Capítulo #34

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-Es un verdadero placer volver a verte. Sofía...-Susurró arrastrando las palabras con arrogancia y gusto. No pude contenerme más, comencé a hiperventilar, y sin que lo notara, las lágrimas me corrían por las mejillas. No era capaz de articular palabra alguna, estaba acojonada. Me había metido en la boca del lobo, y el lobo me había encerrado.

-¡Déjala en paz!-Gritó Ana desde dentro de la celda, buscando una manera de salir.

-Es increíble, ¿no lo crees? Lo oportunas que son las situaciones...-Se acercó lentamente a mí. Y yo estaba fuera de mí misma, un sollozo de pánico salió de mi garganta, mientras tomaba el arma con ambas manos

-No sé, que daño pretendes hacerme con esto...-Susurró burlonamente, tocando el arma.

Reaccioné y la lancé lejos. Traté de atizarle un puñetazo en el estómago, pero fue más rápido que yo y cogiéndome del brazo me pateó fuertemente el pecho, haciéndome caer de rodillas. Aún no era el momento de sacar la navaja, tenía que esperar a una situación crítica o todo se iría al caño.

-¿Dime, como está tu amiga?- Preguntó con ironía y me pateó el rostro. La sangre comenzó a brotar de mi nariz y mi ahora labio partido.

-¡No! ¡Déjala en paz o te juro que te mato!-Gritó Ana con desesperación dentro de la celda. El solo la ignoraba

-Dime, ¿cómo está tu hermano?- Pregunté entre jadeos. Mala elección de palabras. Me pateó nuevamente en el estómago

-¿Te crees muy graciosa?-Siseó y cogiéndome del pelo, me levantó el rostro y me propinó dos puñetazos. La sangre no dejaba de caer.

-¡Para, detente por favor...!-Sollozaba Ana dentro de la celda buscando desesperadamente algo que fuera de ayuda. Era el momento. Saqué la navaja y se la encajé 2 veces en la pierna. Me lanzó contra el suelo, soltando un alarido. Cuando recobró la compostura, me arrebató la navaja y sacó un arma de su pantalón y me apuntó directo a la cabeza.

-Oye, no me jugué el pellejo, para que la mates tan rápidamente. Haz que mi riesgo valga un poco...-Dijo una voz entrando por la puerta. Era Brissa

-¿De qué estás hablando?-Pregunté poniéndome en pie. Santiago soltó una carcajada

-¿Tu de verdad creíste, que mi preciosa Brissa, se preocupaba por ti y tu estúpida hermana? ¡Te creí más inteligente...-Rió Santiago y caminó donde la chica

-¿De que está hablando?-Pregunté y sentí como la ira me consumía. Nos había traicionado

-¿Tu de verdad creíste, que iba a preferir vivir en una estúpida casa, con unos niñatos estúpidos, cuando puedo vivir aquí a mis anchas? Qué estúpida...-Se burló. No pude asimilarlo, y me dejé caer sobre las rodillas. Esto no estaba pasando

-Yo me encargo, tu ve y revisa eso...-Le dijo a Santiago señalando sus heridas

-Ok, hazlo bien, que ya me encargaré yo de ella...-Dijo y solo salió

-¡Eres una hija de perra!-Grité- ¡Una maldita traidora!

-Eres libre de expresar como te sientes, pero ahora, necesito que entres ahí...-Dijo y sacando un arma, señalo a la celda

-¿Y si no que? ¿Me matarás? Hazlo, es lo que querías desde un maldito principio...-Siseé y escupí un poco de sangre

-No, la mataré a ella. Haz lo que te digo...-Espetó y abrió la celda, apuntando con el arma a Ana. No tuve elección, entre y cerró la celda tras de mí.

-Vas a pagar por esto...-Siseé. Ella solo miró alrededor y se acercó a las barandillas

-Habrá una redada, en menos de 30 minutos, tienen que actuar...-Susurró en voz baja y no la dejé terminar. Le escupí en el rostro.

Youtuber Zombie ApocalypseDonde viven las historias. Descúbrelo ahora