Capítulo #22

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¡¡Madre mía, milagro de Pascuas, señoritas y señoritos!!

Así como lo ven, nuevo capítulo. Lo bueno está por comenzar, así que ¡A leer el salseo!

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La luz del sol me despertó del sueño poco relajante que estaba teniendo. Abrí los ojos y traté de orientarme un poco. Miré a mí alrededor y descubrí el maldito desastre que había provocado unas horas antes en la madrugada. Fue allí donde mi cuerpo comenzó a sentir todo. Los brazos me dolían horrores. Mis manos estaban cubiertas por sangre seca. Mi sangre seca. Y mis nudillos, estaban completamente destrozados, tratar de empuñar las manos era un martirio. La cabeza me dolía como si fuese a explotarme en cualquier momento. Me incorporé en la cama y la habitación me dio mil vueltas al hacerlo. No estaba muy segura cual dolor era más fuerte, el físico o el sentimental. Miré la habitación y de verdad me asusté con migo misma. La silla del peinador estaba rota en varios pedazos esparcidos por toda la habitación. El espejo de piso se encontraba hecho añicos por todo el suelo, y los pequeños pedazos de vidrio estaban por todos lados. Las lágrimas inundaron mis ojos, y ni si quiera sabía porque, solo comenzaron a brotar de ellos, con libertad propia. Alguien llamó a mi puerta y la verdad, me daba muchísimo miedo descubrir quién era. No me sentía lo suficientemente bien como para enfrentar más ataques a mi persona.

-Venga, ábreme, soy yo...-Escuché la reconfortante voz de Luzu y mi alma se relajó.

Me levanté con pesadez, sintiendo mi cuerpo quejarse por el dolor y el esfuerzo, todo me daba vueltas y hacía un enorme esfuerzo por no caer, pero logré llegar a la puerta. La abrí muy poco solo para poder ver a Luzu a la cara, pero cuidando que no viera el interior de la habitación. Su rostro estaba pálido, sus ojos estaban cansados, tenía ojeras enormes y el dolor se reflejaba en sus ojos.

-¿Cómo te encuentras?- Preguntó

-Viva, para mi desgracia...-Susurré

-Venga, déjame entrar-Suplicó, y la verdad es que a Luzu nunca podía decirle que no. Abrí la puerta y le dejé entrar. No pareció sorprenderse en lo absoluto por el desastre de mi habitación, el solo, entró sin más y se sentó al borde de la cama.

-Lo lamento de verdad...-Susurré con la voz ahogada

-No deberías de hacerlo. Comprendo el dolor de Alex, el dolor de Samuel, Frank era mi amigo desde hacía tanto tiempo y...-Se detuvo para tomar aire, las lágrimas le ahogaban pero trataba de mantener la compostura-... me duele de una manera asfixiante que se haya ido de esta forma. Lana y yo le hemos llorado toda la noche, pero los demás son demasiado egoístas contigo. No se dan cuenta que también perdiste a tu hermana, y solo te culpan por ello. Pero seamos sensatos, fue decisión de Frank el ir acompañándolos. Nadie le obligó, por lo tanto no podemos responsabilizar a nadie de su muerte.

A ese punto yo ya estaba echa un ovillo en el suelo, sin poder contener mis lágrimas. Era verdad todo lo que Luzu decía, pero aun así ese sentimiento de culpa me taladraba el pecho. Tal vez no era mi culpa, pero me sentía responsable.

-No quiero venir a darte una biblia, solo quiero que te saques esas ideas de que ha sido todo culpa tuya, ahora más que nunca te necesitamos fuerte, no estoy seguro de que seas consciente de ello, pero inconscientemente te hemos tomado como líder. Y como ello, debes mantener al grupo unido, y decidir que es lo mejor para él. Te necesitamos fuerte.- Se levantó y caminó hacia mí, arrodillándose, tomó mi rostro del mentón y me miró a los ojos –Se fuerte, y haz lo que sea mejor para ti. Y para todos.- Besó mi frente y se fue, dejándome sola con mi dolor.

Youtuber Zombie ApocalypseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora