El mismo...

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Tras explicarle de la forma más concreta e imprecisas posible mi historia (y en parte la suya) a Steve, la habitación se sumió en un silencio abrumador mientras la última de mis palabras se perdía en alguna parte de la nada.

Clavé la vista en la superficie de la mesa, me esforcé por intuir qué estaría pasando en su mente en esos instantes; pero mi mente permanecía en blanco, quizás, si se hubiese tratado del mismo Steve que había conocido en mi tiempo, habría tenido varias ideas para rellenar las posibilidades; sin embargo, al estar tratando con un Steve que aún no había conocido la guerra, que todavía desconocía que existiría una, y que llegaría a vivir mucho más de lo que siquiera podría estarse imaginando, era difícil saber cómo iba a reaccionar.

-Está bien-sentenció tras diecisiete minutos de silencio. No levanté la vista, apreté las manos contra mis piernas para controlar cualquier señal exterior de nerviosismo que pudiera transmitir-. Es suficiente para mí.

Levanté ligeramente la vista, sin estar del todo segura de qué debía interpretar con esas palabras. Steve pareció comprender mi confusión cuando me dedicó una sonrisa tranquila mientras pronunciaba:

-Puede contar conmigo.

Aquellas palabras consiguieron que mi cuerpo se relajara prácticamente de sobremanera, no fui capaz de notar lo rígida que había sido mi postura hasta que me derrumbé sobre el respaldar de la silla temblando ligeramente, algo en mi interior se removía causando distintas emociones que iban fundiéndose hasta formar un bulto inexplicable de sensaciones amenazando con estallar.

-Va a regresar a casa a salvo-posó su mano sobre mi coronilla-. Se lo prometo.

La calidez de su mano desmoronó el poco autocontrol que me restaba en el cuerpo, antes de que siquiera pudiera ser totalmente consciente de ello, me eché a llorar como no hacía desde hacía tiempo, el miedo, la impaciencia, la frustración, la irritación, la sensación de estar ahogándome sin posibilidad de moverme para intentar conseguir algo de aire... Me sentía excedida.

-Eh... todo va a estar bien...-Steve se acuclilló frente a mí.

No pude apreciar detalladamente su expresión debido a borroso que se veía a través de las lágrimas, antes de que pudiera balbucear cualquier cosa, sus brazos delgados me rodearon con una gentileza firme que podría reconocer en cualquier parte del mundo.

-Todo va a estar bien, ____-percibí como las yemas de sus dedos ejercían un poco más de presión sobre mi espalda-. No voy a dejarte sola con todo esto.

Sin siquiera darle tiempo a agregar algo más, casi ignorando por completo la manera en que su voz temblaba suavemente avergonzada, me aferré a él ocultando el rostro contra su pecho. Su cuerpo podía haber cambiado; sin embargo, por dentro, continuaba siendo la misma persona amable y heroica de la que me había enamorada más de setenta años en el futuro.

Incluso podía oler el aroma a su colonia de siempre. Mi corazón latió con fuerzas, más lágrimas fluyeron a través de mis ojos mientras me aferraba con más fuerzas a él. Creo que esa fue la ocasión en la que aprendí que la única manera de dimensionar cuánto extrañas a alguien, es teniéndolo entre tus brazos nuevamente.

A medida que el torrente eterno de lágrimas iba secándose, y nuestras respiraciones se acompasaban con lentitud, mi consciencia se fue perdiendo lentamente, sin que pudiera hacer nada para evitarlo...

De pronto me encontré suspendida sobre mi cuerpo mientras Steve lo mecía casi con ternura para acabar de velar mis sueños, observé la escena al tiempo que una temperatura sofocante me invadía el rostro, esa era la primera vez que me veía a mí misma en una situación como esa, tardé un momento en obligarme a enfocarme, atrayendo una lluvia de pensamientos lógicos a mi mente, algunos que hacían énfasis en lo obvio, como el hecho de que al parecer al dormirme en otra época era libre de moverme por ahí; y otros mucho más complejos, como la suposición de que si aprovechaba esa extraña habilidad podría hallar alguna manera, o siquiera una pista para regresar.

Temporal (Steve Rogers y tú) [En corrección]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora