Denver, Colorado

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Otro grano de arena. La gente siempre busca algo a cambio. Nunca van a hacer algo porque sí, por ayudar o simplemente hacer una buena obra. Casi siempre es interés. Quid pro quo. Intercambio. Razones de interés para los dos. Conveniencias.

- No, gracias. -dije yo bastante rotunda. Sería capaz de sacar información sin ser manipulada. A él no le importan mis problemas personales.

Encogió los hombros y se fue al baño dejando su ordenador encima de la mesa. Lo giré hacia mí. Estaba abierto su correo. Publicidad, Gym Virtual, más publicidad... AFD. Abrí ese correo. No tenía encabezamiento ni nada. Tan sólo contenía cuatro palabras: "nueva ronda del juego". Apunté la dirección de correo en el móvil, en la nota en la que guardaba las pistas que iba consiguiendo.

- Juego por rondas.
- AFD
- Afd@hotmail.es

Cerré esa pestaña y dejé el ordenador tal y como estaba. Llegó unos segundos después, pagamos y nos fuimos. Al llegar al coche y sentarme en el asiento del piloto cogí el móvil y lo puse en mapas. ¿A dónde podíamos ir?

- Podemos ir a Las Vegas - sugirió él y le mandé callar con un simple "shh" a lo que acto seguido respondió con una burla.

- Nos vamos a Denver, Colorado. -anuncié yo.

- No me gusta, ¿podemos ir a otro sitio?

- Baja del coche. - dije totalmente seria

- ¡Denver allá vamos! - dijo él en tono aburrido y burlón.

Puse la playlist relax, a Siri dirigiéndome el camino en mapas y comenzamos un camino que serían 5 largas horas. Nada más salir me preguntó si faltaba mucho, puse una cara que hizo que no me lo volviese a preguntar hasta que llegásemos.

Dos horas antes de llegar paré en una gasolinera para rellenar el depósito del coche. Compré unos chicles y lo pagué con la tarjeta de la gasolinera que guardaba en el coche.

Nada más llegar a Denver eran las 15:00, así que decidimos parar a comer en un restaurante que había nada más entrar en la ciudad. Estaba bastante bien, la comida muy buena. Con el WiFi del restaurante reservé dos habitaciones de hotel en el centro de la ciudad para dos noches todo incluido, la verdad, el precio no me importaba ya que lo iban a pagar ellos.

Al acabar decidimos ir a instalarnos al hotel, que estaba a media hora del restaurante. Dejé el coche en el parking de este y fuimos a recepción con las maletas, me pareció bastante raro que él tan sólo llevase una mochila, pero claro, él no se había ido de casa.

DAKOTADonde viven las historias. Descúbrelo ahora