Epílogo: Entre brujas y princesas.

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Brístol, Inglaterra.

Futuro.


─Suzanne... ─murmuré─. ¿Dónde estás, princesa?

La única respuesta que obtuve fue el eco de una risa infantil. Aparté la llave inglesa con la que arreglaba la moto de Willy y me levanté con sigilo. Sonreí al escuchar su respiración entrecortada tras las puertas del viejo armario, un trasto antiguo que vino con la casa y del que no nos deshicimos después de la mudanza. Era una nena de papá. Por más que Marie intentó llevarla por el camino rosa, nunca le gustó jugar con muñecas o maquillarse. Prefería las escondidas, acompañarme a realizar tareas como barrer las hojas del patio, saltar en charcos con su impermeable o llenarse de barro en el jardín. Alargué nuestro encuentro unos segundos en los que la imaginé tapándose la boca con las manos para no delatarse a sí misma.

Las veces que usé el apodo antes, incluso con Marie, fueron una equivocación.

Suzanne era mi princesa.

─Su, ¿estás aquí?

─No, papi, no.

Mi sonrisa se hizo más ancha─. ¿Dónde estás?

─Escondida.

─¿No saldrás de tu escondite? ─A través de las rendijas la observé negar. Traía dos coletas puestas. Probablemente Mags, la única a la que realmente escuchaba, la convenció. Ambas eran muy unidas a pesar de que la mayor estuviera residenciándose ese año en París para continuar sus estudios de danza─. Tu mamá preparó galletas. Esta vez siguió la receta. ¿Quieres o me puedo comer las tuyas?

─¡Papi! ─chilló alargando la «i» mientras se lanzaba como un proyectil hacia mis brazos. Seguía siendo una cosa fácil de levantar, así que la coloqué sobre mis hombros sin importar que eso le permitiera halarme el cabello─. No seas malo. Su quiere galletas. ─Me abrazó─. Porfi.

Soplé aire en su ombligo antes de dejarla sana y salva en el piso de la cocina. Allí nos apartamos un momento de la idea de las galletas bailando unas cuantas estrofas de Photograph, su canción favorita de Ed Sheeran, con movimientos que básicamente giraban en torno a sus pies sobre los míos y nuestros cuerpos meciéndose al ritmo de la canción. Cuando terminó tomé su mano en la mía. La calidez que transmitía junto con la pasión de Marie, la risa de Willy y mi instinto protector hacia Mags eran algunas de las razones por las que amaba mi vida tal cual.

No me cansaba de decirlo: repetiría la historia, con sus dramas y dosis extra de dolor, si el resultado era este. Gracias a la cantidad de pruebas que Marie y yo tuvimos que enfrentar podía decir que ahora nada era lo suficientemente fuerte como para separarnos. Que nuestro amor estaba labrado con fuego. Era un arma mortal. En la actualidad seguíamos teniendo nuestros roces como cualquier pareja, pero al final del día las típicas discusiones eran juegos de niños para nosotros.

─Su tendrá lo que quiera.

Marie rodó los ojos entregándole un plato rosa con cinco galletas de chocolate en él. Estaba hermosa con las mejillas sonrojadas por el calor del horno, el cabello enmarañado en un moño, una sencilla camisa blanca y un par de shorts de mezclilla─. Como siempre. ─Los dos observamos cómo se lo llevó a su pequeña cocina a escala en la esquina, uno de los intentos de Marie de llevarla al lado oscuro que mencioné, para devorarlas a su ritmo: lento y paciente. En eso sí eran frustrantemente parecidas. Bueno, en eso y en el cabello, en la forma de hablar y en todo lo demás─. ¿Cómo va la moto? Willy no deja de preguntar por ella. Empezó a decir que tu favorita es Su. De nuevo.

