No recuerdo exactamente cuándo perdí la consciencia, tampoco tengo fragmentos de memorias que me ayuden a reconstruir cómo fue que llegamos y demás.
Sólo sé que durante dos semanas mi consciencia se escabulló a diferentes tiempos, pasé algunos días observando la Guerra de Crimea, luego acabé en un barco que llegaba inmigrantes al Nuevo Mundo, vagué por las frías tierras de Rusia en plena revolución, y finalmente, estuve durante dos días contemplando el futuro, una versión de mí cuatro años en el futuro, de aspecto enfermizo sentada en una silla de ruedas en el porche de una gran casa campestre, eso era algo que parecía hacer a diario, casi siempre un hombre que desconocía, venía y se sentaba a mi lado junto con un niño de, tal vez, un año, que prefería sentarse en mi falda, al tiempo que esa yo le acariciaba el pelo tarareándole una canción. Una que aún no conocía; pero que por mi expresión, sabía sería importante en mi vida.
Al mirar aquel futuro, me preguntaba qué habría pasado con Los Vengadores, con John, y en particular, con Steve, quizás, él estaría casado con alguien, tal vez ya tendría una familia entera al tradicional estilo americano. La idea me dolía; sin embargo, el pensar que él había hallado la felicidad me calmaba un poco, al menos no sufriría cuando se enterase de que había muerto...
El regreso a la realidad sucedió casi tan súbitamente como un accidente, nunca puedes estar seguro de cuándo o cómo me va a pasar, y no eres totalmente consciente de ello hasta que pasó.
Abrí los ojos sintiendo una punzada penetrante hundirse en mi cabeza, la luces de neón en el techo me cegaron unos instantes, tuve que parpadear varias veces para ajustar la vista iluminación, el sonido de un pulso algo acelerado y vacilante llegó a mis oídos gracias a la máquina que se encargaba de registrar mi pulso, poco a poco fui volteando la cara, tomándome mi tiempo para examinar la habitación, sin duda, era uno de los consultorios de Konstantin, las paredes tenían cuadros de paisajes nevados, todos fotografiados por él mismo durante su intercambio a Rusia.
-¿Cómo te sientes?-la voz de acento duro hizo que mis labios se curvaran en una sonrisa.
-Co...como para... participar en el próximo decatlón...-respondí percibiendo un sonido roto en mi voz.
-Conservas el sentido del humor. Es señal de recuperación, sin lugar a dudas-halagó él mientras se acercaba a mí. Extendió una mano y me apartó el pelo de la cara-. Has sido una niña muy valiente, _____. Pero, ya no hagas esas locuras de nuevo, casi no la cuentas.
Entonces fruncí el ceño.
-John, ¿Cómo está?
-Bien, logramos estabilizarlo en cuestión de unas horas, no sufrió secuelas graves gracias a ti-me sonrió y me acarició la cabeza-. Aun así, deberías cuidarte más, casi matas de la preocupación a ese jovencito rubio que parece usar una la bandera norteamericana, ¿Cómo es que se llama?
-Steve...-murmuré algo nerviosa.
-Steve, sí, parece un buen muchacho-su sonrisa se ensanchó-. Y parece que le calaste profundo, _____, prácticamente he tenido que obligarlo a salir a comer hace cinco minutos, y no me sorprendería que volviera antes de que pasen diez.
La temperatura de mi rostro subió, mientras una sonrisa tonta y tímida afloraba de mis labios, sabía que no tenía que ilusionarme fácilmente con ese tipo de cosas, ya lo había visto, Steve no se quedaría a mi lado, y tenía que empezar a aceptarlo antes de que me lastimase más profundo de lo que era necesario.
-¿Le quieres?-me preguntó Konstantin con algo de precaución en la voz.
-¿Me prometes que lo guardarás en secreto?
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Temporal (Steve Rogers y tú) [En corrección]
FanfictionLa felicidad, la vida, la risa, las palabras, el daño, el dolor... absolutamente nada dura para siempre, es más, me atrevería a decir que la eternidad no existe para un ser humano; y yo no soy la excepción. Esta es la historia de como mi hermano Joh...