CAPÍTULO 2

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Andrea POV

Despierto sobresaltada por gritos, por lo que se escuchaba mamá debió de haber descubierto que Irina no durmió en el rancho.

Bajo lo más rápido que puedo encontrando a mi familia junto a Leonardo, es la primera vez que lo veo desde que llegué.

Irina: Mamá es mi esposo, tengo todo el derecho a estar con él.

Leonardo: Ante todo está el respeto a esta casa.

Don Felipe: Tu cállate bueno para nada, no tienes ningún derecho a meterte en la vida de mis nietas.

Cayetana: Por favor papá, Leonardo tiene razón.

Andrea: ¿Pueden dejar de discutir? ¿Qué pasa?

Leonardo: Andreita, lo que pasa es que tu querida hermana no llegó a dormir anoche, al parecer no respeta esta casa y mucho menos las órdenes de Cayetana.

Irina: Tú cállate imbécil, esto es algo familiar. ¿Por qué no te vas?

Cayetana: Irina creo que ya es bastante claro que Leonardo es parte de esta familia.

Andrea: No estoy de acuerdo mamá.

Refuto a sus palabras, nunca me ha gustado llevarle la contraria a mi madre pero en esta ocasión creo que ya debería ceder y dejar tanto odio a los Gallardo, si mis hermanas y ellos se aman ya es hora de que estén juntos, al menos ellos que si pueden.

Andrea: Leonardo hace mucho tiempo dejó de ser el esposo de Sofía, no debería siquiera seguir en el rancho.

Don Felipe: Escucha a tu hija Cayetana, no puedo creer que sigas anteponiendo a este pelele antes que a tus hijas.

Cayetana: ¿Cuáles hijas papá? Irina y Sofía no han hecho más que causarme disgustos desde que los Gallardo entraron a este rancho.

Irina: Deja ya tanto odio mamá, Flavio y Arturo nos aman de verdad.

Andrea: Irina está casada con Flavio te guste o no mamá, él puede exigir sus derechos como esposo.

Cayetana: ¿También te vas a poner de su parte? No puedo creerlo.

Me mira con decepción antes de irse con dirección al despacho, odiaba que esto pasara pero mamá debe entender que Sofía e Irina son infelices sin ellos.

Leonardo: Solo disgustos para Cayetana, algún día se van a arrepentir de todo el daño que le hacen.

Mi abuelo le grita barbaridades cuando Leonardo va tras mamá. Espero que estas dos semanas pasen rápido.

Irina: Perdón por esto, no creí que me fuese a descubrir.

Sus ojos están acuosos, se va corriendo y yo observo a mi abuelo antes de besar su mejilla.

Andrea: Iré a hablar con ella.

Don Felipe: Yo buscaré a Nieves para que me lleve afuera, no quiero ver la cara de Cayetana y mucho menos la de su perro guardián.

Andrea: ¡Abuelo!

Lo regaño y él ríe, sonrío sin poder evitarlo mientras me dirigo a la habitación de Irina, está llorando por lo que decido ir a su lado y abrazarla.

Andrea: Shh, tranquila Irina.

Irina: Yo no quería que esto pasara Andrea, te lo juro.

Andrea: Pero pasó y fue por algo, ¿No crees que es tiempo de irte con Flavio?

Irina: ¿Lo dices de verdad?

Se aparta para mirarme a los ojos, parece sorprendida.

Andrea: Claro que sí, él es tu esposo y debes estar a su lado.

Irina: ¿Y tú Andrea? No te quiero dejar sola y tampoco al abuelo.

Andrea: El abuelo estará bien, mamá no permitirá que nada malo le pase, yo voy a regresar a París en cuanto pase el bautizo de Arturito.

Irina: Pero no puedes irte Andrea, aquí estamos toda tu familia, te necesitamos aquí con nosotros.

Andrea: Estaré viniendo a visitarlos o ustedes pueden ir allá pero no voy a quedarme aquí.

Irina: ¿Por qué Andrea? Parece como si quisieras huir de algo, no entiendo.

Andrea: No digas tonterías Irina, lo que pasa es que ya tengo una nueva vida allá, una vida mucho mejor de la que llevaba aquí en Houston.

Me observa dolida pero es la verdad, todos vivían en su propia burbuja mágica mientras yo tenía que lidiar con las labores del rancho.

Salgo de su habitación sin decir nada más porque ella también tiene razón, huyo de mis sentimientos por Samuel.

Mientras me ducho pienso en lo estresada que me encuentro con sólo un día en Houston, montar era lo único que me hacía sentir bien así que decido ir a las caballerizas después de vestirme con mis antiguas ropas, en París no uso nada de lo que solía usar aquí. Pablo a cuidado muy bien de Diablo, está tan hermoso como la última vez que lo vi.

Cabalgar por los linderos del rancho me dió la paz que necesitaba al igual que los minutos hablando con mi caballo como si fuese una persona, lamentablemente no pude disfrutar mi soledad el tiempo suficiente.

Samuel POV

Al despertar decido llamar a Valeria para decirle que no iré al Banco, desde la muerte de Beatriz no he tenido descanso, hoy lo necesito.

Soledad: ¿Samuel? ¿Te sientes mal mi niño?

Samuel: Buenos días Sole, estoy bien, ¿Por qué?

Soledad: Bueno... es que no recuerdo cuando fue la última vez que faltaste al Banco.

Samuel: Eso era porque el Banco me necesitaba todo el tiempo pero ahora que las cosas están mejor puedo descansar un poco y tomar días libres.

Soledad: Me alegra mi niño pero parece que no dormiste muy bien.

Samuel: No lo hice, probablemente me hechizaron para que no pudiese dormir.

Se ríe negando mientras doy un trago a mi jugo para no reír también, la condenada bruja no salió de mis pensamientos por mas que intentaba dormir.

Doy un beso a Sole en la frente mientras pienso que haré en todo el día, empiezo a arrepentirme de mi decisión. Veo que mis problemas son menores a los de mi hermano cuando veo su rostro.

Samuel: ¿Y esa cara de preocupación?

Flavio: Irina tuvo problemas con Cayetana por quedarse anoche a dormir aquí. Estoy preocupado por ella, le pedí que se venga a vivir conmigo y no quiere la terca.

Samuel: Dale tiempo hermano, es obvio que no quiere dejar a su abuelo solo. En cuanto a esa señora sigo sin entender porque nos odia tanto y a mi no sé porqué si yo nunca tuve nada que ver con ninguna de sus hijas.

Flavio: Bueno, eso es por que estabas con la Rubio sino tú y la señorita Andrea

Samuel: No lo digas, eso es imposible, ella me odia.

Flavio: Bueno eso es cierto.

Se encoge de hombros, algo me disgusta en esta conversación, me siento enojado y no sé la razón.

Samuel: Me voy al campo, hace mucho que no salgo a los linderos y quiero aprovechar el día.

Llevo un buen rato montando hasta que a lo lejos veo un cuerpo, es ella.

Está acariciando su caballo, me acerco a ella sin que se entere, ahora no sé que decir, ¿Cómo es que llegué tan rápido?

Samuel: Señorita Andrea, cuanto tiempo sin verla por aquí.

SAMDREADonde viven las historias. Descúbrelo ahora