Capitulo #29

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FRANK'S POV

Jalé del gatillo.

Hubo un grito desgarrador. Imaginé que sería el imbécil de Jhonathan. Nadie dijo nada, pude ver el horror en sus ojos. El tío cayó inerte al suelo, como muñeco de trapo. Sofía me miró. La miré y sonreí. Algo me transmitía esa mujer, aún no descubría que era, pero me hacía sentir tranquilo. Quise hacer el tonto por un momento y soplé la punta de mi arma como un vaquero casanova y la guardé en mi cinturón. La niña corrió a abrazar a su hermano, no parecía tener heridas graves. Rubius y Mangel llegaron corriendo a reunirse con los chicos. Tras de mí, me alcanzaron Ana y Luzu quienes cuidaban os flancos de Isabelle.

-¿Pensáis quedaros ahí parados como mongolos?-Preguntó Luzu, exaltado

Todos reaccionamos a su pregunta y nos juntamos. Jhonathan llevaba a la niña cargada sobre su espalda. Los demás sacamos nuestras armas y comenzamos a correr buscando una salida. Parecía que la suerte nos sonreía pues encontramos un boquete en la malla que rodeaba el campamento. Salimos apresuradamente de ahí. Estaba oscuro y nos era difícil ver entre la maleza, no seguíamos ningún camino en específico, solo huíamos. Hubo un momento donde Sofía cayó de bruces a suelo y su arma cayó lejos. Solo escuché su grito de pánico y automáticamente todos giramos a verla y al notar que no podía ella salir de esa, disparamos al bicho. La ayudamos a levantarse rápidamente y tratamos de seguir nuestro camino. Pero los zoombies nos rodearon. Probablemente el disparo o el grito los había atraído. Estábamos en aprietos. Nos colocamos en círculo dándonos las espaldas manteniendo dentro a Ana, la niña e Isabelle. En menos de un minuto los zoombies nos acorralaron. Entre Mangel y yo logramos abrir un hueco entre los bichos para que las niñas salieran de ahí y se pusieran a salvo. Ambas salieron corriendo mientras nosotros nos encargamos de los bichos. Al menos hasta que escuchamos el grito de ambas. No lo pensé dos veces y salí corriendo en su dirección tan rápido como mis piernas me lo permitían, Jhonathan hizo exactamente lo mismo. Al llegar pude ver como Ana defendía con su espada a la niña, pero en un mal golpe su arma cayó lejos. La niña, que estaba tras de ella al darse cuenta que Ana moriría, solo la lanzó lejos y dejó que el zoombie se le tirara encima. Después de eso no puse atención en los detalles, solo corrí con Ana. El empujón la había lanzado por un barranco.

-¡No!-Grité con todas mis fuerzas, mientras Jhonathan corría, desesperado a auxiliar a la niña.

De alguna manera Ana se había cogido de una rama fuerte, pero no lo suficientemente resistente, así que sin pensarlo le extendí mi mano. Escuchaba gritar a Jhonathan con dolor y desespero, pero en lo personal, me preocupaba muchísimo más la vida de Ana. Esuché como los demás llegaban con nosotros, y solo pude pedir ayuda. Ana resbalaba de mi mano, iba a caer, su peso me estaba llevando abajo a mí también, resbalaba por el barranco por el lodo cada vez más, no íbamos a aguantar mucho más. Miré detrás de mí y solo pude ver a Vegetta.

-¡Vegetta! ¡Ya no puedo! ¡Que se cae tío!- Grité con la poca voz que me salió, el nudo en mi garganta era horrible, no quería morir, no quería que muriésemos así.

Vegetta estaba en shock, traté de apalancarme con los pies en la tierra, halando a Ana con ambos brazos, pero el lodo me lo impedía, estaba cayendo, íbamos a morir. Sofía llegó corriendo y al ver ambas escenas solo entró en shock también. A un lado nuestro, el zoombie desgarraba la piel de la niña, ignorando los golpes del devastado Jhonathan.

-¡Vegetta tío!- Grité con más desesperación de la que ya tenía, no nos quedaba mucho tiempo.

