DAKOTA

Servicio de habitaciones

Me desperté con un dolor de cuello fuera de lo normal, había dormido cruzada. Marc estaba dormido a los pies de la cama con un brazo encima de mi pie. Las piernas le colgaban por fuera de la cama. Me levanté intentando no despertarle. Estuve buscando mi móvil durante unos minutos hasta por fin encontrarlo casi debajo de la cama.

Eran las 10:45. Me acerqué a Marc y lo intenté despertar. Primero lo acarreé despacio, pero al ver que no respondía le peguéun empujón. Seguía roncando como un tronco. Le grité al oído, pero él sseguía con sus sueños profundos. Fui al baño. Llené uno de los vasos con agua fria. Me acerqué a él y se lo derramé en la cabeza. Pestañeó un poco y se incorporó.

- ¿Qué hora es? - preguntó aturdido.

- Las  once menos cuarto. -dije desde el baño mientras que dejaba el vaso de dónde lo había cogido.

- ¿Qué te parece si pedimos el desayuno a la habitación? - sugirió él.

Le dejé en su habitación cambiándose mientras yo  me fui a la mía a hacer lo mismo. No había pasado ni un minuto y ya estaba llamando a mi puerta. Nunca entenderé por qué los chicos tardan tan poco en cambiarse. Abrí la puerta aún en pijama y se la cerré en la cara. Ahora sí había confianza.

Volví a mi habitación y me cambié. Me puse un jersey gris de lana bastante flojo con unos jeans negros. Llevaba puestas mis Martens altas granate y me hice dos trenzas. Saqué la cazadora de cuero y la dejé en la silla. Salí de mi habitación para ir a llamar a la de Marc. En el pasillo tropecé con algo. Mejor dicho, con alguien. Marc estaba en el suelo del pasillo sentado.

- Me dejé la tarjeta en la habitación. - no pude evitar reírme. Era de lo único de que se tenía que acordar y se le olvida.

- Vale, vamos a recepción a pedir otra.

Nos la dieron sin ningún problema y volvimos a subir a mi habitación. Llamamos al servicio de habitaciones y les pedimos el desayuno. Yo un té con leche, dos tostadas con queso fresco y mermelada. Él un Colacao con una napolitana. Nos pedimos para los una cesta con frutas tropicales como el coco, la piña, papaya...

Eran las 11:30 y ya habíamos acabado. Le mandé irse a su habitación a por la otra tarjeta y dármela, ya que si le pasaba otra vez dudo que nos diesen otra tan fácilmente. Cambiamos el plan de ir a la piscina para otro día y fuimos a hacer una ruta de senderismo a Papago Park.