Fin de una aventura

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- No puede ser... - dijo él - es imposible. Que Ashley lo mate para convertirse en jefa... Y así acabar con los malos... ¿Pero Tom ayudándola? Necesito irme ya. No podré hacer nada contra ellos. Nadie nos creerá. Sólo vamos a poner peor las cosas.

- ¿Y vas a dejar que metan en la cárcel a  alguien inocente? - protesté yo.

- No van a meter a nadie en la cárcel, dejarán el caso sin resolver. Si por algún motivo encarcelan a alguien le diré todo junto con las pistas.

- Vale... Pues diles que abandonas. - dije yo.

- Ahora mismo, y tú vienes conmigo. - No me quedó otro remedio que aceptar.

Media hora más tarde ya estábamos en un bar. Marc era millonario y se iba a vivir a una isla del Pacífico. Yo cogería un vuelo a Nueva York y me quedaría allí a vivir... Me habían comprado un dúplex en un edificio del centro y me dieron 250.000€ así por la cara. Todo se había acabado. Me llevaba a un buen amigo con el que siempre podría contar y muchas experiencias. No me gustaba dejar que las cosas quedasen desarregladas, pero no teníamos otra opción... Quizá sí, pero no nos quisimos atrever. Fuimos unos cobardes.

Marc me acompañó hasta el aeropuerto, me dio un fuerte abrazo y entré al avión. Una gran aventura se había acabado, pero empezaba una aún más grande.

¡Nueva York, allá vamos!

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