Capitulo #12

456 42 9
                                    

Desperté un poco perdida. Por un momento no supe dónde estaba, pero después recordé todo. Susan me había ayudado a llegar hasta aquí el día anterior. Miré por la ventana y vi que le cielo estaba clareando, nada que ver con la tormenta de anoche. Intenté ponerme en pie y para mi gran felicidad, la pierna no me dolía como antes, podía caminar perfectamente, si, sentía un pequeño dolor, pero nada comparado con lo de ayer. También había un moratón increíble, pero desaparecería con el tiempo. Al levantarme pude ver mi reflejo en uno de los espejos del armario. ¿Dónde estaba mi ropa y porque cojones llevaba una bata tan extraña? Forcé a mi cabeza a pensar, pero no conseguí nada. Ya lo recordaría. Vi como la puerta se abría con violencia y aparecía Susan, tirando mi ropa al colchón.

-Ya puedes, caminar, que perfecto. Vístete, tenemos que regresar al campamento-Dijo sería y sin mirarme

-¡Buenos días!-Canturreé

-¡Déjate de bobadas y vístete! No pierdas el tiempo-Dijo bruscamente y salió de la habitación. "¡Qué bien, volvíamos con la Susan violenta!" Pensé rodando los ojos y me dispuse a vestirme.

Después de que me vestí, bajé al piso inferior y Susan estaba esperándome impaciente. No me miraba, algo raro en ella, puesto que siempre trataba de incomodarme con su mirada tan penetrante. No dijo nada y decidimos salir de una vez, puesto que había dejado de llover, y no queríamos arriesgarnos a que empezara de nuevo y quedar atrapadas en la casa hasta que parase. Mientras caminábamos por las calles, no dejaba de lanzarle pequeñas miradas llenas de dudas ¿Iríamos caminando hasta el campamento? Eso nos tomaría mil años, suponiendo que llegásemos con vida, claro está. Por primera vez en un largo rato, decidí hablar.

-¿Iremos caminando?-Pregunté en un susurro

-No-Dijo. Eso me confundía todavía más, porque, bueno, estábamos caminando. Se detuvo en una avenida y como si fuésemos a esperar le bus, se sentó en la estación.

-¿Qué hacemos aquí?-Pregunté, ella resopló fastidiada

-Mi grupo sabe que si uno de nosotros se pierde o pide que lo dejen, debemos regresar al día siguiente, al mismo sitio donde se le dejó. Y para llegar a la casa de los niños, tienen que pasar por esta avenida...-Dijo aun sin mirarme. Ya comprendía, teníamos que esperar aquí todo el día hasta que los demás viniesen a rescatarnos. Ingenioso, peliagudo, pero ingenioso.

Pasaban las horas y yo comenzaba a dudar de que los demás llegasen. Varias veces tuvimos que defendernos de zombies que se nos acercaban, pero al ser de día, no había muchos, y los que había, podíamos fácilmente eliminarnos. Comenzaba a dolerme la tripa por el hambre, pero lo disimulaba, no era bueno quejarme de algo que muy seguramente, ella también estuviera padeciendo. Me comenzaba a preocupar porque el cielo estaba llenándose de nubes negras otra vez, y eso me ponía muy nervioso, y aunque no lo dijera, sabía que a Susan también. Las horas pasaban tan lentas que llegué a creer que el tiempo se había detenido. Por más intentos de iniciar conversaciones con ella que hiciese, ella terminaba callándome con un simple: "Cierra la boca". Se me ocurrió ponerme a tararear una canción, pero fue una mala idea, pues ella se limitó a mirarme con su típica mirada cargada de odio, mientras casi le salía humo por las orejas. No hicieron falta palabras para comprender que debía callarme, si no quería una bala entre mis cejas antes de llegar a casa. Cuando creí que no llegarían, una camioneta comenzó a acercarse y al vernos se detuvo. De ella salió Esteban, haciendo señales para que subiésemos. ¡Por fin! Estaba a punto de tirarme a un bicho y rogarle que me matara. Corrí a la camioneta y me senté detrás con Esteban, quien estaba nervioso, no, lo que le sigue. Las manos le temblaban y sudaba la gota gorda. Algo andaba mal. Por fin, después de un largo, silencioso e incómoda viaje, habíamos llegado, estaba cansada y tenía unas inmensas ganas de acostarme en una de esas camas cómodas a descansar no sin antes darme una ducha caliente.

Youtuber Zombie ApocalypseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora