- John ha muerto. - aclaró él. Se sentó tumbó boca abajo en la cama. Dudaba entre ir a animarle o quedarme en la distancia intentando acordarme de quién era John. John. No podía ser el jefe... Al final esto sí que era más que un juego. Me acerqué y sacudí levemente el hombro. Levantó la cara de las sábanas. Sus ojos azules estaban llenos de lágrimas. Volvió a bajar la cabeza. - Voy a mi habitación... Te dejo un rato solo. - hizo un apaño de asentir con la cabeza.
Llegué a mi habitación. Iba a abrir la puerta. No funcionaba. La luz del indicador se ponía roja cada vez que lo intentaba. Miré la tarjeta y no era la mía. Era la de la habitación de Marc. Había cogido la equivocada. No quería molestarle, pero no me apetecía quedarme en el pasillo. Fui a su habitación y abrí con la tarjeta.
No me creía lo que estaba viendo. Marc estaba sentado en su cama con la pistola en su sien. No tenía el seguro. Estaba a punto de apretar el gatillo. Corrí hacia él. Le tiré la pistola con un manotazo. Esta rebotó en la cama y cayó al suelo. Me quedé perpleja mirándolo. No era capaz de asimilarlo.
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DAKOTA
مغامرةUna adolescente ideal, saca buenas notas, hace deporte, toca el violín. La hija perfecta. Todo estaba genial hasta que por un indestacable motivo de los muchos que se llevaban acumulando durante años decide romper su rutina. Irse. Nada volverá a ser...