-¡Sofía, ayúdame!-Suplicó Jhonathan en medio del llanto

Vegetta nos miró a ambos por varios segundos y decidió venir a nosotros para cogerme de la mano justo antes de caer. Ana gritó de terror y logró sujetarse de mis piernas, mientras yo mantenía todo mi cuerpo rígido, sosteniendo Vegetta con todas mis fuerzas para que nos sacara de ahí. Pero fue muy tarde. Escuché los pasos de alguien acercarse a socorrernos, pero no fue a tiempo. Mi mano resbaló de la de Vegetta y caímos al vacío. Se escuchó un disparo justo a un lado de nosotros

-¡Frank! ¡No! ¡FRANK!- Gritó Samuel con la voz desgarrada del dolor, con desesperación, ahogándose en su llanto

Esos 5 segundos que caímos fueron tan rápidos y a la vez tan lentos. Escuché alaridos de dolor, gritos agonizantes de culpa y terror. Y luego caímos. Esperé que el dolor y la muerte me alcanzaran, pero eso no sucedió. En su lugar, me hundí medio metro o más bajo el agua de un río. No lograba comprender nuestra suerte. Nade hacia arriba para coger algo de aire y buscar Ana. La corriente nos arrastraba con fuerza. Tratamos de alcanzarnos, pero al agua y su ira nos lo impedía.

-¡Frank, Frank, ayúdame!-Lloraba ella con desesperación y luchando por respirar

-¡Coge mi mano! ¡Mi mano Ana!- Grité sintiendo el miedo en mi pecho de nuevo, sintiendo la desesperación en mi ser.

Trataba de nadar para alcanzarla, pero era imposible. La corriente era más fuerte que nosotros. La perdí de vista. El pecho me dolía, el agua se filtraba sin permiso por mi nariz y boca, me estaba ahogando. Se me comenzó a nublar la visión y dejé de sentir mi cuerpo poco a poco. Dolor. Más dolor. Me consumía. La cabeza me palpitaba. Era mi fin. Dejé de escuchar. Dejé de ver claramente. Dejé de sentir. Y luego nada. Solo oscuridad.

Desperté con el sol quemándome el rostro. Estaba tan adolorido que mi cuerpo se quejó en el mismo momento que moví un dedo. La cabeza me dolía tanto que creí que me explotaría. Llevé mi mano a la fuente del dolor y descubrí sangre seca. Me había aporreado de lo lindo. Traté de levantarme y cuando lo hice, pude ver la caída de un cascada a un par de metros de mí. Posiblemente el agua de la cascada provenía del río del barranco. El barranco. Ana. Mis sentidos despertaron y la busqué a mi alrededor. Nada

-¡Ana! ¡Ana!- Grité con todas mis fuerzas, pero no hubo contestación.

Busqué por horas, y no logré encontrarla. Mi cuerpo se quejaba por de dolor, por el hambre y por el sueño. Estaba en medio de un puto bosque o campo alejado completamente de la sociedad. Sin comida. Sin medicamentos. Sin nadie, y eso me perturbaba. Solo me mantenía vivo la idea de encontrar a Ana. Busqué un lugar para pasar la noche. No sabía cuánto tiempo había estado inconsciente, pero sí sabía que había pasado el día entero caminando sin rumbo alguno y eso cansaba. Encontré una pequeña cueva y la resguardé un poco con piedras y ramas. Esperaba sobrevivir una noche más. Encendí una pequeña fogata con ramas, hojas y un poco de pólvora de mi arma y me dormí. Pensando en Ana. Pensando en Sofía. Pensando en los chicos. En mis amigos. En mi familia. En mi vida. Y por un momento, un pequeño momento, deseé haber muerto en esa caída. O ahogado en el agua. O solo haber muerto. Sin tener que seguir sufriendo.

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MADRE DEL AMOR HERMOSO!

Como se podrán dar cuenta quiero mantenerlos en suspenso un poco y estos 2 o 3 capitulos siguientes, sean de como vivio nuestro querido Frankie estos días que estuvo solo.

Creí que podía interesarles, así que aquí esta.

Saben que sus votos y sus bonitos comentarios se agradecen mucho

Y si comparten la historia en sus redes para que llegue a mas seguidores les estaré eternamente agradecida!!

Les recuerdo que si gustan seguirme en Twitter, estoy como @SofiaMedrano17

Mil besos y os amo, hasta la próxima!!

Youtuber Zombie ApocalypseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora