Capítulo #11

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VEGETTA POV'S

Íbamos rumbo al campamento. El chico, cuyo nombre era Esteban, iba conduciendo, el niño mayor iba de copiloto y detrás, como pasajeros íbamos el otro chico y yo, yo llevaba al niño inconsciente en brazos. El niño tenía mucha fiebre, temblaba demasiado y murmuraba cosas inentendibles. Decidí quitarle los pantalones y la camiseta, para que estuviera más fresco y tal vez la fiebre bajaba un poco. Cuando lo hice descubrí lo último que quería ver, debajo de las costillas, muy cerca de la pelvis, había una mordedura ensangrentada. El niño no estaba enfermo, se estaba transformando. Maldije para mis adentros y me tomé un momento para asimilarlo todo. Miré al chico que estaba a un lado mío y con la mirada le señalé la herida del niño. El abrió los ojos como platos y soltó un suspiro enorme negando con la cabeza. Miré a su hermano, tan pequeño y había tenido que vivir la muerte de sus padres y ahora la de su hermano. Se quedaría solo.

"Sabes que tenemos que matarlo" Me dijo el chico sin voz

-¿Cómo?- Dije en un susurro casi inaudible, señalando con la mirada al hermano -Un disparo lo alertaría y nos tendría miedo-

-Toma...-Me dijo el chico extendiéndome un pañuelo-...asfíxialo...-Dijo y abrí los ojos de par en par

-¿Estás loco?-Siseé

-Está casi muerto, no sentirá nada-Dijo-¿O prefieres que se transforme? Serías el primero en morir en ese caso...-

"El primero en morir" Las palabras retumbaron en mi cabeza una y otra vez. Morir significaba terminar con esta mierda, no tener que pasar por todo esto, no sufrir más, irme feliz al otro lado. Pero en ese momento la imagen de Willy pasó como un flash por mi cabeza. Si moría, jamás volvería a verlo, jamás podría besarlo, ni escuchar su risa tan peculiar que tanto amaba, y él se quedaría solo. Claro tendría a los chicos, pero, era diferente. Él era el único por el que valía la pena seguir luchando, y hacer lo que fuera necesario para poder seguir con él. Aún si eso significaba terminar con la vida de un pequeño inocente. "Está casi muerto" Pensé. Yo solo le daría el toque final y evitaría su desgraciada vida de monstruo come humanos. Sentí las manos temblarme y un nudo formarse en mi garganta. Las lágrimas silenciosas aparecieron en mis ojos y decidí actuar antes de echarme para atrás. Cogí el paño y lo coloqué sobre la nariz y boca del pequeño, cubriendo con mi mano casi medio rostro suyo. Hice presión y obstruí su nariz para evitar que cogiera aire. Después de varios segundos el pequeño comenzó a tener espasmos, su cuerpo luchaba por oxígeno pero le era imposible, después de dos minutos, el pequeño cayó inerte en mis brazos. Para ese punto yo lloraba como pocas veces en la vida. Maldita sea, había acabado con la vida de un pequeño niño. El chico se acercó al pequeño y le tomó los signos vitales, después de un largo suspiro me miró y sintió con pesar. Apreté mis puños con impotencia y tiré el pañuelo por la ventana del auto con rabia. Cogí al pequeño en mi brazos y le abracé fuertemente, mientras susurraba entre lágrimas "Lo siento" una y otra vez, sin parar. Mis sollozos despertaron al hermano, quien inmediatamente me miró y al verme llorar de forma tan inconsolable, supo lo que había pasado y se tiró a llorar a lágrima viva en el asiento. Esteban detuvo el auto y cogió al pequeño en sus brazos, después de varios minutos nos miró.

-Hay que evitar que se transforme...-Dijo y el niño inmediatamente lo miró

-¿Cómo?-Preguntó entre lágrimas y Esteban nos miró

-Hay que dispararle en la cabeza...-Dijo el otro chico sin más, el niño no dijo nada por unos minutos

-Está bien...-Sollozó

Salimos de la camioneta y caminamos por el campo, comenzaba a anochecer, pero aún podíamos ver con claridad sin necesidad de alumbrar a ningún lugar con linternas. Llevaba al pequeño en brazos y lo recargamos en un árbol. Dejamos que su hermano se despidiera de él, y tengo que admitir que fue una de las escenas más malditamente lastimosas que podría ver jamás. El niño abrazaba a su hermano y lloraba con tanto sentimiento que nos contagiaba a nosotros, di unos pasos al frente para tratar de consolarlo, pero decidí dejarle solo. Era mejor así. Esteban se encontraba a un lado de los niños, para dar el golpe final. En cuanto lo hizo, escuchamos un disparo inmediatamente después y vimos al niño mayor caer inerte al suelo, junto a su hermano, con la nuca sangrándole de forma violenta. Miré al otro chico con los ojos de par en par y sin pensármelo dos veces le proporcioné tal puñetazo en la cara que le hice sangrar la nariz y le partí el labio. Lo cogí de la chaqueta y le apunté con mi arma en la cabeza.

Youtuber Zombie ApocalypseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora