Capítulo #41

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La mañana tenía un ambiente tan tenso, que casi podías olerlo. Hoy era el día de la ejecución de Edwin. Susan no me dirigía la palabra para nada. Usualmente no lo hacía, pero ahora hasta me evitaba. ¿Había echo algo mal? Lo único que me dijo por la noche fue "Debes disparar tú, si no lo haces, la gente te tomará como una líder mediocre. Pusiste la sentencia. Imparte el castigo. Y no dejes que te ruegue por mucho tiempo. Te hace susceptible a fracasar" No sabía si iba a ser capaz de hacerlo, es decir, he matado, claro que he matado, pero para sobrevivir. No a sangre fría.

El invierno estaba tocando las puertas, ante noche, la lluvia se había convertido en un granizo muy ligero. Eran cubitos de hielo suave, pero no llegaba a ser nieve. Brissa lo llamaba "aguanieve". Hablando de Brissa, me había llamado mucho la atención la noticia que me habían dado. Ella t Frank estaban saliendo, y ahora que todos lo sabíamos, no dejaban de derramar miel por todos lados. Alex se había cabreado un poco. Decía que Frank era un patán, porque no sabía si Claudia seguía viva o no, y ya estaba consiguiendo otra chica. Esto parecía afectarle tanto al chico, que no decía nada. Nada. Algo raro en Frank. Me vestí con unos jeans negros, una camisa de tirantes y una chaqueta de cuero negra. Me puse unas botas hasta la rodilla. Ana, Anne y Benjamin entraron en casa.

-¿Estás bien?-Preguntó Ana sentándose en el sofá

-Creo, solo será un disparo y nos olvidaremos de todo. No hay que hacer tanto alboroto...-Sonreí forzadamente.- Ella claramente notó que yo no quería hablar de eso

-Estamos planeando la cena de Navidad, será increíble...-Dijo Anne cambiando de tema. Fruncí el ceño

-Si, Susan nos lo ha dicho antes de que le dispararan. Será una cena en la sala de juntas. Habrá mesas y una enorme mesa larga de muchos metros con diferentes platillos, y postres. Cada quién llevará lo que guste para compartir- Explicó Benjamin

-Nosotros iremos a una expedición en busca de comida y cosas para la cena. Susan ha dicho que podemos ir de gala, que será una fiesta...-Explicó Ana

-¿Irás de expedición?-Pregunté alarmada

-Tranquila, Alex, Abel, Ricardo, Gerardo, Sarahí, Rubén y Mangel irán con nosotros...-

-Vale, solo tengan mucho cuidado...-Dije

-Tu también...-Dijo y me besó la mejilla. Sabía bien a que se refería. Los chicos se despidieron y salieron. Habría una fiesta. Al menos traería un poco de normalidad a nuestras vidas.

Tenía un hueco en el estómago. Sentía que iba a vomitar. Solo esperaba no hacerlo en el momento de disparar. Tomé una enorme bocanada de aire y salí de casa. No quería que nadie me hablara antes del momento. No quería sus palabras de motivación, o ánimos, o lo que fuera que quisieran decirme. Porque no sabía exactamente como me haría sentir eso. Y no quería flaquear. La ejecución sería fuera del campamento. Entre los árboles, para evitar a los mirones. Conmigo irían Samuel, Luzu, Willy, Frank, Brissa. Habían dicho que iría una chica que era crisitiana, para orar por él antes de su muerte. Caminé directo hacia la salida y la gente mi miraba al pasar. Muchos me daban los buenos días de una forma que jamás creí que lo harían. Sentía que me respetaban. ¿Era respeto, o era miedo? Quería convencerme a mi misma que era respeto. El aire helaba la sangre. Cada que corría por mi rostro, sentía como pequeñas cuchillas que me cortaban la piel. ¿Cómo no pude notar que el invierno estaba llegando? Si los chicos no me dicen de la cena de Navidad que Susan aprobó, yo ni lo hubiera recordado. Salí del campamento y caminé entre los árboles. Los chicos estaban esperándome. Nadie dijo una sola palabra. Sabían bien que no iba a querer oírlos. Solo me miraron dándome su apoyo. ¿Qué clase de apoyo le das a alguien que está a punto de arrebatar una vida? Edwin estaba ahí, en medio de todos, de rodillas y con las manos atadas por detrás. ¿Qué pasaría por su cabeza?

-Por favor no lo hagas, prometo hacer todo lo que me pidas, pero no quiero morir...-Suplicó el chico al verme. Sentí que algo se quebraba dentro de mí. Frank lo notó y le dio un puñetazo

-¡No hables!-Gritó y me miró. No identifiqué el mensaje de su mirada. Miré a la chica que iba a orar. Ni siquiera sabía su nombre. Asentí y ella comprendió mi mensaje. Se acercó a Edwin y se arrodilló con él

-¡No, por favor!-Gritó el chico alejándose de ella

-Tranquilo, solo oraré contigo, para pedir misericordia a tu alma...-Dijo la chica con la voz rota. Hacía esfuerzos para no llorar

La chica comenzó a recitar el "Padre Nuestro" y Edwin solo murmuraba entre sollozos palabras inentendibles. Sentía que el estómago iba a salírseme por la boca. Cuando terminaron, todos por igual, finalizamos con "Amén" También queríamos misericordia para su alma. Ya tendría el castigo justo por sus pecados. Queríamos que descansara en paz. Al terminar, Frank me extendió el arma. La cogí por pura inercia.

- ¡Por favor, te lo suplico, lo siento, lo siento, pero no quiero morir...! -Gritaba con súplica le chico. Levanté el arma y le apunté a la cabeza. - ¡Por favor, por favor, piedad, no quiero morir, solo tengo 20 años, quiero vivir, te lo suplico, por favor...! - Su rostro y sus ojos estaban enrojecidos por el llanto, y su rostro estaba empapado en lágrimas y mocos.

"Y no dejes que te ruegue por mucho tiempo. Te hace susceptible a fracasar" La voz de Susan resonó en mi cabeza

Sentí como las lágrimas me llenaban los ojos. La mano comenzaba a temblarme y sentí mi estómago subir hasta mi garganta. Los chicos me miraban y pude observar como Edwin se había meado encima. Susan tenía razón, mientras más lo dejaba suplicar, más vulnerable me volvía a retractarme. No podría imaginar como estaría mi rostro en esos momentos. Pero la mirada de los chicos me decía que me veía tan mal como Edwin. Tenía que terminar con esto. Solo sería un maldito disparo y ya. Pero ¿y mis sentimientos? ¿Cómo iba a lidiar con la culpa? ¿Cómo iba a superarlo? ¿Cómo se suponía que podría dormir por las noches? Sacudí la cabeza con fuerza, estaba flaqueando, tenía que hacerlo ya, o no lo haría nunca. Bajé el seguro. Y disparé. El balazo resonó entre los árboles, haciendo volar a las aves del susto.

Silencio.

El cuerpo de Edwin cayó al suelo. Le corrían hilos de sangre por la frente. Solté el arma y bajé el brazo, temblorosamente. Las lágrimas cayeron por mis mejillas. Mi iba a vomitar. Tenía que salir de ahí.

-Entiérrenlo, y ya está...-Susurré

Caminé con prisa hacia el campamento. Caminaba rápido, pero sin correr. Tenía que llegar a casa, o terminaría potando en medio del campamento a la mirada de todos. Entré en casa y solo pude llegar a la tarja a vomitar. Sentía que el alma se me salió ahí mismo. Abrí la manija del agua con la intención de lavarme el rostro, pero noté que había salpicaduras de sangre en mi mano derecha. A mi mente llegó la imagen de Edwin rogándome, el disparo, y su cuerpo caer sin vida. ¿Qué había hecho? Sin darme cuenta, de mi garganta salían sollozos sonoros, mientras intentaba con desesperación, hacer desaparecer la sangre de mi mano. El pecho me dolía tanto como si estuviera ahogándome.

-Así, que ya lo has hecho...-Dijo Susan apareciendo. Di un pequeño salto del susto

-Es obvio que lo he hecho. ¿No has escuchado el maldito disparo? -Contesté tajante y con furia. Me miró y frunció el ceño.

-Veo que no estás de humor...-Bromeó. La miré con odio contenido

-"No somos Dios para creernos con el poder de arrebatar vidas"...-Susurré. Su mirada de sorpresa fue increíble. Ella conocía esas palabras muy bien. La última vez que ella las dijo, las cosas no salieron como esperábamos. Ella no dijo nada. Solo me miró

Susan se acercó a mí mirándome de una forma que no pude interpretar. Me miró directamente a los ojos. Mis ojos, que estaban hinchados y llenos de lágrimas. El agua en tarja seguía corriendo. Suavemente acomodó tras mi oreja un mechón de cabello, y descendió lentamente a mi mejilla. Tomó una gran bocanada de aire, mientras una lágrima corría por mi mejilla.

-No quería convertirte en esto...-Susurró, pero luego su mirada se volvió dura, al igual que su voz. Quito su mano de mi rostro, y mirándome aún a los ojos, me hizo sentir un hueco más grande en el estómago-...Pero así se sobrevive ahora, matas, o te dejas matar...-Dijo sin más y se fue, dejándome ahí, con el alma fragmentada.

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Youtuber Zombie ApocalypseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora