La expresión de John al ver a Melissa por primera vez fue, sencillamente, inolvidable, él a diferencia de mí no tenía los fragmentos recurrentes de nuestro pasado con ella, él sólo tenía en su memoria las fotografías, no pude evitar que las lágrimas corrieran por mis mejillas mientras mi hermano la abrazaba por primera vez con una mueca que iba de la incredulidad a la ansiedad a la tristeza y la felicidad.
-Estás tan grande-sonrió mi madre-, y pensar que eras un bebé tan pequeño. Pero mírate ahora, eres incluso un poco más alto que tu hermana.
Algo en aquel comentario hizo que la expresión de Marta se crispase ligeramente; pero aun así se mantuvo sentada en su sitio, observando cómo Melissa abrazaba a John como si nunca más fuera a poder disfrutar de ese privilegio. Y de alguna manera, eso era más que posible.
John y Marta habían llegado hacia menos de una hora, y sumados a la presencia de mi madre, nuestro apartamento parecía pequeño para recibir tantas visitas, a pesar de ello, Steve me sonreía en cada oportunidad que tenía, casi instándome a disfrutar del momento, aunque algo en aquellas sonrisas se sentía distante y, tal vez, triste.
-Eres tan apuesto como tu padre-continuó Melissa soltando a John-. Las chicas deben de perseguirte por todas partes ¿Ya tienes novia, cariño?
Mi hermano sonrió algo nervioso, su expresión pedía ayuda, por lo que rápidamente intervine:
-Mamá, ¿Qué tal si te enseñamos algunas fotos de cuando éramos niños? John se tomó la molestia de traer todas las que tenemos.
-Me encantaría-aceptó ella más que encantada-. Aunque no creas que con eso te has salvado de mí, Johnathan.
Mi hermano asintió más que nervioso antes de huir a buscar las fotografías. Mi madre se sentó junto a Marta, quien desde que se había enterado de que ella había vuelto milagrosamente a nuestro tiempo, había permanecido en silencio y, apartada de la situación, aunque por sus gestos no era difícil intuir que no estaba demasiado feliz.
Las dejé a ambas, quizás con la esperanza de que se hicieran buenas amigas, y fui a hacerle compañía a Steve en la cocina.
-¿Cómo te sientes?-me consultó él al percibir mi presencia.
-Bien, la trasfusión paró los mareos-le respondí-. ¿Puedo secar los platos?
-Deberías ir a la sala, tu familia...
Me recargué sobre su costado interrumpiéndole para aclararle:
-Tú también eres mi familia, Steve. Nadie puede cambiar eso, bueno...-titubeé-. A menos que hayas decidido que no quieres... casarte conmigo...
-Nunca-dijo con firmeza-. No conozco a nadie con quien desee pasar mi vida, que no seas tú.
Mi corazón se aceleró no sabría decir si por la intensidad de su mirada, o por la seguridad que había en su voz mientras pronunciaba aquellas palabras; me puse de puntillas y lo besé. Las manos de Steve vacilaron.
-¿Qué pasa?-quise saber separándome un momento.
-Tengo las manos húmedas-me recordó enseñándomelas.
Me reí en voz baja antes de decirle.
-Está bien. No importa.
Y pronto ambos nos encontramos besándonos, Steve me rodeaba la cintura al tiempo que yo lo abrazaba por el cuello, podía sentir el latido de mi corazón en mis oídos, oleadas de calor ruborizaron mi rostro. Era tan feliz.
Alguien tosió más que incómodo. Steve y yo nos separamos, era mi hermano:
-Lo siento, se ha enterado-dijo casi en un murmullo.
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Temporal (Steve Rogers y tú) [En corrección]
FanfictionLa felicidad, la vida, la risa, las palabras, el daño, el dolor... absolutamente nada dura para siempre, es más, me atrevería a decir que la eternidad no existe para un ser humano; y yo no soy la excepción. Esta es la historia de como mi hermano Joh...