-¿Me conoces?
-Sí. Desde hace dos días. Vimos tu perfil en Internet y decidimos que podrías formar parte esto. Parte de nosotros.
-Mira... Lo siento, ya tengo planes. Y, de todas maneras, no sé qué es eso. No diré nada.
-Podríamos pagarte. Y muy bien. La verdad que de dinero no vamos nada mal.
-No quiero dinero. Quiero libertad.
-No te podemos dejar ir.
-Tenéis que hacerlo -dije yo cortante- no voy a decir nada si me dejáis ir. Háblalo con tus compañeros si te parece lo más oportuno, pero no voy a trabajar para vosotros.
-Iré a hablarlo con ellos. Quédate aquí y no toques nada. -Dijo a la vez que salía por la puerta.
-Vale. -Le dije bastante convincente.
Era momento para buscar pistas. Lo primero que fui a ver fue su portátil. Ya que no tenía tiempo decidí no entrar, me fijé que en la funda había una pegatina que ponía "AFD", lo apunté en mi mente y seguí buscando pistas. Abrí unos cajones que estaban a la derecha y sólo encontré material de oficina. Me paré a observar detenidamente y había un cajón secreto. Lo intenté abrir pero hacía falta una clave.
Tras rebuscar toda la habitación, a parte de muchos papeles con las siglas AFD, no había encontrado nada. En la mesilla, en el cajón del medio, había una bolsa negra. La abrí y era una pistola. Estaba en la casa de las pistolas. No la quise coger, con un arma era suficiente, sobre todo si no la sabía manejar. Abrí el tercero y tan sólo encontré calcetines y... ¿Un sujetador? Lo sostuve en alto con cara de repugnancia cuando de repente me giré hacia la puerta.
Tuve muchísima suerte. Era Marc. El cuál se rió mientras yo lo guardaba apresuradamente -John quiere que vayas. Ya lo estuvimos hablando. -dijo él. Entonces nos dirigimos al salón. Estaban Tom y Luke en el fondo. John y otra chica delante. Me acerqué a Marc y le dije: "ya sé de quién era" acto seguido se empezó a reír a carcajadas y se lo fue a contar a los hermanos, los cuales se rieron tanto como él. John nos miró con una sonrisa de lado y la chica, Ashley, con cara de enfado. No la conocía pero no me daba buenas vibraciones.
- ¿Al final soy libre? -dije yo esperanzada.
-Más o menos -fruncí el ceño- no queremos encargarte nada importante. Nunca sabrás de qué va el negocio. Pero algo tienes que hacer, ya que si no lo perderíamos todo. -me quedé en silencio y decidió continuar- te vas a encargar de buscar un sitio en el que estemos seguros. No te vamos a vincular a este juego. -¿acababa de decir juego?- Cuando lo encuentres serás libre y tu tarea aquí habrá acabado.
- Me pagaréis 1.500€ a la semana sin incluir hoteles y comidas.
-Vale, pero eso no es todo. Tendrás que ir con alguno de nosotros. - que no sea Ashley, que no sea Ashley, por favor ella no... - Yo sugerí Ashley - ¿en serio? ¿era una broma o algo por el estilo? - pero la vedad creo que - que escoja a otro, que escoja a otro, que escoja a otro... - no podría aguantar sin verla tanto tiempo - ¡TOMA! Y sí, ya estaba confirmando, era su ropa interior. - así que decidí ponerte con Marc.
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DAKOTA
AdventureUna adolescente ideal, saca buenas notas, hace deporte, toca el violín. La hija perfecta. Todo estaba genial hasta que por un indestacable motivo de los muchos que se llevaban acumulando durante años decide romper su rutina. Irse. Nada volverá a ser...