Era difícil contabilizar cuánto tiempo había trascurrido desde el supuesto fin del mundo, después de todo, los eventos de aquella noche habían sido borrados de la historia, a pesar de que éstos continuaban en la memoria de todos los presentes en ellos, bueno, a excepción de Elisabeth, quien sufrió serias alteraciones neuronales tras ser recuperada del portal inestable.
Sin embargo, contabilizar el tiempo se hacía más sencillo si ubicaba el evento en la misma noche de mi boda, en ese caso, podía decir que habían transcurrido más de tres meses y medio ya.
Pero ¿Qué sucedió exactamente aquella noche? Ciertamente, yo no estuve consiente para cuando todo acabó; no obstante, he tenido la oportunidad de contemplar el momento en sueños y reconstruir los hechos.
La gema que alimenta mi capacidad de regeneración pareció negarse a desaparecer, o tal vez, fui yo quien se negó a morir, eso ciertamente es difícil de definir, después de todo, pocos segundos antes de que la gema desplegara toda mi capacidad temporal yo ya no estaba consciente; sin embargo, durante un buen tiempo he llegado a creer que es más posible la primera hipótesis... la gema utilizó toda la energía que pudo obtener de mí para canalizar mis ondas y poder amplificarlas al punto de que cobrasen un nivel de materialidad en la que fueron visibles para todos, según me contó John tiempo después, él mismo no podía creer que mis ondas fueran visibles incluso aunque las estuviese viendo con sus propios ojos, formaban círculos semitrasparentes de un blanco brillante que iban expandiéndose desde mi pecho cada vez más, hasta que fueron capaces de llegar al pilar de luz.
Para ese entonces, mi piel se había tornado de un color azul pálido por la falta de oxígeno, y mi cabello lentamente fue perdiendo su color característico para volverse paulatinamente blanco por la falta de melanina, al menos la mitad de mis huesos se astillaron o rompieron por la ausencia de calcio. La gema parecía dispuesta a absorber todo aquello que me mantenía con vida para poder amplificar as ondas, y aunque puede sonar realmente aterrador (y lo es), aún siento que fue lo correcto. Incluso aunque no hubiese logrado sobrevivir, todos los demás lo habrían conseguido, y eso era más de lo que podía pedir.
Las ondas temporales fueron comprimiendo el pilar de luz que alguna vez había sido un portal hasta que apenas si quedó una ranura de dimensiones milimétricas, lucía como si alguien hubiese abierto una puerta ligeramente en una habitación oscura, y entonces sucedió lo más increíble y paradójico que alguna vez fue probable en la historia (y que por lo tanto, jamás sucedió).
Fue como si la luz se tragase todo cuando pudiese tocar, pronto, no hubo mundo, y por un instante, tampoco tiempo, no hubo vida, nadie respiró, los corazones se detuvieron, las risas y llantos cesaron, los años y los relojes se detuvieron. Y en un parpadeo, el mundo y la historia se manifestaron del final al principio, todo se movió hacia atrás, los pájaros volaron del sur al norte, los relojes corrieron en dirección contraria, las personas caminaron sobre sus propios pasos, el cielo volvió a su sitio, un bebé regresó a su sillita, una chica regresó a su hogar junto a su hermano, y una mujer acabó en medio de las calles de Nueva York completamente desorientada, sin siquiera recordar su nombre.
Y entonces, un grupo de personas que alguna vez habían sido los vengadores aparecieron en un salón de fiestas colonial, algo heridos, pero sin lesiones permanentes, y en los brazos de Steve, estaba yo. Sólo que ya no estaba como los invitados, quienes nos miraban completamente confundidos, me recordaban... ya no iba ataviada con un vestido blanco, sólo llevaba el corcé y unos pantalones cortos, todo repleto de tierra, ni siquiera quedaban rastros del maquillaje y el peinado que tanto esmero le habían puesto las encargadas del salón de belleza, yo apenas si parecía una sombra de quien estaba en las fotografías que Tony había mandado a imprimir para decorar la recepción, no, tenía la piel de un azul moráceo que aterró a todos, y los ojos los tenía tan hinchados que parecía que me hubiesen dado una paliza sin tregua.
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Temporal (Steve Rogers y tú) [En corrección]
FanficLa felicidad, la vida, la risa, las palabras, el daño, el dolor... absolutamente nada dura para siempre, es más, me atrevería a decir que la eternidad no existe para un ser humano; y yo no soy la excepción. Esta es la historia de como mi hermano Joh...