Contuve una risa al pensar en el pequeño enclenque. Su era mi adoración. Había un lugar especial en mi corazón para ella, pero Mags y Willy también tenían el suyo. Amaba a cada integrante de nuestra familia con igual intensidad. A ninguno más que al otro. Esa, según yo, era la mejor forma de proceder tomando en consideración las circunstancias que nos envolvían. Los chicos recibían a diario, incluso Mags a la distancia, tanto cariño como Su. Lo que sucedía en este caso era que Willy estaba llevando su amor por el motocross un paso más cerca de la obsesión. La moto que Marie y yo le regalamos en navidad, esa que ahora no encendía, era su verdadero y único amor. Cualquiera que lo separara de ella era un traidor. Ahora mismo nos detestaba a mi pequeña mecánica y a mí por mantener los arreglos extras que le estábamos haciendo en secreto.

─Dile que ya acabé con los detalles finales. Puede pasar a verla cuando quiera.

─¿Ahora? ─preguntó desde el marco con el tono más serio que un niño de once años puede tener─. ¿O quieres pasar más tiempo con Suzanne?

─Ahora ─repetí imitando mi movimiento con Su minutos atrás.

Ante la mirada llena de desaprobación de la mujer que podía llamar mi esposa, tuvimos una gran boda un par de meses después de la muerte de la madre de los chicos para hacer el proceso de adopción más sencillo, lo encaramé sobre mis hombros aunque su peso no tuviera nada que ver al lado del de su hermana. A diferencia de ella, Willy no haló mi cabello como si tomara las riendas de un caballo. Se mantuvo quieto, señal de que estaba molesto, mientras nos guiaba de vuelta al garaje. Frente a la puerta lo hice darse la vuelta para que nada ni nadie arruinara mi sorpresa para él. La expresión en su rostro cuando finalmente lo dejé girarse le dio valor a todo el esfuerzo depositado las dos semanas que me tomó reparar su motocicleta.

─¡Está genial! ─gritó saliendo disparado hacia la máquina de dos ruedas.

─¿Tú crees? ─Asintió observando el resplandor que la nueva pintura roja y las calcomanías de llamas le otorgaban─. ¿Qué te parece si damos un paseo? ─Saqué del bolsillo trasero de mi pantalón dos juegos de llaves: el suyo y el mío─. No llegaremos muy lejos porque Mags no tarda en llegar con la comida, pero...

Arrugó el rostro─. ¿Pizza?

Afirmé compadeciéndonos a ambos. El ama de llaves estaba de vacaciones.

─Lo siento, amigo, Cassie se está tomando la semana.

─Bien ─aceptó la situación como todo un hombre─. ¿Qué tal una carrera? Llegamos a la carretera y luego regresamos. Solo será un momento ─insistió─. Lo prometo.

─¿Cuál será el punto de llegada? ─pregunté.

Se encogió de hombros de una forma que lo hizo parecer pequeño dentro de su camiseta Hot Wheels─. No lo sé. Dime tú.

Viendo a Marie y a Suzanne saliendo de casa con sombreros de jardinería y sus propias versiones de vestidos o falta de ellos para la ocasión, pensando en Mags yendo por pizza tras rendirse en la cocina tratando de preparar lasaña para los cinco, me di cuenta, como cada día, que no había ningún otro lugar al que deseara ir con la misma fuerza.

Que nunca lo habría.

─¿Casa?

Willy estuvo de acuerdo─. Casa. 


Estoy llorando :'c 

Mañana arreglo lo de las dedicaciones por el grupo (Leemos a Osc en Facebook). 

El epilogo (porque sé que van a empezar a decir que es corto y bla, bla, bla) lo hice de 1000 palabras porque el de DE es corto también. Recuerden que es una saga, algunos detalles son parecidos (como las alteraciones de tiempo) porque así quise que fueran todos los libros. ¿No ven que DE y DO están contadas con alteraciones de tiempo? DE fue tipo diario, presente, tipo diario otra vez. DO presente/pasado. DP será presente/futuro 7u7 

En fin.

¿Qué tal? Si llegaste aquí, ¿estás satisfech@?

Habrá extras (para quienes no se quieren perder la boda, el nacimiento, momentos familiares, etc). 

Las adoro. 

Ahora más que nunca, gracias por sus votos y comentarios 


Deseos ocultos © (DESEOS #2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora