi labio inferior pidiendo permiso para adentrar su legua a lo cual abrí más mi boca para que entrara y resivirla gustosa, estábamos en una guerra de lenguas mientras yo bajaba su bóxer para terminar por quitárselo, sus labios volvieron a mi cuello un momento pero siguió bajando hasta llegar a mis bragas y bajarlas besando mis piernas, luego subió repitiendo el mismo procedimiento mientras yo gemía.

Andrea: Te necesito - gemí agitada -

Samuel: Aguanta un poco - susurró mientras abría mis piernas - Te dije que te haría disfrutar y eso es lo que haré.

Dijo sonriendo, inevitablemente tiré mi cabeza hacia atrás gritando su nombre cuando sentí por primera vez su lengua en mi clítoris.

Samuel: Shh, te van a escuchar los demás.

Repitió el proceso pero ahora mucho mejor por lo que tuve que esconder mi cara en la almohada para ahogar mis gritos. Samuel siguió jugando con mi clítoris pero cuando estaba a nada de llegar al orgasmo se detuvo causando que gruñera con frustración mientras él soltaba una pequeña risita volviendo a colocarse sobre mi, gemimos al rozar nuestros sexos, tomé sus nalgas pegándolo más a mi.

Samuel: ¿Desesperada? - sonrió pícaro -

Andrea: Hazlo ya, te necesito como no tienes idea.

Con esas palabras Samuel entró en mi de una sola estocada ahogando mis gemidos con nuestros labios, una tras otra embestida fuerte me hizo llegar al mejor orgasmo que había tenido, Samuel siguió hasta que también consiguió su liberación callando sobre mi para poder controlar su respiración y cuando lo logró salió de mi para acostarse y llevarme a su pecho.

Samuel: ¿Dónde estuviste todo este tiempo, brujita? - preguntó besando mi frente -

Andrea: Es una larga historia, mejor mañana te la cuento - dije bostezando -

Samuel: Duerme entonces - acariciando mi espalda -

Andrea: El problema es que no quiero dormir - dije poniéndome ahorcajadas sobre él -

Samuel: ¿No?

Preguntó sonriendo sin apartar la mirada de mis pechos, negué antes de besar sus labios.

SAMDREADonde viven las historias. Descúbrelo ahora